Voces | ENTREVISTA A ALFREDO SERRANO MANCILLA

Entre el miedo y las propuestas

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Alberto López Girondo

El economista y asesor político español, especialista en temas latinoamericanos, analiza los recientes comicios y presenta un panorama para el balotaje. Los nuevos escenarios.

Foto:Télam

Este español de Cádiz es economista, asesor político y desde el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) suele difundir sondeos precisos e información que resulta imprescindible para analizar lo que ocurre en los países latinoamericanos. Esta vez, recién venido de Ecuador, donde elaboró estadísticas sobre las elecciones que consagraron al empresario Daniel Noboa a la presidencia, Alfredo Serrano Mancilla habló con Acción sobre la segunda vuelta del 19 de noviembre entre el ministro de Economía Sergio Massa y el ultraderechista Javier Milei, ahora apoyado por Mauricio Macri, Patricia Bullrich y el ala más conservadora de la coalición Juntos por el Cambio (JxC). «Estamos comenzando un trabajo de campo que culminará el 8 de noviembre» se adelanta, como para explicar que no está en condiciones de dar algún indicio acerca de un posible ganador. De todas maneras, algunas señales sobre el escenario se dejan traslucir.

«La evaluación de los votantes de UxP fue muy positiva con las nuevas medidas económicas. Con prudencia, pero esto ha decantado en el incremento de Massa.»

–Un trabajo que publicó Pagina/12 muestra que no hubo prácticamente transferencia de votos desde ninguna de las líneas internas de JxC hacia Massa.
–Nosotros decíamos lo mismo, en contra incluso de cierto criterio sin base estadística. En el último trabajo que hicimos ya teníamos mucha claridad de que no había trasvase de votos de Horacio Rodríguez Larreta a Sergio Massa, porque los votantes iban a ir a votar a Patricia Bullrich. Se corrobora eso que planteábamos como hipótesis. Nosotros sosteníamos que la única posibilidad de crecimiento de Massa procedería de los no votantes en las PASO, pero que sí fueron votantes del Frente de Todos en 2019. Eso se ha confirmado con el aumento de participación de unos 8 puntos que en su mayoría fueron a parar a Massa, algo que se justifica en un altísimo porcentaje por las medidas tomadas en el último mes y medio. La evaluación de estos votantes fue muy positiva con las nuevas medidas económicas. Con prudencia, pero positivas, y creo que esto ha decantado en el incremento de Massa.
–En JxC se desató una fuerte puja interna por el apoyo a Milei de algunos líderes del PRO, ¿qué impacto puede tener eso en el electorado?
–Sería un grave error creer que la dirigencia o gran parte de la dirigencia política argentina va a tener capacidad de ordenar o instruir el voto hacia abajo. Creo que estamos en una crisis de representatividad política de tal profundidad que me parece que estamos exagerando la importancia de lo que dicen los dirigentes. Porque la dirigencia no tiene un control remoto de la ciudadanía que le depositó el voto. Hablo del votante de a pie, del barrio, de la esquina, no del militante orgánico, de la base social que vota a los radicales, o que votan a otras fuerzas políticas. Creo que no obedecen tanto como estamos presuponiendo y que se les está volviendo a dar exagerada importancia a lo que diga cierta dirigencia política si tenemos en cuenta la crisis de representatividad que hay. No digo que no tenga importancia, pero hay que relativizarla.

Milei. Para Serrano Mancilla, el libertario intentará explotar el eje kirchnerismo-antikirchnerismo.

Foto: Getty Images

–También se ve un hasta insólito volantazo de Milei.
–Yo creo que a Milei no le queda otra que ampliar. Es como inevitable que plantee ahora una estrategia de ampliar porque con su discurso nítido en términos de corpus ideológico, con sus reivindicaciones, con su puesta en escena, con sus formas, ha logrado tener un buen número de votos, pero también un techo muy firme, que veníamos sosteniendo desde hace tiempo. Un techo tan fuerte en términos políticos que la sociedad argentina le dijo «hasta aquí llegaste», hasta el 30%, no le queda otra. En esto suelo ser riguroso, es comprensible que, si tú en dos instancias electorales sacas 30% y tienes que ir a una segunda vuelta, no te queda otra que dar un volantazo. Y está tratando de ampliar con los votantes más afines ideológicamente, que son los conservadores del PRO. Pero no creo que vaya a cambiar mucho lo que es el corpus de sus propuestas. Vi una entrevista que hizo con Eduardo Feinmann de una hora –yo suelo verlas enteras, no los cortes, que son un flaco favor a tratar de interpretar– y él sigue hablando de que el tema de la eliminación del Banco Central es una línea roja innegociable. Le preguntaron si la dolarización sería una línea negociable y dijo que no, igual que la eliminación de subsidios. Dicho de otro modo, los aspectos propositivos –y yo claramente no estoy de acuerdo con ellos– en todas las entrevistas que dio en las 48 horas posteriores a la elección sigue sosteniéndolas al pie de la letra. No nos confundamos por hacer interpretaciones en base a recortes de dos minutos de entrevistas de una hora. Y esto es importante porque si no nos seguimos confundiendo y seguimos sin entender el fenómeno. Por eso creo que, si bien tiene que cambiar la estrategia porque tiene un límite, no le queda otra si quiere subir.

