6 de marzo de 2025
Escriba presidencial de cabecera, el politólogo lidera el think thank del Gobierno libertario y es autor del violento discurso que el presidente pronunció en el Foro de Davos. Su papel en el criptogate.

Puerto Madero. Laje habla en la sede de la Fundación que dirige ante empresarios y otros personajes.
Foto: captura de pantalla
Fue el 23 de enero cuando el presidente Javier Milei le anunció al mundo, desde el Foro de Davos, su epopeya contra lo que él denomina «ideología woke», una «desviación de la cultura contemporánea» que –según su parecer– sacraliza a las personas trans (que «violan en las cárceles a otros presos»), a los matrimonios gay (que «incurren en relaciones pedófilas con sus hijos adoptivos»), a los migrantes (que «cometen toda clase de acciones horrorosas contra la “gente”») y a la mujeres (que, «con la excusa del feminismo, pretenden privilegios sobre los hombres»).
Ya entonces, trascendió desde fuentes oficiales que su discurso había sido redactado por su escriba de cabecera, Agustín Laje.
El dato sonaba verosímil, ya que los tópicos expuestos coincidían con la cosmovisión que este politólogo de 36 años, considerado el timonel del intelecto libertario, repite desde su adolescencia hasta el presente, casi sin variaciones.
Pero de ello nos ocuparemos más adelante.
Por lo pronto, la cuestión es que, apenas unos días después, la ponencia del primer mandatario derivó en la Marcha Antifascista y Antirracista, una de las protesta más concurridas desde la restauración de la democracia, con miles de manifestantes en la CABA y otros tantos en el resto del país.
A la semana, muy lejos de Buenos Aires, Laje fue parte de otra multitud, la que colmaba las tribunas del estadio Crypto.com Arena, de Los Ángeles, para disfrutar del partido de la NBA entre los Golden State Warriors y Los Ángeles Lakers, acompañado por dos amigotes argentinos, Mauricio Novelli y Jeremías Walsh. Allí se sacaron una fotografía, que el primero de ellos subió a su cuenta de Instagram.
Dicho sea de paso, en el nombre del estadio palpitaba una premonición.
De hecho, durante el anochecer del 14 de febrero explotó el «Criptogate», la gran estafa con dinero digital cuya autoría apunta directamente sobre Milei y otros personajes, entre los que, además de Novelli y Walsh, resalta Laje.
Pues bien, ¿qué diablos tuvo que ver un pensador contemporáneo de su estatura (mide 169 centímetros) con semejante fraude financiero?
Cena sin ajuste
El 13 de noviembre de 2024 había tenido lugar el lanzamiento de la Fundación Faro, concebido como el think thank del régimen, durante una cena en un salón del lujoso Yacht Club de Puerto Madero con unos 400 invitados –en su mayoría, empresarios–, cuya admisión fue a cambio de 25.000 dólares por cubierto. Una ganga, siendo Milei y su hermana, Karina, los anfitriones.
Su director ejecutivo es Laje, quien a los postres deleitó a los presentes con un emotivo discurso. Desde la mesa más próxima al escenario, Novelli lo aplaudía a rabiar, al igual que buena parte de la concurrencia. Y él, sonriendo de oreja a oreja, era la viva imagen de la felicidad.
Tal vez entonces haya recordado una frase que su maestro, el historiador Nicolás Márquez, le sopló al oído dos décadas antes, y que marcaría su destino:
–¿Vos querés ser un militante? La derecha ya tiene muchos. Pero carece de intelectuales, ¿entendés?
Laje entendió. Y partir de ese instante, quiso ocupar ese lugar.
De manera que este precoz adorador de la última dictadura abandonó la carrera de Ingeniería en Sistemas, y obtuvo una beca de la Universidad Nacional de Defensa, en los Estados Unidos, para estudiar Tácticas de Contraterrorismo. Y, luego, cursó Ciencias Políticas en la Universidad Católica de Córdoba. Una vez recibido, escribió algunos libros que giran en torno a una misma hipótesis: la sobrevivencia de las ideas comunistas después de caer el Muro de Berlín, con la aparición de lo que él denomina «marxismo cultural» y sus criaturas más peligrosas: la «tercera ola del feminismo» y la «ideología de género».
