Política | PODER JUDICIAL

El futuro de la Corte

Tiempo de lectura: ...
Franco Mizrahi

Horacio Rosatti fue reelecto al frente del máximo tribunal por tres años más. Tensiones internas, puja por los eventuales nuevos integrantes y perspectiva de un período con solo tres integrantes.

Al mando. El santafesino tiene mandato como presidente de la Corte hasta el 30 de septiembre de 2027.

Foto: NA


La Corte Suprema de Justicia eligió a sus autoridades para los próximos tres años y una vez más los jueces Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz se autovotaron para continuar siendo presidente y vicepresidente del Alto Tribunal, respectivamente. La elección volvió a exponer la dura interna que se vive en el máximo tribunal del país. Ricardo Lorenzetti se abstuvo de votar y al día siguiente de la acordada firmada por sus colegas advirtió, desafiante, que si cambia la conformación cortesana deberá repetirse la elección. La referencia fue a la potencial llegada de los postulantes del Gobierno, Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, cuyos pliegos por ahora descansan en el Senado de la Nación sin perspectiva de ser tratados en el corto plazo. También cuestionó a sus pares por la creación del «Portal de la Justicia Argentina» y los acusó de querer «ocupar espacios de poder interno».

En la reunión de acuerdo del pasado 24 de septiembre, Juan Carlos Maqueda, que deberá abandonar la Corte a finales de diciembre, luego de cumplir 75 años, propuso a Rosatti y Rosenkrantz para seguir al frente del Tribunal Supremo. El rol de Maqueda fue clave porque se requieren tres votos y Lorenzetti no iba a ser parte de ese procedimiento. La Corte evitó de este modo una crisis institucional más aguda de la que ya atraviesa dado que el 1 de octubre vencen los mandatos de sus actuales autoridades. Hace tres años, cuando se dio esta misma elección, Lorenzetti cuestionó a Rosatti, a quien entonces comparó con Julio Nazareno, referente de la Corte menemista de la mayoría automática: «Este tipo de actos contradice los precedentes y la tradición de la Corte Suprema, y ha afectado el prestigio de la institución y de la elección misma», sostuvo en aquel momento.

La redacción de la Acordada 33/2024 expone la vulnerable situación institucional que atraviesa el máximo tribunal de la Argentina: «El señor Ministro Dr. Juan Carlos Maqueda propone al señor Ministro Dr. Horacio Daniel Rosatti como Presidente y al señor Ministro Dr. Carlos Fernando Rosenkrantz como Vicepresidente, propuesta a la que adhieren el señor Ministro Dr. Horacio Daniel Rosatti y el señor Ministro Dr. Carlos Fernando Rosenkrantz». El mandato de las autoridades será del 1 de octubre de 2024 al 30 de septiembre de 2027. Lorenzetti no intervino.

Cortocircuitos
Esta reelección en la Corte implica que Rosatti también seguirá al frente del Consejo de la Magistratura ya que desde que se declaró inconstitucional la antigua conformación del órgano de selección y sanción de jueces, el titular del Tribunal Supremo comanda ambas instituciones. De esta forma, seguirá al frente de dos entidades clave del Poder Judicial.

El juez santafesino, que llegó a la Corte en 2016 a propuesta de Mauricio Macri, tejió el desplazamiento de Lorenzetti de la presidencia en 2018 –entonces, votó a Rosenkrantz como cabeza del cuerpo supremo-. El oriundo de Rafaela, que llevaba una década al frente del tribunal, denunció un golpe de palacio por la forma en que se dio aquella elección. Rosatti luego supo hacerse del poder interno y alcanzó la presidencia en octubre de 2021 con un mecanismo similar al de ahora. 

El titular del máximo tribunal conoce el arte de la política, al que recurrió para acumular poder en medio de un enfrentamiento abierto con Lorenzetti. Exministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación de Néstor Kirchner (2004-2005), fue Procurador del Tesoro (2003-2004) e intendente de la ciudad de Santa Fe entre 1995 y 1999.

De estrechos vínculos con la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (Amcham) y el Grupo Clarín, entró en cortocircuito con Milei cuando en plena campaña electoral criticó la dolarización: «Si la dolarización elimina el peso, es inconstitucional», dijo antes del ballotage presidencial de 2023. También había afirmado que «hay gente que tiene o quiere tener responsabilidades públicas y no ha leído la Constitución» y que «no se puede decir cualquier cosa» sobre Malvinas.

