27 de marzo de 2023
El expresidente Mauricio Macri anunció que no buscará un nuevo mandato en las elecciones de este año. Reconfiguración del escenario opositor sumido en profundas luchas internas.
«Quiero ratificar la decisión de que no seré candidato en la próxima elección. Y lo hago convencido de que hay que agrandar el espacio político del cambio que iniciamos y que tenemos que inspirar a los demás con nuestras acciones». De este modo, el expresidente Mauricio Macri anunció mediante un video difundido por redes sociales que no participará en las elecciones de este año. Sin aludir a los resultados de su gestión al frente del país y las consecuencias aún vigentes de sus políticas económicas, Macri planteó una mirada crítica sobre la actual situación haciendo responsable a la sociedad porque no vota como él considera que debe hacerlo: «Hace casi 80 años una parte importante de la sociedad argentina eligió creer en líderes mesiánicos. Personajes que supuestamente nos salvarían y nos llevarían a una vida mejor. Muchos argentinos de buena fe depositaron sus esperanzas en ellos y les dieron la responsabilidad de producir los cambios que se necesitaban, pero este tipo de liderazgo terminó siendo muy dañino para el país, les dio un poder desproporcionado a personas tan falibles como cualquiera. Este liderazgo paternalista desalentó a los argentinos a asumir su propia responsabilidad, su propia responsabilidad en los cambios que querían para sus vidas y esa subordinación nos trajo hasta acá a un país con más de la mitad de los argentinos pobres, con la economía arrasada, acechados cada vez más por el narcotráfico», dijo el líder de PRO, quien fue el primer presidente de la historia que buscó la reelección tras su primer mandato y no lo logró.
Detrás de la decisión de Macri no hay otra cosa que la aceptación de la realidad. Todas las encuestas circulantes indican que el expresidente no tiene chances de triunfar en elecciones presidenciales, pese al inmenso apoyo mediático que concita. El periodista Sebastián Lacunza escribió en ElDiarioAR.com que «hace años que buena parte de los medios, en especial, los que orbitan en los dos principales grupos de comunicación, Clarín y La Nación, se asignaron la tarea de actuar como administradores de las tensiones y los perfiles de la derecha argentina. La desproblematización del macrismo que ofrece el periodismo mainstream constituye un privilegio excepcional para cualquier liderazgo o proyecto político, en especial, el de un expresidente que debe rendir cuentas de su experiencia en la Casa Rosada. La segunda pata del privilegio de la desproblematización está dada por jueces y fiscales del fuero que debe investigar a gobernantes nacionales que eligen ir a jugar al fútbol o al paddle a las quintas de Macri».
Causas y efectos
Las consecuencias de su paso por la Casa Rosada, aun con dicha protección, son demasiado palpables para la mayoría de la población y eso impediría una postulación competitiva para el titular de la Fundación FIFA. Asimismo, y pese a mantener un cierto liderazgo en su fuerza, el PRO, su postulación no serviría para unificar la feroz disputa interna, más bien todo lo contrario.
En el libro El sueño intacto de la centroderecha los investigadores Mariana Gené y Gabriel Vommaro analizan el presente de la coalición opositora tras su paso por el Gobierno y sus chances electorales. Sobre el expresidente explican en las conclusiones del trabajo que «El debilitamiento de Macri como centro político indiscutido de PRO y Juntos por el Cambio dio paso a reacomodamientos dentro de las diferentes fuerzas, tanto para disputar la sucesión como para intentar imponer liderazgos y estrategias disímiles de cara el futuro». Para Gené y Vommaro, «el radicalismo se animó a buscar un balance de poder menos desigual entre los socios, confiando en que la derrota del líder habilitaría una renegociación del funcionamiento de la coalición».
En ese marco, tanto el actual jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, como la titular del partido y exministra de Seguridad, Patricia Bullrich, habían hecho saber que lo enfrentarían en las PASO si concretaba su candidatura. Lo propio sostuvieron el gobernador radical de Jujuy, Gerardo Morales, y la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. Solo la exgobernadora María Eugenia Vidal había dicho que si Macri era candidato bajaría su postulación. Párrafo aparte merece Vidal: amaga con una postulación presidencial cuando fue derrotada por casi 20 puntos en 2019 por Axel Kicillof, tras una gestión que dejó huellas en la provincia de Buenos Aires por su ineficacia y desidia ante los principales problemas de los bonaerenses como el trabajo, la educación y la seguridad.
Vidal, que volvió a ser porteña luego de perder las elecciones en 2019, aunque se había declarado «orgullosamente bonaerense», y toda la primera plana del partido nacido en la Ciudad de Buenos Aires elogiaron el «renunciamiento» –llegaron a calificarlo en algunos casos de «histórico»– aliviados y aliviadas ya del lastre de tener que defender una gestión difícil de defender. La presencia en la campaña del expresidente hace inevitable la discusión acerca de los resultados de su mandato.
Margen derecho
Quedan algunas incógnitas sobre los efectos de la decisión de Macri. Una es su impacto en el Frente de Todos, donde más de uno pensaba que el expresidente estaría en la carrera electoral. La otra es acerca del rol que se reserva Macri para el proceso electoral. Desde hace tiempo viene empujando a su espacio hacia la ultraderecha, marcando con claridad un rumbo de ajuste, represión, primarización de la economía como norte de una eventual nueva llegada de Juntos por el Cambio al Gobierno nacional. Su sintonía con Patricia Bullrich es inocultable, tanto como sus intentos de captar a Javier Milei para la alianza opositora. No fue casual que en su mensaje difundido en la mañana del domingo expresara la necesidad de «agrandar el espacio político del cambio que iniciamos», que hasta hoy integran el PRO, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica. Los denominados libertarios son el objetivo que guía esa frase de Macri. Sabe que no será sencillo por las resistencias internas que puede encontrar, pero es allí donde intentará revalidar su peso específico como líder del espacio.
Y no solo eso. El expresidente volvió a arremeter contra uno de los acuerdos fundamentales que la sociedad argentina logró forjar y plasmar en políticas de Estado: el concepto de Memoria, Verdad y Justicia y el Nunca más a la muerte como práctica política. Días antes de que miles de argentinos y argentinas volvieran a desbordar la Plaza de Mayo y centenares de plazas en todo el país el 24 de Marzo, Macri ratificó lo que piensa sobre la lucha de los organismos de derechos humanos, tomados como ejemplo en todo el mundo. Para él, tal como dijo en Rosario la semana pasada, se dedican al «curro de los derechos humanos». A su derecha, la pared, y una invitación para personajes como Milei o José Luis Espert a sumarse a un sector político donde el negacionismo es bienvenido. Si no, que lo diga el exministro de Economía de Fernando de la Rúa, Ricardo López Murphy, quien encontró cobijo en Juntos por el Cambio y no pierde oportunidad de cuestionar. El contraste entre los y las miles de jóvenes que marchan en todo el país con las banderas de la memoria y en defensa de la democracia y su desprecio por Madres y Abuelas es notorio y marca, tanto como los diferentes proyectos económicos y sociales que se proponen desde los dos principales frentes políticos, la trascendencia de lo que se pone en juego este año.