13 de agosto de 2025
Cada día, la labor de los cronistas en las marchas se hace más peligrosa. Golpes, gases lacrimógenos y balas de goma por parte de las fuerzas policiales son moneda corriente. Opinan los protagonistas.

Baleado. La Policía de la Ciudad disparó balas de goma a escasos metros al periodista de C5N Nicolás Munafó durante la represión a una marcha de jubilados.
Foto: Leandro Teseyre
Hace dos décadas los jubilados también protestaban los miércoles frente al Congreso por aumento en sus haberes. Los cronistas de exteriores cubrían esas marchas y los más inexpertos ligaban a veces algún palazo, pero era regla no escrita que la identificación del medio para el que trabajaban resultaba suficiente para zafar de la represión. No hacía falta ponerse chalecos que dijeran «prensa» en letras grandes.
Esto ha cambiado de manera ostensible en los últimos años, en particular desde el inicio de la administración libertaria. Organizaciones sindicales y de derechos humanos coinciden en que, durante cada movilización de los miércoles, cada piquete y cada marcha, los periodistas, fotógrafos y camarógrafos se convirtieron en blanco casi predilecto de las fuerzas policiales y de seguridad al mando de la ministra Patricia Bullrich, que sistemáticamente reprimen la protesta social en la Argentina de Javier Milei.
Por lo tanto, empezaron a juntarse para evaluar formas de resguardo para la labor periodística, porque consideran que está en juego la integridad física de quienes ejercen el oficio de informar y la propia libertad de expresión. Según cifras del equipo de Monitoreo de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), en los primeros seis meses de 2025 hubo 1.251 personas heridas, de las cuales 179 fueron trabajadores y trabajadoras de prensa, y entre ellos el fotógrafo Pablo Grillo, quien casi pierde la vida.
Algunas empresas comenzaron a proveer de equipos especiales para exteriores, como máscaras antigases, lentes y cascos. «Estamos viviendo un momento inédito desde el retorno de la democracia, los periodistas con este Gobierno estamos atravesando horas difíciles, no solamente por la agresividad del discurso presidencial sino por la violencia de las fuerzas federales y la Policía de la Ciudad en la calle. Ni con el macrismo vivimos un escenario así», dijo a Acción Adrián Salonia, cronista de C5N.
«Incluso acompañando a los jubilados por la vereda en su marcha alrededor del Congreso corrés riesgo, te tiran gas pimienta directo al rostro, ya no depende de lo que hagan los manifestantes. Cuando no están en la calle los agreden igual, me pasó en el medio de una cobertura que te empujan, no respetan el trabajo del periodista, te corren con los escudos», agregó. A su criterio no hay ninguna otra forma de cobertura. «Más que nunca no tenemos que naturalizar los hechos de violencia, no podemos naturalizar que golpeen a los jubilados, tenemos que estar mostrando y, es cierto, en esa tarea somos un blanco», precisó Salonia.
En el entendimiento de que la protección de la prensa es la defensa de la democracia en sí misma, organizaciones de derechos humanos, referentes de la academia, colectivos de periodistas y redes de medios se reunieron en el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) para debatir acciones legales, gremiales y legislativas que protejan el ejercicio del oficio de estos ataques sistemáticos y cotidianos. Su secretario general, Agustín Lecchi, abrió el encuentro y mencionó que están abordando la urgencia de la violencia represiva con la compra de equipos de protección para los trabajadores y trabajadoras de los medios autogestivos, y con acciones políticas para no naturalizar la represión.

Violencia. Cronistas advierten sobre la urgencia de que los trabajadores utilicen equipos de protección y no naturalizar los actos de intimidación policial.
Foto: Alejandra Morasano
Lo urgente y lo importante
En diciembre de 2021 se realizó en Montevideo el Primer Encuentro por la Seguridad y Protección de Periodistas, que contó con el respaldo de la Unesco, la Heinrich Böll Stiftung, la Sociedad de Corresponsales para América Latina y el Caribe y la Escuela Latinoamericana de Periodismo. Tras meses de trabajo avanzaron en la redacción de una Ley Modelo para la Seguridad y Protección de Periodistas y Personas Trabajadoras de la Prensa, norma que debía encuadrarse en los tratados internacionales de derechos humanos. Cabe aclarar que la existencia de leyes no siempre garantiza la seguridad de los periodistas. De hecho, países como México, Ucrania, Rusia, Afganistán y El Salvador son considerados peligrosos para el ejercicio del periodismo, a pesar de algunos mecanismos de protección que puedan existir.
El pasado 7 de junio, en ocasión del Día del Periodista, el diputado Miguel Ángel Pichetto hizo suyo el proyecto de la Ley Modelo. «No hubo consulta con legisladores que siempre nos apoyan, como Pablo Carro y los del FIT, tampoco con nosotros como sindicato, de modo que abrimos el debate para presentar nuestros aportes», indicó Lecchi. «Ese proyecto exige al Estado determinadas garantías para el ejercicio del trabajo periodístico, y propone mecanismos para la intervención luego de ser atacados, ya sea en la calle, en un doxeo (revelar intencional y públicamente información personal) o en el ámbito virtual, nosotros entendemos que también es responsabilidad de las empresas periodísticas, así como el respeto de las leyes laborales es imprescindible para que nuestros compañeros trabajen en condiciones», explicó.
En el encuentro, integrantes del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), Damián Loreti y Diego Morales, informaron que es inminente un pronunciamiento judicial sobre el amparo colectivo presentado en diciembre de 2023 contra el Protocolo Antipiquetes implementado por el Ministerio de Seguridad. Sebastián Vricella, presidente de la Asociación de Reporteros Gráficos de Argentina, dijo que «todo lo que venimos haciendo y pensando se cae los miércoles cuando nos reprimen, pero abrimos esta propuesta para sumar más fuerza y pensarla juntos».
En tanto, Larisa Kejval, directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, calificó el actual momento como «el peor en cuanto al ataque a la libertad de expresión». Por su parte, Claudia Acuña, del colectivo Periodistas Argentinas, enfatizó: «Estamos discutiendo que nadie pierda un ojo, que no haya un muerto, la Justicia no ha dado respuesta, ya llegamos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sacamos turno para esperar 10 años cuando tenemos que resolver qué hacemos este miércoles».
Represión explícita
«El principal resguardo que tiene todo trabajador de prensa es estar bajo un sindicato que lo proteja ante cualquier ataque que pueda recibir», expresó a Acción Karina Díaz, fotógrafa de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. «El Gobierno y las fuerzas represivas tienen que saber que detrás de un reportero agredido va a haber un sindicato que va a iniciar todas las acciones necesarias», apuntó.
El último miércoles de julio, el cronista Nicolás Munafó, de C5N, fue baleado por la Policía de la Ciudad mientras cubría la marcha de jubilados en Congreso. «Hay una política de Estado de vía libre para reprimir, buscan generar miedo a todo aquel que quiera protestar, y lo hacen sin ponerse colorados, ante una cámara prendida», dijo el periodista a la Agencia de Noticias de la Carrera de Ciencias de la Comunicación.