8 de marzo de 2025
En la ciudad bonaerense y sus alrededores se desató un fenómeno climático extremo, que desbordó toda posibilidad de contención y dejó un saldo de desastre aún no determinado en su totalidad.

Desolador. Una calle bahiense en el amanecer del viernes.
Foto: NA
Un temporal se ensañó con Bahía Blanca desde la mañana de este viernes. Para las primeras horas de la noche ya se habían confirmado diez muertes y no se descartaba que hubiera más víctimas fatales. Con la ciudad bajo el agua, destrozos múltiples y más de mil evacuados, se desplegó un operativo que incluyó recursos locales, provinciales y nacionales. Esta vez, el Estado tuvo que estar.
Fue un fenómeno meteorológico extremo. Cayeron más de 400 milímetros de lluvia en pocas horas, equivalente a lo que precipita en ocho meses. Y Bahía Blanca colapsó. Hubo anegamiento de calles y viviendas, con familias que se refugiaron en los techos y en algunos casos pidieron auxilio por redes sociales, hasta ser rescatadas.
Una de las postales del desastre provino del Hospital Interzonal Dr. José Penna: el subsuelo quedó completamente inundado y obligó a trasladar a bebés recién nacidos internados en neonatología y a pacientes en terapia intensiva.
Catástrofe y coordinación
«Bahía Blanca ha sido nuevamente azotada por una catástrofe natural. La situación se ha tornado muy crítica en diversos sectores», expresó el intendente, Federico Susbielles. Hacía alusión a la tormenta de diciembre de 2023, a pocos días de la asunción de Javier Milei a la presidencia, primera demostración concreta de la política del Estado ausente.
Esta vez, el Gobierno nacional se apuró a aparecer. «Estamos viajando hacia Bahía Blanca para liderar el operativo en el terreno y estar cerca de cada persona afectada», anunció durante la tarde Patricia Bullrich, ministra de Seguridad. «Estamos coordinando esfuerzos con el Gobierno nacional, el municipio y los intendentes de la región para brindar apoyo y asistencia», dijo también el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, antes de anunciar su viaje al territorio afectado.
Incluso el presidente Javier Milei suspendió su viaje a Mendoza –a la Fiesta de la Vendimia– para permanecer pendiente del desastre y sus efectos. Otra había sido su postura ante la tormenta anterior, en diciembre de 2023, cuando viajó al distrito solo para decir: «Estoy perfectamente confiado en que ustedes van a poder resolver esta situación» con «los recursos existentes». En ese entonces, el temporal dejó 13 muertes.
«Lo único que uno pide es que deje de llover porque hay casas y gente bajo el agua, la gente de Defensa Civil está sobrepasada, el servicio de emergencia está tratando de llegar a los lugares más anegados, se ha sumado el Ejército también. Es un panorama dantesco. Esto no tiene antecedentes», describió el periodista local Sergio Donati, en diálogo con AM 750.

Hospital Penna. Fue necesario trasladar bebés recién nacidos y a pacientes en terapia intensiva.
Foto: NA
Con el recuerdo aún latente de la tormenta fatal anterior, se vuelve palpable la advertencia de especialistas: por efecto del calentamiento global, los eventos climáticos extremos serán cada vez más frecuentes. El negacionismo imperante desde la gestión nacional no altera la evidencia al respecto.
«En los últimos años hubo un sostenido aumento en la intensidad de eventos como el de Bahía Blanca, y eso podemos vincularlo con el cambio climático. El cambio climático impacta en los regímenes de lluvia, en el nivel del mar, en la recurrencia de olas de calor», afirmó Silvina Solman, investigadora del Conicet, en Radio Continental.
Familias en los techos
Con el transporte público y las clases suspendidas, entre otros servicios paralizados, las imágenes del desastre mostraban autos arrastrados, destrozos en las calles y viviendas con agua a la altura de las ventanas o más. Por las rutas afectadas, la ciudad permaneció prácticamente aislada durante las horas más críticas.
Los medios locales dieron cuenta de situaciones desesperantes. Entre ellas la de Natalia Romagnolli, vecina frente al canal Maldonado, una de las zonas más afectadas por el temporal. Fue su hermana, Marina, quien consiguió difundir su situación para pedir auxilio: «La planta baja de su casa está completamente inundada, y ella, junto a su familia, está refugiada en el primer piso; pero el agua no deja de subir minuto a minuto por la escalera. Lo peor es que la casa está enrejada y ella está descompensada, pidiendo una ayuda que no llega».
«No hay manera de acceder a ninguna propiedad porque las calles son ríos furiosos. El agua corre con una fuerza que arrastra todo a su paso, es un peligro mortal. La única posibilidad de rescate sería desde el aire, pero no deja de llover y la situación empeora cada vez más», describió la mujer. Y agregó: «Toda la cuadra está arriba de los techos, familias enteras esperando que esta catástrofe cese».
Queda por delante una ardua labor para recuperar la ciudad que requerirá de la acción del Estado, al que algunos pretenden eliminar contra todo sentido común, y de la solidaridad de todo el país.