11 de diciembre de 2024
El presidente trazó un panorama idílico de la situación nacional, sin mencionar los efectos sociales del ajuste ni el incremento de la pobreza. Mercosur, impuestos y acuerdos de libre comercio.
Las fuerzas del cielo. Flanqueado por su Gabinete, el mandatario lanzó la campaña para las legislativas del año próximo.
Foto: NA
Todo parecía irreal: de fondo, los ministros de traje oscuro y serios como estatuas y a la derecha, la única de color claro, la titular de Capital Humano, Sandra Pettovello. En primer plano, Javier Milei; a su izquierda, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; y a su derecha, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. El presidente y su hermana, iluminados con un aura, como en las películas navideñas. El resto, daba la impresión de haber sido castigado a la semipenumbra característica del líder de La Libertad Avanza. Así transcurrieron los casi 40 minutos del discurso por el primer año de gestión de quien el locutor presentó como «doctor Javier Gerardo Milei».
Más allá de este estudiado tratamiento de la imagen que confluía en la frase de cierre de la alocución –«que las fuerzas del cielo nos acompañen»–, el ímpetu con que habló y el espíritu general de la exposición fue un mensaje de campaña de medio término adelantado para el 2025. Y así lo especificó el presidente ya cerca del final. «Las elecciones del año próximo no se tratarán de personas, sino de ideas. Será una elección entre los políticos rancios del pasado o nuestra agenda del futuro. Vamos a plebiscitar los pilares sobre los cuales queremos construir esta nueva Argentina», dijo Milei. Pero antes había deslizado otros ejes de lo que pretende para el futuro y se vanaglorió de realizaciones del 2024 amparándose en datos ‒gran parte de ellos erróneos o manipulados‒, interpretaciones sinuosas y tergiversaciones groseras.
Volvió a afirmar que cuando asumió, la inflación prevista era del 17.000%, señaló que los trabajadores antes ganaban 300 dólares y ahora 1.100, que la Asignación Universal por Hijo «antes no llegaba a cubrir el 60% de la canasta básica» y ahora cubre el 100%, dijo que «hoy tenemos superávit comercial» y manifestó que «estamos pagando la deuda que nos dejaron los defaulteadores seriales». Si hubo enemigos manifiestos en todo el discurso, fueron el kirchnerismo y genéricamente «la casta» y «los políticos», aunque este último ejemplo le cabría también al macrismo. Lo que sí «olvidó» mencionar fue que la más gravosa de las deudas la había contratado con el FMI su ministro de Economía, Luis Caputo, sentado atrás y a su derecha.
En esos 40 minutos Milei se centró en consolidar su «batalla cultural» y reafirmar que, en resumen, hasta su llegada al Gobierno, todo fue fracaso y que el Estado es el mal. Y para refrendar sus afirmaciones, repitió frases autoalabatorias del tipo «hicimos la reforma estructural más grande de la historia argentina» o «realizamos el ajuste más grande de la historia de la humanidad».
Competencia de monedas
Entre sus logros anotó una baja en la inflación y que no haya piquetes en las calles. Yendo a los anuncios más destacados para lo que viene, dijo que pretende hacer 3.200 reformas estructurales, que se está terminando una reforma impositiva que «reducirá en un 90% la cantidad de impuestos nacionales y le devolverá a las provincias la autonomía impositiva». A renglón seguido, dijo que busca «avanzar en el proceso del cierre del Banco Central» y que para terminar con la inflación «para siempre en Argentina» se pondrá en marcha un esquema de competencia de monedas. En este punto enfatizó, mirando directamente a cámara por sobre sus anteojos: «Van a poder hacer las transacciones en la moneda que ustedes quieran».
En este rosario de medidas no dejó de lado al Mercosur, donde puntualizó como prioridad «aumentar la autonomía de los integrantes del organismo de cara al resto del mundo, para que cada país pueda comerciar libremente con quien quiera según le convenga». Y apuntó al corazón de los gobiernos progresistas de la primera parte del siglo en América Latina. «Nuestro primer objetivo será impulsar durante el próximo año un tratado de libre comercio con Estados Unidos, el tratado que debería haber sucedido hace 19 años».
En un gesto cómplice con su público, que vale la pena desmenuzar, agregó: «Imaginen lo que hubiéramos crecido en estas casi dos décadas si hubiéramos comercializado con la primera potencia mundial. Todo ese crecimiento nos fue arrebatado con la simple firma de un grupo de burócratas, negados a los beneficios del libre comercio. De esta manera, Argentina dejará de darle la espalda al mundo y volverá a ser protagonista del comercio mundial, porque no hay prosperidad sin comercio y no hay comercio sin libertad». Textual.
Cabría acotar que Estados Unidos viene perdiendo preminencia dentro de la economía mundial en detrimento de países que, como China y la India, forman parte de los BRICS, grupo al que renunció Milei tras asumir. Por otro lado, esta Argentina le viene dando la espalda al mundo en cuanta votación en la ONU se haya registrado desde diciembre de 2023. En una resolución del organismo del mes pasado para eliminar y prevenir la violencia contra las mujeres, el país fue el único en votar en contra, en la más absoluta de las soledades.
Otros anuncios presidenciales se relacionan con la creación de «una unidad antinarcoterrorismo en la Triple Frontera» y una reforma de la Policía Federal para «convertirla en una agencia federal de investigación criminal».
Luego el jefe de Estado se deshizo en elogios a los recursos humanos con que cuenta la Argentina y se ufanó de que es el país «con más unicornios tecnológicos per cápita de la región». Y después dijo: «Vamos a diseñar un plan nuclear argentino que contemple la construcción de nuevos reactores, así como la investigación de las tecnologías emergentes de reactores pequeños o modulares, manteniendo los máximos estándares de seguridad y eficiencia. Este plan será presentado en los próximos días por el doctor (Damián) Reidel».
El jefe de Gabinete del Consejo de Asesores del presidente, presente en el discurso grabado en la tarde de este martes, miraba impertérrito, como los demás funcionarios. Los planes nucleares existen en el país desde 1949 y proyectos como el que propuso Milei, de un reactor de baja potencia, existen desde 1984; se trata de la Central Argentina de Elementos Modulares (CAREM), es el primero en su tipo de diseño y construcción completamente argentinos. Es una de las joyas de la tecnología nacional desarrollada por ingenieros y técnicos argentinos de la Comisión Nacional de Energía Atómica y de INVAP. El lunes se supo que habían hackeado los servidores de la Comisión Nacional de Energía Atómica y habrían corrido peligro los planos de la CAREM-25.