Política | TRAS EL FALLO DE LA CORTE

Un nuevo comienzo

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Lucía Aisicoff

La condena a Cristina Kirchner reconfigura el mapa político. El PJ evalúa su estrategia y ya suenan candidatos. El oficialismo apuesta por la polarización extrema con el peronismo en todo el país.

Peronismo. Quintela, Mayans, Corpacci, Massa, Kirchner y Grabois: las corrientes internas buscan acuerdos para enfrentar las elecciones en unidad.

Foto: NA

La condena a Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad, que la inhabilita de por vida para ejercer cargos públicos, reconfigurará de modo profundo el escenario político argentino. Con consecuencias impredecibles, la decisión de la Corte Suprema abrió muchas aristas de análisis y tuvo un impacto inmediato en el corazón del peronismo.

La principal paradoja es que, si bien Cristina Fernández no podrá volver a ser candidata, por estos días volvió a ocupar una centralidad total en la escena pública. Su figura volvió a ser convocante, incluso para aquellos sectores que desde hace años se enfrentan a ella en la interna. Pero su liderazgo tiene ahora una característica particular: no podrá ejercerlo de modo formal ni participar de elecciones, por lo que, pese al protagonismo, la condena también podría acelerar la lucha de poder entre quienes desean conducir el partido.

La reacción del PJ fue inmediata y contundente: hubo un cierre de filas en torno a la expresidenta, que incluyó apoyos explícitos de gobernadores que estaban distanciados, como Axel Kicillof. También se sumaron el tucumano Osvaldo Jaldo y el catamarqueño Raúl Jalil, dos dirigentes que en el último año y medio funcionaron como aliados de Javier Milei. También apareció Guillermo Moreno, un feroz crítico del cristinismo y La Cámpora, que incluso visitó a Cristina en su departamento del barrio de Constitución, en donde espera poder cumplir su prisión domiciliaria en caso de que la Justicia acepte su pedido. Además de dirigentes sindicales y sociales, Cristina también recibió el apoyo de figuras extrapartidarias –aunque escasas–, principalmente de sectores de izquierda, con figuras como Myriam Bregman y Nicolás del Caño expresándose contra el fallo.

Líneas de acción
En la mesa chica de la expresidenta avanzan en simultáneo en tres líneas de acción. Primero, reforzar su red de apoyos políticos, institucionales y sindicales que sostengan la denuncia de persecución y eviten mostrarla aislada; segundo, organizar una marcha multitudinaria que incluya a los gobernadores del PJ y al grueso de la CGT para el día en que la expresidenta se presente en Tribunales, que sería el próximo miércoles; tercero, empezar a explorar la vía judicial internacional. El abogado Gregorio Dalbón ya presentó una denuncia ante la Corte Penal Internacional en La Haya, buscando instalar el tema en organismos multilaterales, aunque a sabiendas de que esos caminos tienen más efecto simbólico que práctico, al menos en el corto plazo.

Mientras tanto, en el plano electoral, los efectos ya comienzan a sentirse. El peronismo bonaerense, que se preparaba para aceptar –en algunos casos con resignación– la candidatura de la titular del Partido Justicialista en la tercera sección electoral, ahora entra en un estado de revisión de su estrategia. En ese sentido, empezaron a verse nuevamente algunas tensiones. La Cámpora y el cristinismo buscarán presionar, una vez más, para que Kicillof revea su decisión de desdoblar las elecciones provinciales del calendario nacional. Le recriminan que sería un desgaste pasar por la instancia del 7 de septiembre, en una campaña que sin dudas se va a nacionalizar. La unidad electoral entre el sector que responde al gobernador y los fieles al Instituto Patria, que hasta hace una semana no estaba garantizada, hoy es mencionada por todos como la única opción posible; sin embargo, las diferencias no están saldadas.

La pregunta que aún se impone es cómo llegarán a un consenso para las listas. En ese marco, el nombre de Máximo Kirchner comenzó a circular como posible reemplazo de su madre en la tercera sección electoral, una movida que mantendría el peso simbólico del apellido Kirchner en las boletas, bajo la premisa de que La Cámpora respetará el peso territorial de los intendentes para armar las listas seccionales y locales. La desconfianza se extiende, principalmente entre los jefes comunales alineados con el Movimiento Derecho al Futuro (MDF). En paralelo, Sergio Massa suena como candidato en la primera sección o para encabezar la lista de diputados nacionales en octubre. El líder del Frente Renovador pregona armar una gran alianza contra Milei en la provincia, en contraste con otro sector del peronismo –por ahora reducido–, que encabeza Juan Grabois y propone que la estrategia electoral sea un llamado a la «abstención».

Los premios de Milei. El presidente y su hermana en Israel reciben una distinción. En lo local, apuesta por la confrontación con el kirchnerismo.

Foto: Getty Images

Cautela
En la vereda de enfrente, la reacción del Gobierno nacional fue más medida de lo que se esperaba. Desde su gira por Europa, Milei evitó el tono agresivo que lo caracteriza en las redes y no personalizó su festejo por el fallo. Cerca del presidente admiten que hubieran preferido vencer a Cristina Fernández en las urnas. De hecho, en las últimas semanas, los militantes libertarios agitaron las candidaturas de Daniel Parisini (Gordo Dan) e Iñaki Gutiérrez, fantaseando con la posibilidad de que dos influencers se animaran a enfrentar a la expresidenta. Hubo distintas versiones sobre la «cautela» de Milei, que fueron desde la preocupación frente a las protestas callejeras a un intento de evitar que Cristina se victimice para capitalizar el apoyo.

En términos electorales, el efecto más inmediato promete ser la polarización de la campaña, en una elección clave para un Gobierno nacional que busca fortalecerse en el Congreso. Mientras los hermanos Milei fantasean con un mapa nacional teñido de violeta, el peronismo –debilitado y fragmentado– no tenía grandes expectativas más que una victoria módica en la provincia de Buenos Aires. Ahora, todos los espacios ven que se aproxima una elección binaria: Milei o Cristina se impone como eslogan. Aunque ella no esté en la boleta, estará en el debate. Por eso, los efectos de esta condena no solo impactan en el peronismo y en La Libertad Avanza (LLA), sino en todo el sistema político. En el PRO, ya licuado, observan de modo pasivo cómo sus principales alfiles dan el salto al esquema libertario, aunque se excusan en la búsqueda de una «alianza» entre ambos espacios. Para los espacios políticos más pequeños –de centroizquierda, izquierda y fuerzas provinciales– la preocupación por un escenario de grieta se vuelve extrema, sobre todo luego de que las experiencias en las elecciones provinciales anticiparan baja participación.

Cristina Fernández no será candidata, pero su figura, una vez más, condicionará todo el mapa político. El peronismo que hoy la acompaña, en el corto plazo deberá resolver si tiene capacidad de potenciar nuevos liderazgos que no dependan exclusivamente de su figura. En LLA se concentrarán en polarizar contra ella, una estrategia de grieta que Milei ya había definido, con ella adentro o afuera de una boleta. El resto del arco político, una vez más, deberá elegir entre diluirse en los márgenes o asumir el costo de posicionarse en un escenario que, nuevamente, parece reducirse a los polos. La elección de octubre no se presenta como una competencia para sumar fuerza en el ámbito legislativo, sino, fundamente, como un referéndum sobre dos figuras que no competirán, pero se disputarán el voto: Cristina Kirchner y Javier Milei volverán a ser protagonistas.

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