Al respecto, su obra más lograda resultó ser El libro negro de la nueva izquierda (2016), en coautoría con Márquez. Sería injusto soslayar la influencia de su prédica –especialmente al desatarse la pandemia– en cierto sector juvenil de la extrema derecha vernácula.
Pero todavía le faltaba que los planetas se alinearan para dar el gran salto, y convertirse en lo que ahora es: una versión desmejorada del ideólogo fascista Giovanni Gentile, al que Benito Mussolini solía citar con fervor.
Claro que ello llegaría precisamente con la aparición de Milei en su vida personal. Y tal circunstancia fue, por cierto, fruto de otra maniobra del destino.
Tal vez, durante la noche del 13 de noviembre pasado en aquel salón de Puerto Madero, cuando los aplausos aún sonaban mientras el líder se ponía de pie para vociferar en su honor un «¡Viva la libertad, carajo!», Laje evocara la figura de Gentile con la fantasía de que su alma había rencarnado en él. Y que por eso, casi en trance, sonriera de oreja a oreja.
Sin embargo, desde ese momento parece haber transcurrido un siglo.
En este punto, habría que ver cómo se encadenaron los acontecimientos para decantar, con la velocidad de un rayo, en la crisis actual.
Las flores del mal
En 2019, Milei ya conocía de mentas la existencia de este muchacho cordobés y hasta había leído algún texto suyo, además de cruzárselo en actos proselitistas de La Libertad Avanza (LLA), donde solo se saludaban con un leve cabeceo.
A fines de aquel año, Novelli y Walsh habían montado el Instituto N&W Professional Traders, volcado a la enseñanza de saberes y técnicas especulativas en el tráfico de activos financieros, tanto con billetes contantes y sonantes como con criptomonedas. En su cuerpo docente estaba Milei, ya con cierto renombre por su rol de panelista televisivo.
En esa época, Laje era ladero del influencer Emanuel Dannan. Y ambos querían tomar un curso en la escuelita de Novelli. Pero el costo de los aranceles no era accesible. Entonces, les bastó con encarar al futuro presidente, quien tuvo el gran gesto de propiciarles aquella posibilidad a cambio de que se sumaran al proyecto, Laje como capacitador y Dannan en la promoción de los cursos.
Así, entre Milei, Novelli y Laje surgió un lazo amistoso y económico que perdura hasta la actualidad, y que no tardaría en extenderse hacia Karina, quien ya elucubraba la llegada del hermano al Sillón de Rivadavia. A ese grupo se le acopló Manuel Terrones Godoy, un compinche de Novelli en ciertas travesuras.
Ya es de dominio público que, con el paso del tiempo, Milei no fue ajeno a otras tramoyas ideadas por Novelli, como el caso de CoinX, cuyos beneficios imaginarios también fueron «difundidos» por Milei, sin que el daño ocasionado esa vez fuera tan ruidoso como lo es ahora la maniobra con la $Libra.
Con ese background llegaron el año pasado al Tech Forum Argentina. Allí Laje se mostró a los abrazos con Novelli, mientras Milei departía amablemente con dos extranjeros que este les acababa de presentar: el CEO singapurense de la empresa KIP Project, Julian Peh (propietario de $Libra), y el norteamericano Hayden Mark Davis (su diseñador). Las conversaciones entre ellos se repitieron en varias visitas a la Casa Rosada, a donde Novelli acudió otras siete veces (tres, acompañado por Laje) para entrevistarse por horas con Karina, siendo también recibido en otras dos oportunidades por su hermano. Y en todos esos cónclaves estuvo el vocero Manuel Adorni.
Tal vez Laje no merezca una imputación penal por abrazar a Novelli en un evento público ni por haberlo acompañado a Balcarce 50.
Pero, dado que la Fundación Faro se fondea con recursos de procedencia incierta, hay quienes deslizan que sus cuentas serían una escala del dinero negro resultante del affaire de la $Libra. Si a ello se le suma –por la cercanía temporal con esa estafa– lo embarazoso que resulta su viaje recreativo a Los Ángeles con con Novelli y Walsh, la situación se complica. Aun así, su «batalla cultural» no tiene vuelta atrás.