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Todos contra todos

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Lucia Aisicoff

Javier Milei no pudo contener las disputas en su espacio, que se multiplicaron en las últimas semanas. La falta de coordinación de la Casa Rosada y una sucesión de escándalos que promete continuar.

Lemoine. La diputada responde directamente al presidente y su hermana Karina Milei.

Foto: NA

El oficialismo atravesó en las últimas dos semanas una seguidilla de escándalos y derrotas legislativas que expusieron la fragilidad de la coordinación política de la Casa Rosada. Javier Milei no pudo –o no quiso– contener las internas que le estallaron en varios frentes en simultáneo y prometen continuar.

El episodio que marcó un punto crítico ocurrió en Diputados, cuando una reunión del bloque de La Libertad Avanza (LLA) terminó con llantos, gritos, un llamado a la Policía y una denuncia por violencia de género. El encuentro en el Salón Blanco había sido convocado por el presidente de la Cámara, Martín Menem, como una excusa para dar inicio al trámite de expulsión de Lourdes Arrieta, la diputada que denunció en la Justicia y ventiló en los medios los detalles de la visita a represores al penal de Ezeiza, en una comitiva que ella misma integró junto a cinco de sus pares. Cuando esos «tours» para visitar genocidas tomaron notoriedad pública, Arrieta fue la primera «arrepentida» que aseguró que la llevaron engañada; ahora dice ser blanco de amenazas y teme por su familia.

En la reunión de bloque, el diputado Nicolás Mayoraz increpó a Arrieta, que sufrió una «crisis nerviosa», como ella misma definió luego de que se filtraran audios en los que se la escucha desbordada, con fuertes cuestionamientos a Menem, a quien responsabiliza por el encuentro con los genocidas. La pelea escaló y terminó con la denuncia penal de Arrieta contra Mayoraz. Rocío Bonacci, la otra libertaria que dice haber ido engañada al penal de Ezeiza y hoy está en pie de guerra con la bancada libertaria, todavía no definió cuál será su futuro en relación al bloque que integra.

El segundo escándalo ocurrió en el Senado, donde el bloque libertario decidió expulsar al formoseño Francisco Paoltroni, luego de que protagonizara una serie de entrevistas en las que se mostró en contra de la postulación del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema y apuntó con dureza contra el asesor estrella de Milei, Santiago Caputo, pidiéndole al presidente que lo mande a «fumar al rincón». El último jueves, sus pares le mandaron una carta a la presidenta del Senado, Victoria Villarruel, pidiéndole que lo eche por «diferencias irreconciliables». Hasta el viernes, desde el entorno de la vice afirmaban que rechazaría la misiva ya que la solicitud es «improcedente» porque no está entre sus competencias.

Paoltroni. El senador por Formosa rechazó la postulación de Lijo para la Corte y fue expulsado del bloque de LLA.

Foto: NA

El sinuoso camino de Macri
La sucesión de derrotas en el Congreso condicionó el ánimo de Milei, que nuevamente atacó a la oposición al considerar que «quebrar 100 años de decadencia no es una tarea fácil» y que sabía que la «casta» iba a tratar de hacerle «la vida imposible». Sus descargos ocurrieron luego de que el oficialismo perdiera la jefatura de la Comisión Bicameral de Inteligencia en manos del radical Martín Lousteau, el revés en Diputados que tuvo el decreto para asignar fondos reservados a la SIDE (100.000 millones de pesos) y la sanción en el Senado de la reforma previsional que propuso la oposición. Con los últimos dos ocurrió algo inédito: los diputados y senadores del PRO se plegaron por primera vez al resto de la oposición –UCR, peronismo, kirchnerismo, aliados provinciales– para votar contra el oficialismo.

En el Senado la votación general terminó 61 a 8, un número aplastante y muy superior a los dos tercios. Lo más curioso, que abrió distintas especulaciones, fue el accionar de Mauricio Macri, que hasta ahora, pese a sus advertencias públicas, había actuado como el mayor garante de gobernabilidad de LLA. El vínculo zigzagueante entre el expresidente y Milei se dejó ver en toda la seguidilla de episodios. Macri primero le marcó la cancha con el rechazo de los suyos al decreto de la SIDE, luego fue invitado por el presidente a comer milanesas a Olivos, donde tuvieron una charla que desde ambos bandos definieron como «amena», en la que Macri insistió con sus críticas a Santiago Caputo. Al día siguiente, los senadores del PRO apoyaron la reforma jubilatoria opositora. Milei ratificó que la vetará y Macri apoyó el veto en sus redes sociales. El expresidente, ¿perdió su incidencia sobre los senadores del bloque o le mandó un aviso a Milei del poder de fuego del PRO?

