Sociedad | Comunicación y género

Cambio de perspectiva

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Bárbara Schijman

En el día de las y los periodistas, dos profesionales explican el abordaje de la actividad desde el feminismo, la defensa de la equidad y los nuevos derechos.

En foco. La comunicación comienza a registrar el impacto de las sostenidas y masivas luchas de las mujeres.

GUIDO PIOTRKOWSKI

El periodismo feminista y el periodismo con perspectiva de género se han instalado en la sociedad a fuerza de un trabajo y compromiso colectivo extenso y sostenido. Un trabajo diario, sin descanso, arduo, que reconforta al mirar hacia atrás y que obliga a recuperar fuerzas al mirar hacia adelante.
La idea de un periodismo feminista ganó terreno en los últimos años como una forma particular de ejercer la práctica periodística desde la cual se posicionan comunicadoras y distintos medios de comunicación. Hay quienes se identifican con un periodismo con perspectiva de género y quienes se acercan con más comodidad a un periodismo feminista. Uno y otro ponen el foco en la construcción de una sociedad más igualitaria e integrada. Se trata de un modo de ejercer la tarea y de concebir su finalidad. En definitiva, de identificar el universo o la porción del mismo a quienes se destina la comunicación y la información.
La Red de Editoras de Género nació el 25 de noviembre de 2021 en el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y cuenta con once editoras en Argentina. «Vamos acompañando los procesos y los cambios sociales; nuestro país es la cuna del Ni Una Menos, que se extendió a todo el mundo, pero la masividad que genera surge gracias a toda la historia de lucha que tenemos de los colectivos de mujeres feministas y LGTB+ en el país», cuenta Silvina Molina, periodista, integrante de la Red. Y subraya: «En los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM), que ahora son plurinacionales, en la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, en la Ola Verde, que también se extiende a todo el mundo, históricamente estuvimos las periodistas en estos espacios de militancia, por eso, por esa historia, somos el país con más editoras de género».
Por su parte, Agustina Paz Frontera, periodista, escritora y codirectora de LatFem, un portal de periodismo feminista formado en 2017, relata que, en ese nuevo medio, «hacemos ejercicio del periodismo feminista; un periodismo militante que en cada uno de sus contenidos busca construir, desarmar, cuestionar y criticar el sistema de desigualdades de género; por lo tanto, en sus intervenciones tiene una posición activa, de transformación. Nosotras decimos que el periodismo feminista es periodismo político».
Molina cuenta que su rol como editora de género y periodista feminista «es evitar hacer una comunicación para pocas personas». Informar, comunicar, hacer un periodismo con perspectiva de género es, para ella, «hacer un periodismo con perspectiva de derechos humanos». Eso implica que en las coberturas «tienen que estar todas las voces y la variedad de personas que somos», apunta.
Entre los pendientes aparece claramente la necesidad de que las coberturas sean transversales y no queden circunscriptas a ciertas secciones. En este sentido, Molina confiesa que ese es su «gran objetivo como editora de género; que la transversalidad sea una cuestión totalmente normalizada y que sea la cotidiana del medio». Al respecto, Frontera agrega: «El género es una dimensión de lo social que ha quedado durante muchísimos años soslayada, escondida; de un tiempo a esta parte empieza a aparecer una línea, una mirada, sobre esa forma específica de las relaciones sociales que son las relaciones de género y que está apareciendo cada vez en mayores sectores de lo social». Que la mirada de género esté transversalizada en todas las secciones de los medios «es ganancia en información y en mejor periodismo», considera.

La transformación posible
Comunicación con perspectiva de género y periodismo feminista son distintos modos de abordar nuevas formas de concebir y resignificar la profesión. Y en algunos casos la primera es la antesala del segundo. Muchas de estas transformaciones son resultado de la historia de los feminismos, que es la historia de la reivindicación de derechos. Para Agustina Paz Frontera, «el Ni Una Menos fue muy importante para abrir esas puertas en las redacciones y en los espacios donde se produce sentido de contenidos».
Silvina Molina propone «repensar de qué manera estamos (las mujeres) en los medios en cuanto a trabajadoras». Como periodista feminista, Molina comparte dos de sus inquietudes: por un lado, «interpelar a los varones, ver qué tienen ellos para decir y qué hacen ellos para prevenir y para informar sobre las violencias». Por otro, «ver qué pasa en el resto del país, conocer las distintas realidades y la situación de compañeras que ganan muy poco dinero en el ámbito de un periodismo en muchos casos muy precarizado», apunta, y celebra las conquistas de los feminismos. Por su parte, Frontera advierte con temor el avance de una derecha antifeminista y «el cuestionamiento a los objetivos de los feminismos». Alienta, por tanto, a «seguir convenciendo y convenciéndonos de que el feminismo es una transformación necesaria y que sigue siendo posible la transformación».
Autora de libros y guías sobre periodismo de género, Molina también observa con preocupación los discursos antiderechos, que han recobrado fuerza en el mundo y en Argentina: «En un contexto de discursos antiderechos, absolutamente violento, es necesario rever cómo nos paramos como comunicadoras, como comunicadores, para que la gente conozca las leyes y las políticas públicas y si no las hay para que las exija. Me parece que es una manera de colaborar para frenar las violencias y acompañar a las personas en situación de violencia. Eso me parece que es lo más importante que tenemos como periodistas para aportar a siete años del Ni Una Menos».