«Habrá una dimensión de batallas del miedo y otra de cuestiones más propositivas, en el fondo, la disputa de dos visiones del futuro de país contrapuestas.»

–Massa dijo que se terminó la grieta, pero esta elección la están planteando como «nosotros o el kirchnerismo». Buscan capturar a ese votante al que alguien le garantice que destruirá al kirchnerismo. ¿Eso alcanza o justifica cualquier medida como la dolarización o la quita de derechos?
–Se abre un interesante marco en lo que yo llamaría la «batalla de miedos». Por un lado, Milei va a intentar instalar una suerte de plebiscito en base a kirchnerismo-antikirchnerismo, como ya se ha ido notando en las primeras intervenciones. El eje fundamental sería intentar aglutinar la mayoría que hasta ahora no tiene. Veremos si le da resultado. Por otro lado, UxP va a plantear, veremos si también le da resultado, que es el antifascismo o antiultraderecha. Yo creo que ahí hay una batalla de miedos que va a ser uno de los ejes de la campaña. También va a haber una cuestión propositiva que yo creo que ha sido uno de los aciertos de Massa en la primera vuelta y que debería de continuar. No solo buscar o argumentar el miedo que debería dar un presidente que no respeta las reglas democráticas y que va a ser regresivo en materia de derechos. También hay una ciudadanía que está expectante en escuchar propuestas concretas. Habrá una dimensión de batallas del miedo y otra de cuestiones más propositivas, y creo que esa va a ser la disputa, en el fondo, de dos visiones del futuro de país contrapuestas. Es muy notorio como son las diferencias, el electorado no va a poder estar confundido entre lo que representa uno y otro. Más allá de las alianzas de los partidos y las estructuras, son muy nítidas las diferencias.
–Para las cúpulas no cercanas al peronismo dar libertad de acción, ¿no sería una forma de poner un huevo en cada canasta?
–Creo que todavía hay una dificultad en digerir el nuevo diagnóstico, el cambio de época que se viene produciendo en la Argentina. Hay una digestión complicada de un nuevo escenario, un nuevo país, en el cual se está reconfigurando la relación de la ciudadanía con sus representantes. Esa crisis de representatividad, que es relativa pero progresiva, habría que considerarla a la hora de darle una importancia un poquito más mesurada a las recomendaciones partidarias. Cuando uno ha sido derrotado pierde la fuerza para ejercer influencia de hacia dónde dirigir el voto. Y eso le ocurre a Patricia Bullrich, al PRO y al radicalismo. Esto lo estamos viendo a nivel global: el ciudadano vota cada vez más disociado de lo que el representante le dice. Creo que vamos a una elección en la que –aunque ahora hay mucho espacio en los medios, que siempre tienden a reflejar lo que ocurre en las cúpulas– la ciudadanía va a ir por otro camino.

«Cuando uno ha sido derrotado pierde la fuerza para ejercer influencia de hacia dónde dirigir el voto. Y eso le ocurre a Patricia Bullrich, al PRO y al radicalismo.»

–Sin embargo, en el Interior, el radicalismo, más que el PRO, ganó varias provincias con importantes resultados.
–Pero precisamente se ha demostrado que el voto a nivel local no tiene nada que ver con el voto a nivel nacional. Hay datos reales de que en las PASO y la primera vuelta el voto a nivel local no tuvo ningún tipo de correlación con el voto a nivel nacional. Nos precipitamos mucho en creer que el mapa provincial tenía algo que ver con el nacional y en las PASO nos dimos cuenta de que no. Y esto se ratificó en la primera vuelta. No estoy quitándole relevancia al radicalismo como partido ni como fuerza local. Lo que planteo es que, a nivel nacional, hasta el momento, no han tenido capacidad para decidir el voto. Se aliaron con Larreta y perdieron por goleada.

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