Política | LOURDES ARRIETA

De genocidas y patitos

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Gisela Marsala

Es la diputada del momento. Tuvo un rápido ascenso, pero su carrera quedó envuelta en escándalos. Su historia familiar y un legado militar que hoy la ubican en el ojo de la tormenta.

Llamar la atención. La funcionaria se hizo conocida por usar patitos Kawaii en el recinto.

Foto: @lulumicart

Lourdes Micaela Arrieta nació en San Juan el 25 de marzo de 1993, pero su familia se mudó a Mendoza poco después de su nacimiento. Es hija de Liliana Mercado y Tomás Arrieta. Se licenció en Comunicación Social y se convirtió en locutora nacional. «Lourdes es una joven libertaria cansada de la desidia institucional y la “burocracia” estatal. Hija de un combatiente de Malvinas, héroe de la Patria, y una ama de casa», así la describían en las redes sociales del Partido Libertario, el espacio político por el que se postuló inicialmente.

Llegó a la militancia en diciembre de 2020 mientras vendía cremas y cosméticos con su madre, desde la casa familiar. En las elecciones generales de 2023 La Libertad Avanza en Mendoza conquistó a casi 7 de cada 10 electores, lo que resultó en un inesperado tercer lugar para Arrieta en la lista para el Congreso Nacional. Este éxito repentino la catapultó al escenario político, desde donde fue ganando notoriedad, especialmente entre votantes sub30.

En su asunción juró «Por Cristo, nuestro Señor; por los héroes de Malvinas; por la Patria y la libertad» e inmediatamente nombró como jefe de despacho a su hermano Martín Arrieta, un puesto que estaba acordado para un dirigente local. «Está pecando por falta de experiencia y arrogancia», señalaron desde el Partido Libertario de Mendoza.

Martín Arrieta, sin embargo, se convirtió en una figura clave en el armado partidario de La Libertad Avanza (LLA) en Mendoza, fortaleciendo la posición de su hermana en la política provincial. «Lulú» fue la elegida para liderar la franquicia libertaria contando con el apoyo explícito de «el jefe» Karina Milei y del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem.

En marzo de 2024 abandonó el Partido Libertario por el que había llegado y desató una nueva controversia ya que sus excompañeros descubrieron irregularidades en el listado de adhesiones presentado ante la Justicia Electoral para registrar el partido en la provincia. Entre las firmas se encontraron nombres de personas fallecidas y de dirigentes de otros partidos que negaron haber apoyado la iniciativa.

Martín Arrieta fue imputado por «falsedad ideológica y uso de documento adulterado», ya que certificó la validez de las firmas presentadas.

Conexiones
Con los famosos patitos amarillos «Kawaii» en la cabeza ha asistido a sesionar y a reuniones de comisiones legislativas de las que forma parte, cerrando muchas veces sus exposiciones al grito de «¡Viva Cristo! ¡Viva la Patria! ¡Viva Malvinas!».

Según la resolución 257/2024, publicada en el Boletín Oficial el pasado 16 de julio y firmada por el subsecretario de Gestión Institucional, Eduardo «Lule» Menem, la fundación evangelista «Cielos Abiertos» recibirá más de un millón de artículos entre indumentaria, mochilas, pelotas de fútbol y artículos electrónicos gracias a la gestión de la diputada libertaria. Detrás de lo que podría parecer una simple donación se esconde un complejo entramado entre el Gobierno nacional, el Ministerio de Capital Humano conducido por Petovello y las iglesias evangélicas.

Tétricas compañías. En el penal de Ezeiza, con diputados libertarios y condenados por crímenes de lesa humanidad.

Foto: NA

La influencia de Arrieta se extendió también a la negociación y reparto de cargos en el PAMI, donde el escribano Carlos Soloa Vacas fue reemplazado por David Miguel Litvinchuck, un hombre de confianza de la diputada. Además, Arrieta logró nombrar a Patricia Decon, una abogada sin experiencia política, pero con un rol destacado en una iglesia evangélica local, como delegada del Ministerio de Trabajo en Mendoza. Estos movimientos evidencian la capacidad de Lourdes para influir en las decisiones políticas a nivel local, utilizando sus conexiones tanto en la esfera religiosa como en la política.

Visita institucional
El punto de quiebre en la carrera de Arrieta ocurrió cuando fue parte de una inadmisible visita al penal de Ezeiza, donde un grupo de legisladores se reunió con genocidas condenados por delitos de lesa humanidad. «A mí se me informó, como a todo el bloque de La Libertad Avanza, que era una visita netamente institucional y humanitaria para conocer las condiciones edilicias y sanitarias de los internos», explicó en una entrevista radial, donde también confesó no saber quién era Alfredo Astiz, conocido como «El ángel de la muerte». Esta declaración generó una oleada de indignación en la sociedad argentina, especialmente entre los organismos de derechos humanos cuando expresó: «Nací en 1993 y no tengo ni idea de quiénes eran los personajes de esa época, la verdad es que vi internos de 80 años y yo no sabía los nombres, las caras y no tenía ni idea».

El oficialismo intentó «bajar la espuma» para que se diluyera el tema, pero la polémica no paró de crecer. Arrieta sostuvo que ella participó porque entendía que estaba avalada por Menem ya que «nada se hace sin su autorización» y formuló una denuncia penal contra sus colegas.

Además, luego de una convulsionada reunión de bloque, en la que se escucharon gritos y acusaciones cruzadas, denunció por violencia de género a su par de Santa Fe Nicolás Mayoraz. El castigo no tardó en llegar. LLA decidió que Arrieta no sea más la apoderada del partido en Mendoza, pero además iba a ser expulsada del bloque en la Cámara Baja, aunque ella misma se anticipó y abandonó la bancada libertaria para formar su propio bloque, denominado «Las Fuerzas del Cielo-Espacio Liberal». Arrieta publicó un extenso hilo en su cuenta de X, donde denunció que el oficialismo planea modificar el Código Penal para liberar a genocidas.

El propio presidente Javier Milei intervino en la disputa interna. A su juicio, Arrieta fue expulsada por formular denuncias falsas contra sus compañeros de bancada. No se quedó callada ante la acusación del mandatario, a quien desmintió porque -dijo- no fue expulsada del bloque sino que renunció, y agregó: «si un juez me otorgó custodia es porque la gravedad de los hechos lo ameritaba. Por tanto, lo de falsa denuncia está de más. No sé quién le hizo llegar tal info».

Gente común
Aunque afirma que los temas de derechos humanos no están en su agenda, sigue reivindicando lo que llama «memoria completa» y se muestra orgullosa de su «familia militar. Tomás Arrieta, padre de «la diputada malvinera», fue imputado hace 17 años por torturas, aplicación de tormentos y abandono de persona seguido de muerte, un caso que hoy ha vuelto a la agenda pública al llegar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Más allá del devenir particular, queda la reflexión respecto a una ciudadanía que pide más «gente común» en cargos políticos, es decir, personas que no estén vinculadas con la militancia y sus estructuras tal como las conocíamos hasta hoy; pero a su vez estas historias son la contracara de figuras sin la experiencia ni el conocimiento necesario para ocupar roles clave.

El ascenso meteórico de Arrieta y su posterior caída revelan las peligrosas consecuencias del amateurismo en la gestión pública en un país con la mitad de su población pobre. Los escándalos que envuelven a Arrieta no solo ponen en duda su capacidad para liderar, sino que también problematizan sobre los riesgos de un Gobierno que hace de la falta de preparación y experiencia una bandera.

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