2025, año de las cooperativas

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Mariana Aquino

Las entidades de salud mental son un sector vital para el bienestar social. Problemas, avances y retrocesos.

Pionera. La Huella, dispositivo del hospital Borda, fabrica muebles y objetos de madera.

Foto: Pilar Camacho

El malestar psíquico ha aumentado en los últimos años, principalmente en el periodo postpandemia. El trabajo y la falta de dinero son las principales causas de estrés, ansiedad y angustia. Según el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la UBA, el riesgo de padecer un trastorno mental es del 9,4%, y los más jóvenes son los más susceptibles a estos padecimientos. En cuanto a la atención, el 51,71% de las personas que no reciben tratamiento psicológico considera que lo necesitan, pero no tienen acceso porque hay pocos profesionales y mucha demanda, por lo que acceder a la atención primaria en salud mental es complejo. Y aún cuando lo resuelven y pueden atenderse, muchos encuentran dificultades para reinsertarse laboralmente y tener un hogar.

¿Cómo solucionarlo? Para los especialistas, se requiere de políticas activas de salud mental a través de la promoción de conductas saludables y el incremento del acceso a tratamientos psicológicos, pero la Ley de Salud Mental, que resulta indispensable en este momento, está en peligro. En este contexto, una vez más el cooperativismo es una respuesta.

Federico Bejarano es psicólogo social, impulsor de la cooperativa La Huella y de la Red de Cooperativas Sociales. La red reúne a entidades vinculadas a la salud mental que buscan conformar alternativas laborales saludables para personas que han pasado por una internación o tienen una vulnerabilidad socioeconómica y una fragilidad psicosocial. Está conformada por cooperativas y emprendimientos de integración sociolaboral de salud mental, universidades nacionales y asociaciones civiles. Desde ese espacio, lograron cuantificar el crecimiento del sector vinculado a la salud mental. Según datos obtenidos desde 2017, en el país hay 12 cooperativas de inclusión sociolaboral, una de ellas es mixta (de cuidados e inserción). Además de alrededor de 50 emprendimientos vinculados a la salud mental. 

La Red de Cooperativas Sociales cuenta con el respaldo de la Federación de Cooperativas Autogestionadas de Buenos Aires (Fedecaba) y la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT).

En los últimos años, desde el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) se dieron a conocer algunas resoluciones que favorecieron el desarrollo de este tipo de experiencias. En 2019 se declaró de interés a las cooperativas sociales para lograr la inclusión de personas en situación de vulnerabilidad social, entre las que se encuentran las de salud mental. Tres años después se estableció la posibilidad de declarar a las cooperativas de inclusión como multiobjeto (esta resolución sale específicamente para discapacidad psicosocial-salud mental), y ese mismo año se amplió la resolución, haciéndolo extensivo a todas las personas con discapacidad, no solamente psicosocial.

«A través de la comisión de discapacidad de Cooperar se continúa trabajando para sensibilizar a nuestro sector junto a la Agencia Nacional de Discapacidad. La Federación de Entidades Solidarias de Salud (FAESS) viene brindando apoyo a este tipo de cooperativas», agrega Mariana Pacheco, psicóloga, presidenta de Cooperativa Apalabrar y Secretaria de la Cooperativa de inclusión sociolaboral La Huella.

Tres Arroyos. El restaurante de Abriendo Caminos, en Bernardo de Yrigoyen 172.

Foto: gentileza Abriendo Caminos

Una red de contención
La Huella es una de las cooperativas más antiguas del sector de salud mental. Al principio se trató de un taller y un emprendimiento de muebles reciclados con inclusión laboral en el Hospital Neuropsiquiátrico José T. Borda de la Ciudad de Buenos Aires. Y desde allí empezó a hacer escuela. Hoy amplió su oferta a diversos productos hechos de madera, con un enfoque centrado principalmente en la inclusión sociolaboral. 

Dos experiencias que confirman la influencia de La Huella y demuestran la inclusión social que genera el modo cooperativo son la Cooperativa Lavandería de Ropa en Rosario y Abriendo Caminos en Tres Arroyos (provincia de Buenos Aires).

Coopelav es una cooperativa de trabajo para la inclusión social que surgió en 2022 por una iniciativa de las trabajadoras del Centro Regional de Salud Mental Doctor Agudo Ávila. Desde su origen brinda servicios de lavandería de ropa a vecinos del barrio Pichincha, de Rosario, cuenta con 11 asociados y 3 personas que realizan prácticas laborales en el lugar, todas ellas tienen algún padecimiento subjetivo o discapacidad psicosocial.

Alejandra Luque, después de varios años de tratamiento psicológico, se encontró con la posibilidad de participar de una cooperativa. Se capacitó en lavandería, y cuando se conformó Coopelav ella fue una de las primeras en sumarse. Está en atención al público, recibe pedidos, está en la caja y también lava. «Hago de todo un poco» dice, orgullosa, quien hace tratamiento ambulatorio desde hace 10 años. Antes de la cooperativa hacía trabajos esporádicos, de forma precarizada. Le costaba conseguir estabilidad laboral. 

