10 de abril de 2025
La tercera medida de fuerza de alcance nacional durante la gestión libertaria se llevó a cabo con alto acatamiento. Desde el Gobierno la calificaron como un «ataque a la república».

Estación Constitución. Sin trenes ni pasajeros, con mensajes descalificadores de la protesta de los trabajadores.
Foto: NA
Con un alto acatamiento, se desarrolló en todo el país el tercer paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) en rechazo a las políticas de ajuste de Gobierno de Javier Milei. También adhieren las dos Centrales de Trabajadores de la Argentina (CTA). La medida, que durará 24 horas, afecta fuertemente a todos los gremios del transporte, excepto a los colectivos, quienes nucleados en la UTA, no adhirieron al paro. La medida de fuerza fue precedida por una importante marcha el miércoles en respaldo al reclamo de los jubilados.
De esta manera, fue nulo el servicio de subtes y taxis, mientras que los trenes ya habían dejado de circular desde la noche del miércoles. Del mismo modo tuvieron que ser reprogramados 332 vuelos por el total acatamiento de los gremios aeronáuticos.
Además, los bancos solo operaron en modalidades virtuales, no hubo atención en la administración pública, transporte de carga ni recolección de residuos. Tampoco clases en escuelas y universidades. Mientras que en los hospitales solo brindaron guardias mínimas.
Interpretaciones
Como es habitual en estos casos, se abrió la disputa interpretativa acerca del impacto de la medida, en la que los medios de comunicación cercanos al Gobierno minimizan el paro y solo amplían los problemas de usuarios del transporte paralizado. Este enfoque corre el eje del análisis, ya que es previsible que abran los comercios y se aprecie movimiento en las calles, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, que es la realidad que los medios suelen reflejar. Sin embargo, el alcance de una medida debe medirse fundamentalmente en el acatamiento que registren los sectores que convocan.
En conferencia de prensa, uno de los cosecretarios generales de la CGT, Héctor Daer, celebró el éxito del paro y expresó que «el movimiento obrero lleva adelante una agenda clara y concreta para que se cambien las políticas de ingresos». Por su parte, la CTA liderada por Hugo Yasky expresó en sus redes sociales que «el tercer paro nacional convocado por las centrales obreras demostró fuerte rechazo al ajuste, despidos y el ahogo a las provincias».
Durante la mañana, Andrés Rodríguez, secretario adjunto de la CGT, decía que «el paro está siendo importante». En declaraciones en Radio Rivadavia, el dirigente agregó que «hay una reacción de descontento de la gente, donde no les alcanza para llegar a fin de mes».
Pablo Biró, líder de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), aseguró en comunicación con AM 530 que en su sindicato «el índice de acatamiento es del 100%», al igual que en todos los gremios aeronáuticos. Y, si bien criticó a las cúpulas sindicales y políticas por su «falta de liderazgo y las internas», estimó que «en el movimiento obrero están conformes con la medida».
La medida de fuerza se llevó adelante a pesar de la campaña lanzada por el Gobierno nacional a través de la cartelería y los altoparlantes de las estaciones de trenes. Allí se pudo ver cómo se acusó a las protestas de ser un «acto de extorsión» y un «ataque a la república». Tambien se incentivó a denunciar a los convocantes a través de la línea telefónica 134.
Hugo «Cachorro» Godoy, titular de la CTA autónoma, calificó a estos mensajes de «nazis» y aseguró que tienen el claro objetivo de «amedrentar», pero advirtió que las protestas continuarán si el Ejecutivo sigue con una postura de «hacer por decreto y no dialogar». El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dijo que «es un paro político, no hay motivos reales para realizarlo» y apuntó contra los sindicatos: «Hay que terminar con el privilegio de los sindicalistas en la Argentina. Se convirtieron en una “casta sindical”». Sobre el tema ya se había expresado la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, asegurando que la medida «atrasa» y que en «Argentina es el único país del mundo donde hay paros generales». Finalmente, en un comunicado firmado por el vocero presidencial, Manuel Adorni, el Gobierno mantuvo la tónica agresiva hacia los dirigentes sindicales. «El avance de la libertad implica el fin de sus negocios y, como los animales salvajes cuando están acorralados, contraatacan para sobrevivir», manifestó.
Por su parte, en las provincias el impacto de la huelga fue dispar. En Córdoba circularon colectivos y hubo atención en las dependencias públicas, mientras que en Santa Fe el paro se sintió mucho más ya que, además de la adhesión de docentes, bancarios y empleados públicos, se realizaron ollas populares y cortes de calle.
En Río Negro fue fuerte el impacto en salud y educación. Con respecto al transporte, hubo mucha menor circulación, principalmente de camiones. Además, trabajadores del Estado nucleados en ATE marcharon bajo la lluvia por las calles de Bariloche denunciando ajustes en áreas clave como universidades, el CONICET y en la Comisión Nacional de Energía atómica.
En Misiones y Mendoza hubo clases en las escuelas públicas y privadas. Mientras que, a diferencia del resto del país, no circularon colectivos en La Rioja y Santiago del Estero.