18 de julio de 2024
Aunque no queramos
Salvador Biedma
Conejos
225 páginas
Novela. La «falsa trilogía» del autor se completa con «Además, el tiempo» y «Siempre empuja todo».
Foto: Prensa
Tomás llega a Agua Mansa como llevado por la inercia. Viene de unos días de vacaciones en la playa junto a su esposa –extrañamente distante, introvertida–hasta que ella se ve obligada a regresar antes de tiempo por un serio problema de salud de su padre. Pero un desperfecto mecánico del auto hará que el sentido de su camino –y esta expresión funciona de un modo literal, pero también simbólico– se modifique y quede varado en ese pueblo sin iglesia ni municipalidad.
No es gratuito que Tomás haya caído ahí. Es donde creció su suegro, el hombre que está a punto de morir en Capital Federal. ¿Quiere, él, realmente, saber sobre ese hombre, ausente y a la vez omnipresente? ¿De qué le serviría estar al tanto de una serie de hechos que la gente ya no quiere recordar? ¿Por qué su suegro nunca había hablado de ese libro publicado al poco tiempo de irse a la gran ciudad? ¿Qué secretos se esconden? ¿Se trata de actos oscuros o simples chiquilinadas?
En ese devenir, el protagonista de Aunque no queramos conocerá a Oviedo y el reducto que hace las veces de hogar dentro de un galpón, un desconocido que le ofrecerá alojamiento mientras avanza la reparación del coche. Por ahí orbitarán los hermanos Umpiérrez; un incendio en Los Racimos, el poblado vecino azotado por una epidemia de sueño; Úrsula, una mujer que abonará el juego del deseo; descarnadas excursiones de caza y pesca, personajes dotados de esa inconfundible idiosincrasia de pueblo, atrincherados en sus pensamientos. Un micromundo hecho de misterios, silencios y evasiones. Mientras, se suceden, uno tras otro, los mensajes con Cecilia, su esposa, que alienta –como si hiciera falta– la duda y el desamparo del protagonista.
Porque para Tomás, subgerente comercial de una empresa porteña, todo se ha vuelto inestable, inasible; es él el que ha perdido terreno firme de dónde afirmarse, el que sin querer se acostumbra a cosas que se le vuelven extrañas; fluctúa, se deja estar, aletargado, con «la docilidad de las cosas que forman una costumbre».
En esa atmósfera se envuelven las páginas de Aunque no queramos, de Salvador Biedma (escritor, librero, editor, periodista cultural, traductor), una novela que se alimenta, además, del entorno: la geografía rural, ese paisaje fuera del tiempo, le aporta poesía a la historia. Bajo un verano intenso, el aire áspero parece flamear con el calor, y el sol arranca reflejos de superficies opacas bajo un cielo que parece salido de una foto, «como una masa palpitante». Escenarios que puede anclarla en la corriente de las novelas o los cuentos pampeanos de Soriano, Conti, Briante o Dal Masetto.
Aunque no queramos forma parte de una «falsa trilogía», según el propio autor, y se suma a Además, el tiempo (de 2013, ambientada, también, en un pueblo de pampa adentro) y Siempre empuja todo (2018, llevada a las geografías costeras). La amalgama lo dice todo: además, el tiempo siempre empuja todo, aunque no queramos.
Atrapante, precisa y a la vez huidiza, es una historia que propone, esconde y muestra, hija de una lectura que, como la esencia del tiempo mismo, se deja llevar sola, de la misma manera en que el protagonista se ve arrastrado a los acontecimientos que lo afectan, y hace que nos preguntemos qué es lo que pasa cuando no parece pasar nada, y qué es una verdad, y qué una sospecha.