«Lo que hay detrás de esto es la intención de Macri de quedarse con la Hidrovía, AFIP, la Aduana y Energía, además de algunos lugares relacionados con la Justicia», afirmó ante Acción un funcionario de diálogo cotidiano con Milei. En la Rosada apuestan a que la relación entre el expresidente y Milei se va a recomponer, y también son tajantes al afirmar que «no se va a poder cargar a Santiago Caputo». En los últimos días surgieron versiones de tensión entre Milei y su asesor preferido, que en el Gobierno se encargaron de desmentir.

Sin embargo, hubo un cambio que podría dar cuenta de que esta vez Milei decidió ponerle un límite a Caputo. En las últimas semanas, los libertarios atacaron a Macri como nunca antes: lo doxearon (revelaron información suya en las redes) e hicieron miles de memes para emparentarlo al kirchnerismo. También hubo espías recorriendo los tribunales para averiguar en qué situación están las causas judiciales del Correo Argentino y la de Espionaje Ilegal. Por orden de Milei, el titular de la SIDE, Sergio Neiffert, llamó a Macri para bajar la tensión y avisarle que desplazaría a los funcionarios bajo su ala que intentaron investigarlo. En términos políticos, Neiffert responde a Caputo, por lo que algunos lo leyeron como un revés del asesor.

Menem. El presidente de la Cámara de Diputados participó de la escandalosa reunión que culminó con la salida de Arrieta de la bancada libertaria.

Foto: DiputadosAR

Paranoia y desconfianza
La elección de Lousteau al frente de la Bicameral de Inteligencia y el rechazo al DNU de los fondos de la SIDE (que ahora deberá ser discutido en el Senado) fueron dos derrotas fuertes para Caputo. Los rumores acerca de una posible salida del Gobierno se acrecentaron, aunque fueron desmentidos contundentemente por el propio Milei. El asesor sin cargo en el Gobierno se tomó vacaciones justo en su peor semana, pero hubo una anécdota con la que reflejó su paranoia: filtró a una parte de su equipo que viajaría a Bariloche y a otros les dijo que estaría en Cumelén. Su intención era ver cuál de los dos lugares se mencionaba antes en los medios, para descubrir quién es el «topo» que filtra la información entre los suyos.

En tanto, la diputada Lilia Lemoine apuntó a la vicepresidenta. «Victoria, nosotros aprendimos a quererte», dijo en un video. Segundos más tarde, el mensaje se tornó bastante menos amable, al insinuar que conspira contra la Casa Rosada. Lemoine es una dirigente muy cercana al presidente y a su hermana, Karina Milei, motivo suficiente para pensar que sus ataques a la vicepresidenta, que se volvieron sistemáticos, tienen el aval de la mesa chica del poder. «La visita a los represores no es la agenda de Javier Milei, quizás era la agenda de Victoria Villarruel», sentenció Lemoine al pedirle a la titular del Senado que se exprese sobre la visita de los diputados al penal de Ezeiza, resaltando que le llamaba la atención que no hubiera dicho nada al respecto.

Villarruel blanqueó en los últimos días su desacuerdo con el pliego de Lijo para la Corte Suprema y deslizó duras críticas contra el juez elegido por Milei. Hasta ahora, nunca había hecho un desafío tan fuerte a la autoridad presidencial. En la Rosada todavía miran con desconfianza su relación con Macri, con quien comparte más de un interés y varios objetivos. Uno de los más inminentes sería impugnar la candidatura de Lijo, aunque la lista se extiende. Hay quienes dejan entrever que el diálogo entre ellos es fluido; en el entorno de Villarruel lo desmienten.

En un intento por ponerse al frente de la conducción política del Gobierno, Milei inauguró una «mesa legislativa» con sus diputados y los jefes de los bloques aliados en Diputados, Cristian Ritondo (PRO) y Oscar Zago (MID). La charla se concentró en el veto total a la reforma de movilidad jubilatoria y el proyecto de Presupuesto con déficit cero que el Gobierno enviará Congreso. La intención de fondo bajo la creación de este nuevo grupo es contener a los sectores «dialoguistas» y evitar que la oposición vuelva a reunir los dos tercios para evitar bloquearle cualquier iniciativa al oficialismo.

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