Sociedad | Argentina y la OMS

A contramano del mundo

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María José Ralli

La decisión de abandonar la organización podría tener graves consecuencias en el acceso a medicamentos, vacunas y asistencia. Un error estratégico y un retroceso en materia de cooperación.

Ginebra. Sede del organismo coordinador de la acción sanitaria en el sistema de las Naciones Unidas, del que forman parte 195 países.

Foto: NA

El Gobierno argentino decidió iniciar el proceso de retiro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), siguiendo los pasos de Estados Unidos. La medida, que aún debe ser aprobada por el Congreso, podría tener severas repercusiones en el acceso a medicamentos, vacunas y asistencia técnica internacional.

Desde su creación en 1948, la OMS es el principal organismo internacional encargado de coordinar respuestas sanitarias, establecer guías basadas en evidencia científica y promover la cooperación entre países en temas de salud. La organización desempeña un papel clave en la regulación del acceso a insumos médicos esenciales, la elaboración de estrategias sanitarias y el monitoreo de enfermedades emergentes.

La salida de Argentina de la OMS supone la pérdida de acceso a beneficios cruciales como los fondos Rotatorio y Estratégico, mecanismos que permiten la compra de vacunas y medicamentos a precios accesibles. «Si el país deja la OMS, no solo enfrentará dificultades para adquirir insumos esenciales, sino que también quedará aislado de los circuitos de cooperación científica y vigilancia epidemiológica», sostienen desde la Fundación Soberanía Sanitaria.


Causas y antecedentes
Para Ricardo López, presidente de la Federación Argentina de Entidades Solidarias de Salud (Faess), la medida responde a una lógica ajena a las necesidades sanitarias del país. «Esta decisión de separarse de la Organización Mundial de la Salud está solamente motivada por continuar la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirarse de la organización. Ninguna sociedad científica ni ningún colegio médico de Argentina lo ha solicitado y tampoco fueron consultados».

López advierte, además, que el retiro de la OMS no puede realizarse de manera inmediata: «Argentina ingresó en 1948 a esta organización por ley de la Nación 13.211. Retirarse implica o una nueva ley o un DNU y el proceso lleva más de un año, o sea que esto no se puede efectivizar en una decisión intempestiva». Y subraya la importancia histórica del organismo en el avance de la salud mundial: «La Organización Mundial de la Salud tiene adheridos a los 195 países que están en Naciones Unidas. Su historia lleva 75 años con hitos notables, tales como la erradicación de la viruela, que provocó 300 millones de muertes, con vacunación masiva en 1980 y la casi erradicación de la poliomielitis a nivel mundial desde el año 2020».

López también refuta las objeciones al rol de la OMS en la pandemia de covid-19: «Es cierto que recibió críticas por algunas decisiones contradictorias respecto a la prevención y el aislamiento, así como a la provisión igualitaria de vacunas. Pero achacarle a la OMS la culpa de la causa de fallecimiento de 6,5 millones de personas en la pandemia no resiste argumento alguno, ni en el mundo ni en nuestro país, donde las decisiones fueron tomadas por el anterior Gobierno, buenas y malas, y no por la OMS».

Finalmente, el presidente de Faess advierte sobre los riesgos de aislarse del ámbito sanitario internacional: «Decir que quedamos en la Organización Panamericana de la Salud, de la que fuimos fundadores antes que se crease la OMS, no tiene sentido, ya que hoy la OPS es la rama americana de la Organización Mundial de la Salud. Los perjuicios de esta decisión significa continuar aislándonos del mundo real con una visión cegada de la realidad sanitaria mundial».


Riesgos
Uno de los puntos más críticos es el impacto que esta decisión podría tener en la capacidad del país para enfrentar futuras pandemias. «Abandonar la OMS significa quedar fuera de las redes de alerta temprana y cooperación internacional en salud. Ante una nueva crisis sanitaria global, Argentina no recibiría asistencia técnica, financiamiento para la compra de insumos ni acceso a información actualizada en tiempo real», advierten desde la Fundación Soberanía Sanitaria. Otro aspecto preocupante es la posible afectación de programas de salud esenciales, teniendo en cuenta que la OMS brinda apoyo a iniciativas sobre enfermedades transmisibles y no transmisibles, salud mental, salud materno-infantil y cobertura de vacunas. 

Desde la Asociación Argentina de Salud Pública (Aasap) califican la decisión del Gobierno como «un error estratégico con graves consecuencias para la salud pública del país» y remarcan que «más allá de cualquier consideración política, la OMS es el principal organismo internacional encargado de coordinar respuestas ante emergencias sanitarias, establecer estándares en salud y facilitar el acceso a insumos críticos para los países miembros».

Alejandra Sánchez Cabezas, presidenta de la Aasap, asegura: «Estamos muy preocupados en el campo de la salud por estas cuestiones, sobre todo porque hay una tendencia a demonizar, hay una tendencia a subestimar, hay una tendencia a romper que nos preocupa mucho», a la vez que señala los efectos negativos de la polarización en la salud de la población «que generan mucho padecimiento en las personas» y advierte sobre la necesidad de un debate institucional antes de tomar una decisión de tal envergadura: «Una cuestión así debe ser discutida en el Cofesa (Consejo Federal de Salud), no puede ser tomada unilateralmente porque es una cuestión de Estado que no puede ser ideológica, no puede usarse como una propaganda de bajo costo».

Finalmente, Sánchez Cabezas insiste en que la OMS «es un secretariado técnico en donde las decisiones se toman en Asamblea, entonces son los países los que deciden, no es una persona ni dos, ni un grupo de iluminados».

Desde la Aasap también subrayan que formar parte de la OMS le permite al país acceder a cooperación técnica, garantizar la participación en redes de alerta temprana, tener voz en la toma de decisiones globales sobre salud y continuar con el acceso a insumos críticos esenciales. Y sintetizan: «El cuidado de la salud de la población debe estar por encima de cualquier disputa ideológica. No podemos darnos el lujo de retroceder».

Las voces consultadas coinciden en advertir que salir de la OMS no solo representa un problema financiero y operativo, sino también un cuestionamiento a la toma de decisiones basadas en evidencia científica. Como advierte la Fundación Soberanía Sanitaria: «No entender la salud desde una perspectiva internacional es retroceder más de 100 años de historia y convencerse de que los destinos sanitarios de nuestra patria no están ligados a los de la región y el mundo».

A modo de conclusión, López apunta que, además de declamar la salida de la OMS, «dos cosas más se han hecho últimamente que forman parte de todo el entramado de aislamiento». El 19 de diciembre, las Naciones Unidas emitieron una resolución en la Asamblea General promoviendo la economía social y solidaria como un camino para achicar la desocupación y el desempleo y fomentar una mejor calidad de vida, una decisión que cosechó 175 votos a favor, «incluyendo la de todos los países capitalistas del norte, y una sola abstención: Argentina». En segundo lugar, agrega López «al igual que Trump, ahora quieren retirar al país del Acuerdo de París, que impulsa acuerdos sobre el cambio climático. En consecuencia, no estamos a contramano del mundo, estamos a contramano de la historia».

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