Más allá de esas críticas, una vez electo Milei, desde la cúpula de la Corte decidió no complicar la gestión del presidente libertario al dejar en pie el DNU 70/2023, decreto estructural del Gobierno mileísta que fue jurídicamente cuestionado desde que se firmó. La Corte, que no tiene plazo para expedirse, tuvo desde diciembre del año pasado la posibilidad de hacer caer esa normativa que desregula la economía y es regresiva en materia laboral, entre otras cuestiones, y nunca lo trató. Por supuesto que puede hacerlo en cualquier momento. Pero el no haberlo derribado por inconstitucional desde que entró en vigencia fue toda una señal para el Gobierno. 

En una guerra sin cuartel con el kirchnerismo, Rosatti fue blanco de muy duros cuestionamientos en la Comisión de Juicio Político del Congreso el año pasado, durante el proceso que se les abrió a los cuatro ministros de la Corte, que fueron denunciados por mal desempeño. Su mano derecha, Silvio Robles, fue uno de los principales apuntados, sobre todo, por la filtración de chats que expusieron los contactos del vocero de Rosatti con el macrismo. También se criticó al reelecto presidente por haber votado el 2×1 a favor de genocidas, entre otras cuestiones. Ese proceso contra los supremos en el Parlamento perdió fuerza con el cambio de Gobierno.

Escenario de incertidumbre
Con la jubilación de Maqueda, que el 29 de diciembre cumplirá 75 años y deberá dejar la Corte, quedarán solo tres ministros supremos si no se aprueban en el Senado los pliegos de los candidatos propuestos por el Gobierno para ocupar la vacante que dejó Elena Highton y la que dejará el oriundo de Córdoba.

Con tres integrantes, los cortesanos deberán ponerse de acuerdo para poder emitir fallos porque se requerirán los tres votos para hacer mayoría. Si no hay consenso deberá convocarse a conjueces, es decir, se sorteará para cada caso en que no haya acuerdo a presidentes de las cámaras federales de todo el país para intervenir. Un déficit institucional de envergadura. Para las cuestiones de superintendencia –vida administrativa de la Corte– no habrá mayores inconvenientes porque alcanzan dos votos para aprobar medidas.

Tras la reelección de Rosatti y Rosenkrantz, Lorenzetti advirtió: «Si ingresan los dos miembros nuevos, significa que pasamos de tres a cinco miembros, habrá que elegir de nuevo a las autoridades. Cuando entren los nuevos ministros discutiremos y elegiremos», aseguró a Radio Mitre y envió un mensaje a sus colegas y al mundo de la política.

Lorenzetti apuesta a la llegada de Lijo y García Mansilla para modificar las relaciones de poder internas. Es decir, para romper el predominio que Rosatti logró cosechar en la Corte. En esa línea, Lorenzetti se opuso a la creación de un «Portal de la Justicia Argentina», decisión impulsada por sus tres colegas y publicada en el Boletín Oficial este 26 de septiembre. En su voto de disidencia ante esa iniciativa volvió a cuestionar a Rosatti, a quien acusó de querer «ocupar espacios de poder interno». También dijo que este proyecto se intentó y fracasó hace 20 años y que «las funciones previstas para el presente portal se encuentran previstas dentro de las del CIJ». «Siendo público y notorio que se han nominado dos jueces para el ingreso en esta Corte Suprema, es de buena fe esperar a escuchar su opinión y no consolidar situaciones de hecho que condicionen su capacidad de decisión», agregó. 

Por ahora, en el Senado las tratativas para avanzar con la aprobación de los pliegos de los candidatos del Gobierno están congeladas. No es algo prioritario en lo inmediato para la oposición, que pretende que se abra una negociación más amplia sobre la Corte para sumar sus votos. Sin acuerdo del peronismo la llegada de Lijo y García Mansilla es prácticamente imposible. Para que puedan transformarse en ministros cortesanos requieren los dos tercios de los votos de la Cámara Alta que el oficialismo no tiene.

Ante este escenario, la incertidumbre en torno al futuro de la Corte el año próximo es total. De no haber cambios, volverá a funcionar con tres miembros, de los cuales dos están enfrentados como lo volvió a demostrar la elección de autoridades del máximo tribunal del país.

Estás leyendo:

Política PODER JUDICIAL

El futuro de la Corte