Carla Dotta es trabajadora social e integrante del equipo de apoyo de Coopelav: «Estamos ante una crisis donde reina el desempleo y la precarización del trabajo. Y todo este proceso enferma, agota, estresa y deprime a la clase trabajadora que trabaja, justamente, para subsistir y desarrollarse humanamente. Esta situación a los trabajadores de sectores populares que sufren algún problema de salud mental los deja en desventaja respecto del resto de la sociedad. Es decir, para estas personas es muy difícil conseguir un empleo».

Este equipo tiene como objetivo colaborar con los asociados. Más allá de lo laboral, brindan un apoyo a nivel humano en las tareas cotidianas, la organización del espacio y la mediación de las relaciones interpersonales e institucionales. «El trabajo, además de ser un medio para la subsistencia, es un ordenador social y simbólico en el cual se puede dar sentido», explica Carla. «Es así que los socios están comprometidos con el trabajo, perfeccionan la tarea que realizan y aprenden un oficio con desafíos».

Rosario. Coopelav cuenta con 11 asociados y brinda servicio de lavandería a los vecinos de Pichincha.

Acompañar y alojar
En la ciudad de Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires, existe una experiencia que además de dar trabajo y contención, les brinda a las personas con algún padecimiento de salud mental la posibilidad de encontrar un techo: Abriendo Caminos es un espacio terapéutico dedicado a la reinserción social e inclusión sociolaboral. Además, brinda asistencia y acompañamiento terapéutico, gracias al plantel de cuidadores, psicóloga, psiquiatra y talleristas con el que cuenta.

El proyecto tiene dos aristas: el restaurante Arte para Todos y la Casa de Medio Camino (residencia para pacientes psiquiátricos, donde cuentan con atención de profesionales de la salud). El proyecto gastronómico genera sustentabilidad económica para mantener la casa, el hogar donde los socios, una vez que evolucionan en su proceso, pasan a convivir. Actualmente, son ocho las personas involucradas en la cooperativa, que además de trabajar, realizan talleres de carpintería, literatura, apoyo escolar, artesanía y artes plásticas. «Una vez que se activa el plan terapéutico, empiezan con proyectos de inclusión laboral», explica Susana Beatriz Fígaro, la presidenta de la cooperativa y coordinadora de la casa.

Claudio Álvarez está en la cooperativa gastronómica desde el inicio, trabaja como mozo y asegura que el trato con la gente es su fuerte. Todo lo recaudado en el restaurante se utiliza para comprar insumos y mercadería, y destinan el excedente a mantener la casa. Cada decisión que toman sale de la asamblea que realizan entre todo el colectivo. «Nunca pensé en formar parte de una cooperativa, todo se fue dando de a poco. Este proyecto hoy es mi vida, me sirve para estar en contacto con la gente, me siento más útil acá. De verdad siento que sirvo para algo. Me cambió la vida, sin exagerar. Es lindo trabajar y saber que lo que hago suma en algo».

«Necesitamos que la gente de la ciudad conozca el lugar, que pruebe nuestra comida», invita Alejandro al restaurante ubicado en Bernardo de Yrigoyen 172, en Tres Arroyos. 

Una ley en riesgo
La Ley Nacional de Salud Mental 26.657, aprobada en 2013, tiene como objetivo garantizar la protección y el pleno goce de los derechos humanos de las personas con padecimientos mentales. Si bien no fue reglamentada en su totalidad, el cambio de paradigma ya dio sus frutos. Desde su origen generó un avance clave para el reconocimiento de las personas con padecimiento mental como sujetas de derecho y en la sustitución del manicomio por tratamientos dignos; esta es una ley valorada como modelo a seguir por los organismos internacionales de protección de derechos humanos.

Sin embargo, el actual Gobierno intentó, a través de la Ley Ómnibus a principios de 2024, retroceder en materia de salud mental: de prosperar el proyecto libertario se abriría la posibilidad de la creación de nuevos manicomios y centros terapéuticos privados. «Esta ley en nuestro país es muy cuestionada por diversos sectores que sostienen que niega la enfermedad, que no se puede internar, que las y los trabajadores perderán sus puestos de trabajo. Pero esas son falacias», precisó Bejarano.

«En la cuestión de incluir, el formato cooperativo se adapta perfectamente, por eso se crearon varias cooperativas. Por lo que creemos que la inclusión laboral y el cooperativismo van de la mano, y si la ley está en riesgo, la inclusión está en riesgo. El Estado debe comprometerse a fomentar el cooperativismo, eso sería muy necesario», añade la titular de Abriendo Caminos.

Para Bejarano, el rol del Estado se tiene que profundizar: «En el INAES no contamos con una sección tal que se ocupe de estas unidades productivas y de los servicios a personas específicas. Por eso decimos que desde el sector nos debemos más escritos que muestren sus desarrollos, nos debemos más investigación sobre estos temas, nos debemos más presencia del INAES, para que se pueda pensar en un sector, quizás una federación y un desarrollo capaz de sustentabilidad económica para dar acceso al derecho al trabajo bajo la lógica, los valores y los principios cooperativos. Esto es una necesidad emergente y especial para abordar para este Año Internacional de las Cooperativas».

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