Sociedad | ARTE

Quemá esos cuadros

Tiempo de lectura: ...
Esteban Magnani

Un empresario compró un dibujo de Frida Kahlo y lo quemó para convertirlo en una pieza digital. El Gobierno mexicano inició una investigación.

Fantasmones siniestros. La obra de la artista que el empresario Martín Mobarak destruyó para inmortalizarla como NFT.

El mundo de los NFT ama las polémicas, la desmesura, las contradicciones. Los Non Fungible Tokens, una suerte de registros encriptados de piezas digitales, se plantean como la solución para el arte en el mundo hipervirtualizado de la actualidad, en el que la copia es la norma. Pero también pueden ser la excusa para destruir una obra de arte única e irrecuperable.
¿Exagerado? Eso es exactamente lo que pasó con un cuadro de Frida Kahlo que se quemó delante de las cámaras para «inmortalizarlo» como NFT.
El empresario mexicano Martín Mobarak compró en 2015 el dibujo original de Frida Kahlo «Fantasmones siniestros», llamado así porque esas palabras podían leerse en el dibujo. La obra, tasada en unos 10 millones de dólares, fue quemada en julio pasado en un exclusivo evento en Miami.
El objetivo del empresario al quemar su costosa posesión es poner a la venta 10.000 tokens (registros digitales inviolables). Estos tokens registran la propiedad de archivos PNG (un formato de imagen) junto con un escrito en el que se explica la historia de la pieza y con copias del certificado de autenticidad. Estas «piezas» digitales son ofrecidas en las plataformas de arte digital bajo el nombre «Frida&NFT».
Cabe aclarar que los contenidos digitales mencionados seguirán circulando por internet sin problemas: los NFT son inviolables en el sentido de que dicen a qué cuenta (una billetera virtual) están asociados y garantizan que solo quien es dueño de esa cuenta puede vendérselo a otro. Pero los videos que se grabaron y demás archivos vinculados con ellos no están en ese registro sino que apuntan por medio de enlaces a sitios de internet; por lo tanto, se puede hacer copias de estos como con cualquier documento digital. Es tan extraña la idea que vale la pena insistir: lo que se compra no es una pieza digital (en este caso un video) si no el registro de que esa pieza pertenece a alguien. Por ejemplo, un coleccionista compró hace poco más de un año el NFT de un collage del artista Beeple por 69 millones de dólares e inició una fiebre por esta nueva moda que con el tiempo fue desinflándose. Todos podían (y pueden) imprimirse una copia de ese collage y pegarlo en una pared de su casa, pero el NFT que registra esa obra es único.
¿Por qué, entonces, alguien compraría un NFT que marca la propiedad de algo que en realidad todos pueden tener? La respuesta no es simple, pero se puede resumir en que esto permite venderlos a otra personas, preferentemente por un precio mayor. Esta posibilidad depende de que otros crean que ese NFT tiene valor, algo que depende, a su vez, de que quien lo compre piense que lo podrá vender por más dinero y así sucesivamente en un razonamiento que se come su propia cola.
De hecho, la fiebre de los NFT bajó en los últimos meses junto con el interés en el mundo cripto en general y, por eso, son necesarios gestos aún más llamativos o, incluso, desesperados y desesperantes, para atraer la atención y volver a generar demanda.

Dinero y leyes
Los tokens de la quema de la obra de Frida Kahlo se cotizaron originalmente en tres ethereum (ETH) cada uno. Los ETH sufrieron una caída fuerte a mediados de junio al igual que todas las criptomonedas en los últimos meses y, al momento de escribir esta nota, la cotización de los ETH ronda los 1.300 dólares. Es decir que, en caso de existir una demanda real podría facturar unos 40 millones de dólares, algo muy difícil de verificar sin la colaboración de los vendedores que pueden retacear la información o mantener la demanda artificialmente alta por medio de compras internas.
El extraño suceso atrajo la atención de la familia de la artista y las autoridades mexicanas que iniciaron una investigación a través del Instituto Nacional de Bellas Artes por «destrucción deliberada de un monumento artístico». En México existe un decreto que declara monumento histórico la obra completa de Kahlo, por lo que su destrucción implicaría un delito.
El empresario recordó que su iniciativa tiene entre sus objetivos donar el 30% de las ganancias a causas sociales, algo que supuestamente permitiría a nuevos artistas iniciar su camino apoyados por este financiamiento. De momento no parece que alcance con esta promesa para evitar una causa judicial.
Los NFT son otro ejemplo de una lógica tecnológica y financiera que parece haber perdido contacto con el mundo real y que estimula la sensación de que se podrá hacer dinero fácil. Desde que los Bitcoin iniciaron el interés por el blockchain (la tecnología en la que se basa), se habilitaron una serie de fenómenos (como los NFT) que apuntan a la sensación de que está por surgir una nueva oportunidad para ganar mucho dinero, tal como le ocurrió a quienes se subieron a esa criptomoneda muy temprano (no le fue tan bien a quienes compraron más recientemente). Para generar esa ansiedad, es fundamental llamar la atención de cualquier manera y estimular el interés, incluso, haciendo locuras como quemar piezas únicas de manera irrecuperable.

Estás leyendo:

Sociedad ARTE

Quemá esos cuadros

1 comentario

Los comentarios están cerrados.