21 de octubre de 2024
En 2023 se registró la mayor cantidad de casos de las últimas décadas y los contagios siguen en aumento. ¿A qué se debe este nuevo pico histórico? Causas, formas de prevención y consecuencias.
Método en desuso. En Argentina, hace 10 años el preservativo se utilizaba en el 37% de las relaciones sexuales. Hoy está por debajo del 15%.
Foto: Shutterstock
Los casos de sífilis en la Argentina llegaron a un pico histórico, mantienen una curva ascendente y se convierte en la infección de transmisión sexual (ITS) que más cantidad de casos en aumento reporta. Los últimos datos aportados por el Ministerio de Salud de la Nación revelan que, con 32.293 casos en 2023, se registró la mayor cantidad de contagios de las últimas tres décadas, en tanto que en los últimos seis años el incremento fue del 42%.
Considerado un «creciente problema de salud pública» por autoridades sanitarias y especialistas, esta infección de transmisión sexual subestimada y en apariencia de otro siglo está muy vigente, aunque tampoco es la única.
Consultada por Acción, Elena Obieta, médica infectóloga y directora de Epidemiología de la Municipalidad de San Isidro, confirma el aumento, pero también atribuye parte del incremento a una mejora en la información. «Es cierto que hay un aumento en los casos de sífilis, pero además está mejorando el sistema de notificación. Lo que quiero decir es que no solamente hay más casos, sino que además se está notificando mejor», explica y coincide en que «es un problema creciente de salud pública no solo para la Argentina, sino en todo el mundo».
Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud, los nuevos casos de sífilis entre adultos de 15 a 49 años aumentaron 30% entre 2020 y 2022 en las Américas, región que además enfrenta la mayor incidencia mundial, con 3,37 millones de casos (o 6,5 casos por cada 1.000 personas), lo que representa el 42% de todos los nuevos casos.
¿A qué se debe el aumento de infecciones por sífilis? El máximo organismo de salud internacional lo atribuye a varios factores: una insuficiente concientización sobre la enfermedad, disparidades en el acceso a servicios de salud para su diagnóstico y tratamiento, y al «persistente estigma en torno a las enfermedades de transmisión sexual, que puede disuadir a las personas de buscar asistencia médica».
Riesgos y percepción
Para Obieta la educación y la percepción del riesgo juegan un papel crucial en este aumento. «La gente cree que la sífilis es una enfermedad del pasado, algo que solo afectaba a las momias egipcias o era de la época de Colón. Sin embargo, veo casos nuevos cada semana en el servicio. La falta de educación y la percepción de riesgo errónea contribuyen a la propagación de la enfermedad», afirma, al tiempo que subraya el papel de la comunicación y la Educación Sexual Integral (ESI) para la prevención. «La ESI tiene un rol enorme, pero el cumplimiento es errático y, a menudo, ineficiente. La comunicación eficaz y el testeo regular son fundamentales. Es crucial que las personas se realicen pruebas antes de iniciar una relación monogámica estable y que utilicen preservativos si tienen parejas ocasionales», agrega.
En este punto, la médica infectóloga destaca que la falta de pruebas regulares en hombres, especialmente aquellos con múltiples parejas sexuales, es una causa importante del aumento. «Si una mujer tiene sífilis, es porque la adquirió de un varón y los varones no se testean con suficiente frecuencia».
Es por eso que la detección temprana es clave para controlar la propagación: «En los varones, las lesiones en el pene son más fáciles de detectar, pero si son lesiones anales o en el fondo del paladar, pueden pasar inadvertidas», explica Obieta y detalla que «las lesiones primarias pueden no causar dolor y por eso pasan desapercibidas, mientras que, en la fase secundaria, pueden aparecer ganglios y lesiones en la piel que a menudo se confunden con reacciones alérgicas». «Lo más importante es no automedicarse, sino consultar al médico y realizarse pruebas de forma regular», aconseja y concluye enfatizando que el incremento de casos de sífilis refleja una necesidad urgente de mejorar la educación y el acceso a pruebas médicas: «El aumento de sífilis y otras infecciones de transmisión sexual, como gonorrea, clamidia y herpes genital, indica que debemos redoblar nuestros esfuerzos en educación y prevención. La alerta por mpox (viruela del mono) también nos recuerda que las infecciones de transmisión sexual deben ser una prioridad en la salud pública».
Menos profilaxis
El preservativo es uno de los métodos más eficaces para prevenir infecciones de transmisión sexual, que utilizado de manera correcta y constante reduce notablemente el riesgo de transmisión, convirtiéndose en un recurso clave para la salud sexual. Sin embargo, su uso viene disminuyendo drásticamente en el país. Según la encuesta de riesgo de AHF (AIDS Healthcare Foundation), en Argentina hace 10 años se utilizaba en el 37% de las relaciones sexuales y ahora está por debajo del 15%.
En diálogo con Acción, Miguel Pedrola, director Científico para Latinoamérica y el Caribe de AHF, destaca que, a través de sus programas de testeo, observan «una preocupante disminución en el uso de preservativos». «Desde hace 12 años, realizamos alrededor de 50.000 pruebas de VIH y otras ITS anualmente, pero antes, hacemos una encuesta de riesgo donde preguntamos sobre el uso de preservativo, un enfoque que nos permite vincular su uso con el riesgo percibido de ITS», explica Pedrola y resalta que «los datos muestran que menos del 15% de las personas usa preservativo siempre, un dato alarmante porque indica que la mayoría de las personas no utiliza preservativos de manera consistente».
Para el médico, este número refleja «una realidad alarmante: la mayoría de las personas, independientemente de su edad, no está utilizando preservativos como medida de prevención». Si bien el impacto de la disminución se evidencia en todos los grupos etarios, es más pronunciado entre los jóvenes. «El preservativo no está siendo visto como una alternativa de prevención eficaz», advierte al tiempo que menciona que la falta de ESI y la escasa promoción son factores clave en esta tendencia. «La educación sexual en los colegios es limitada y frecuentemente se reduce a charlas esporádicas. Además, la promoción del uso de preservativos no es suficiente: a pesar de que la ley establece que las obras sociales y prepagas deben proporcionar 30 preservativos al mes, esta información no es ampliamente conocida, ni siquiera entre los médicos», agrega.
«Para revertir esta tendencia, es crucial volver a instalar la importancia del uso de preservativos en la conciencia pública. Así como es necesario testearse regularmente para detectar ITS, también es fundamental fomentar su uso consistente», sintetiza Pedrola y concluye que «la prevención debe ser una prioridad en nuestra estrategia de salud pública».