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Parte de la solución

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María José Ralli

En un contexto de preocupación por el aumento de casos, especialistas explican las recomendaciones sobre la vacuna, sus beneficios y limitaciones. Importancia de las medidas preventivas.

Precauciones. Aunque la vacuna haya sido aprobada, está contraindicada en personas menores de 4 años, con inmunosupresión, embarazo y lactancia. 

Foto: Shutterstock

La estrategia nacional de vacunación contra el dengue está siendo adaptada a las necesidades de cada provincia, sin embargo, los especialistas advierten que su implementación debe ir acompañada de campañas de concientización que fomenten hábitos de prevención entre la población. Y si bien la vacuna es segura y efectiva para los grupos prioritarios, la erradicación del dengue depende en última instancia del compromiso colectivo para controlar los mosquitos que transmiten el virus.

El doctor Ricardo Teijeiro, médico infectólogo y asesor del Hospital Pirovano, subraya que la vacunación contra el dengue está siendo implementada de manera gradual, de acuerdo con la situación epidemiológica de cada jurisdicción. «Hay consenso, la Conain (Comisión Nacional de Inmunizaciones) se expidió y cada región, de acuerdo con su situación epidemiológica, ha tomado una decisión», explica Teijeiro, quien señala que los grupos con mayor circulación del virus son los adultos jóvenes, «quienes tienen más contacto social y pasan más tiempo fuera de casa, en parques, haciendo deporte, etcétera. La idea es que, al proteger a estos grupos, reducimos la transmisión», detalla. Por esta razón, la vacunación comenzó en adolescentes y jóvenes de entre 15 y 19 años, luego se extendió hasta los 25, y en algunas regiones, como la provincia de Buenos Aires, llega hasta los 59 años.


Seguridad y eficacia
En cuanto a la seguridad de la vacuna, Teijeiro destaca que, en general, es segura para la mayoría de la población, aunque con algunas restricciones. «La vacuna se puede dar a cualquiera que esté dentro de los límites de edad y que no tenga contraindicaciones, ya que es una vacuna de virus vivo atenuado; esto significa que no se recomienda para embarazadas o personas inmunosuprimidas, quienes tienen riesgos específicos con este tipo de vacunas», aclara. Además, remarca que, al no estar incluida en el calendario oficial, «es conveniente consultar al médico de cabecera», especialmente para quienes tengan dudas sobre su aptitud para recibirla.

Pablo Bonvehí, miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), también brinda su perspectiva sobre la vacuna y los grupos etarios priorizados. Explica que «los niños y adolescentes se pueden vacunar a partir de los 4 años de edad si residen en un entorno donde el riesgo de exposición al virus del dengue es elevado». Sin embargo, advierte, en coincidencia con Teijeiro, que la vacuna está contraindicada en personas con inmunosupresión, embarazo y lactancia, y se aplica en dos dosis con un intervalo de tres meses.

Consultado sobre si las personas mayores de 60 años pueden recibir la vacuna, Bonvehí aclara que «está aprobada por nuestra agencia regulatoria (Anmat) sin límite de edad; sin embargo, no hay estudios de seguridad y eficacia en este grupo etario, lo que no significa que sea ineficaz. De hecho, muchos adultos mayores ya han sido vacunados en Argentina, especialmente en el ámbito privado», explica.

El representante de la SAVE también destaca que, en base a los datos de seguridad recabados hasta abril de 2024, los eventos adversos entre los vacunados, tanto mayores como menores de 60 años, fueron raros y generalmente leves, como erupciones cutáneas o fiebre. «En los datos presentados en el Congreso de SADI (Sociedad Argentina de Infectología), la frecuencia de eventos adversos fue de 2 cada 1.000 vacunados, sin diferencias notables entre mayores y menores de 60 años», precisa. 

Campaña de vacunación. La estrategia nacional se adapta a las necesidades de cada provincia, sin embargo, la erradicación del dengue depende del control de los mosquitos.

Foto: Argentina.gob.ar


Complementaria
Más allá de los avances en la vacunación, Silvia González Ayala, presidenta de la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica, es clara al advertir que la vacuna contra el dengue no es la respuesta definitiva. «La vacuna no es la solución del dengue y eso tiene que estar perfectamente claro», subraya y apunta que debe ser una herramienta complementaria, no un sustituto de las medidas preventivas. «La erradicación del vector es fundamental, mientras existan mosquitos, el dengue seguirá presente y no debemos pensar que la vacuna resolverá el problema por completo», insiste.

Además, González Ayala advierte sobre el uso de la vacuna en los más pequeños: «Vacunar a un niño de 5 o 6 años debe considerarse cuidadosamente, ya que la inmunidad que ofrece disminuye después de cuatro años y medio», explica y recalca la importancia de mantener otras medidas preventivas, como el uso de repelentes y mosquiteros, para proteger a la población de las picaduras de mosquitos, que también transmiten otras enfermedades, como la chikungunya y la encefalitis equina.


Compromiso comunitario
Los especialistas coinciden en que el control del mosquito es esencial para erradicar el dengue y que, si bien la vacunación es una herramienta valiosa, especialmente en áreas de alto riesgo, no debe ser vista como la única solución. González Ayala enfatiza que la educación y la cooperación comunitaria son fundamentales para el éxito de las estrategias de prevención y señala que, «desde el jardín de infantes, los niños deben aprender sobre el mosquito que transmite enfermedades; así, al volver a casa, ellos mismos motivarán a sus familias a tomar precauciones». 

Teijeiro comparte la misma visión y advierte que «la clave es trabajar en el control del vector» y concluye: «Las vacunas son solo una parte de la solución; el compromiso social para eliminar los criaderos de mosquitos es esencial».

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