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Peronismo en etapa de reseteo

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Lucía Aisicoff

Los distintos sectores se posicionan tras el impacto de la denuncia contra Alberto Fernández. Las perspectivas hacia 2025 y las discusiones. ¿Quién puede salir fortalecido de la crisis?

Aliados. Los gobernadores de La Rioja, Quintela, y Buenos Aires, Kicillof, en un acto realizado el 9 de agosto.

Foto: Gobierno de la Provincia de Buenos Aires

El peronismo sufrió un duro impacto con la denuncia de Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández, que se vivió como la caída de un misil en un espacio atomizado, sin liderazgos indiscutidos, ensimismado en sus divisiones. Si bien la magnitud del daño por ahora es difícil de medir, las distintas tribus buscan salir del estado de shock y renovarse con una oferta electoral competitiva de cara al 2025.

Algunos, moderadamente optimistas, consideran que la crisis puede resultar una oportunidad para «resetear» el espacio. En este grupo se posicionan principalmente los dirigentes más jóvenes, que se ilusionan con una renovación generacional. Pero en las últimas semanas, Cristina Fernández levantó el perfil y demostró que su voz aún tiene un peso central en la interna partidaria. La expresidenta marcó la línea oficial respecto a cómo posicionarse frente a las elecciones en Venezuela y a la crisis desatada por la denuncia contra Fernández.

Cristina se presentó el último miércoles a declarar en el juicio por el intento de asesinato perpetrado contra ella el 1° de septiembre de 2022. Al salir de Comodoro Py, la acompañaron dirigentes políticos y sociales hasta el Instituto Patria, donde ensayaron una foto de familia. Entre quienes la escoltaron estuvo Axel Kicillof, recién llegado de Brasil, donde fue recibido por Luiz Inácio Lula da Silva con un trato especial. El gobernador bonaerense ya no oculta su intención de traspasar los límites de la provincia para convertirse en una figura nacional con miras a las presidenciales de 2027 y busca crecer en contraposición a la figura de Javier Milei, en un intento de surfear la tensión con La Cámpora que conduce Máximo Kirchner. Si bien Kicillof no chocó públicamente con la líder del espacio y la interna con el diputado quedó en stand-by, lo cierto es que no está resuelta y que la expresidenta siempre que debió tomar partido lo hizo por su hijo y no por el gobernador.

Grabois. Enfrentó en internas la postulación de Massa y desde hace mucho tiempo plantea diferencias hacia adentro del justicialismo.

Foto: NA

Acumulación
Kicillof viene ensayando una serie de fotos con figuras internacionales. Además de Lula, visitó al papa Francisco y al expresidente uruguayo José «Pepe» Mujica. En su entorno lo definen como «una estrategia de acumulación», de sumar vínculos regionales con líderes que van a contramano del presidente argentino. La construcción incluye además visitas a los gobernadores: arrancó por opositores como Maximiliano Pullaro (Santa Fe) e Ignacio Torres (Chubut); siguió con el peronista Sergio Ziliotto y en la última semana sumó al riojano Ricardo Quintela, en un apoyo a su intención de instalarse como el candidato de consenso para el PJ Nacional de cara a las elecciones convocadas para el 17 de noviembre.

Lo cierto es que la liga de gobernadores peronistas quedó desinflada. A Kicillof, Quintela y Ziliotto se suman el fueguino Gustavo Melella y el formoseño Gildo Insfrán, el «club de los cinco» que busca aislar Milei. Otros mandatarios provinciales que solían jugar con este grupo –como el catamarqueño Raúl Jalil y el tucumano Osvaldo Jaldo– se acercaron rápido a la Casa Rosada, que hoy los considera aliados.

El excandidato presidencial, Sergio Massa, se mantiene en silencio y volvió a postergar su anunciado regreso a la escena pública. Primero lo había planificado para mayo, cuando iba a presentar sus memorias en la Feria del Libro. Decidió postergar el estreno y dejó trascender que lo haría en agosto, aunque luego lo pasó para septiembre y todavía no hay una fecha definida. En el medio, el líder del Frente Renovador amagó con reaparecer en un plenario el sábado 10 de agosto, justo unos días después de que estallara la crisis por la denuncia contra Fernández, un hecho que lo llevó a postergar también ese evento. Massa no se expresó sobre el escándalo, aunque desde su entorno aseguraron que comparte la posición de su esposa, Malena Galmarini, quien firmó un comunicado junto al frente de Mujeres de su espacio político para solidarizarse con la víctima, en el que expresan que «la violencia de género existe y no tiene color político».

Moreno. Guiños a Villarruel y fuerte presencia mediática del excandidato que no superó el piso de las PASO.

Foto: NA

Un giro, ¿hacia dónde?
Juan Grabois criticó muy duramente a Fernández, aunque justificó haberlo apoyado en su momento por lo que tenía en frente. Dijo que vivió la misma situación con Massa o Daniel Scioli y aprovechó para pedir que no vuelva a haber «candidatos indignos de la investidura por ineptos, panqueques, ladris o tibios». En ese sentido, propuso «impedir en el futuro que las opciones correctas sean estas». El posicionamiento de Grabois le sirvió para marcar, una vez más, sus diferencias internas y proponer un giro a la izquierda, alejando al peronismo de dirigentes que se presentaron como moderados y dialoguistas para poder ganar elecciones.

La misma semana en la que estalló el escándalo de Fernández, la Justicia condenó a Guillermo Moreno a tres años de prisión (que será condicional) y seis de inhabilitación para ejercer cargos públicos, en la causa donde se lo investigó por la manipulación de datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). La condena es un nuevo golpe para el dirigente de Principios y Valores, que amagaba con volver a presentarse como candidato. Si bien no superó el piso de las elecciones primarias en 2023, su voz estuvo amplificada en el último tiempo debido a su popularidad en las redes sociales y sus constantes participaciones mediáticas, además de que fue legitimado por los distintos sectores internos como un posible articulador para avanzar con un programa económico de unidad.

En las últimas semanas, Moreno elogió de forma recurrente a Victoria Villarruel y la definió como «una mujer que se va a destacar en el futuro». El perfil conservador de la vicepresidenta la arrima a dirigentes de la derecha peronista, que además aprovechan su figura para cuestionar a Milei y marcar ese contraste. El exministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, fue más directo y afirmó: «Yo a Villarruel la quiero en mi equipo porque es una peronista, veo una persona con una impronta nacionalista, que es de lo que este Gobierno tiene una carencia absoluta». Tanto Moreno como Berni forman parte de una corriente interna que aprovecha la crisis del peronismo para pegarle al progresismo y afirmar que la salida no será con figuras como Kicillof o Grabois, sino en la derecha. En espejo a Milei, endurecen su discurso y buscan en Villarruel el mismo recurso que llevó al libertario a la Casa Rosada. 

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