Mundo | PRESIDENCIALES EN RUMANIA

Freno a la avanzada ultra

Tiempo de lectura: ...
Tomás Forster

El triunfo de un moderado evitó la llegada de la extrema derecha al poder. Los desafíos del nuevo mandatario, entre la crisis política interna y la relación con Europa en tiempos de guerra.

Bucarest. Nicușor Dan, el flamante mandatario, saluda a sus seguidores tras confirmarse su triunfo en segunda vuelta, el 18 de mayo.

Foto: Getty Images

El escenario electoral rumano tuvo un sorprendente desenlace. En la segunda vuelta presidencial, realizada el 18 de mayo pasado, Nicușor Dan, el candidato independiente y afín a la Unión Europea (UE) obtuvo el 53,6% frente al 46,4% alcanzado por el candidato de extrema derecha, George Simion. El ahora flamante presidente, y alcalde saliente de Bucarest, protagonizó una gran remontada dado que, en la primera vuelta, había terminado 20 puntos abajo de Simion. 

Una de las claves del giro eleccionario tuvo que ver con el alto porcentaje de ciudadanos que votaron en el balotaje, casi el 65% frente al 53% de la primera vuelta. Es decir que muchos rumanos, que no se pronunciaron en primera instancia, sí lo hicieron de cara a una segunda vuelta en la que tuvieron que dirimir entre dos proyectos antagónicos, con el agregado de que era muy factible la posibilidad de que la extrema derecha llegara al Gobierno. 

A su vez, la inquietud social respecto a que bajo un Gobierno de Simion escale la confrontación con la Unión Europea (UE), un asunto muy machacado en la campaña de Dan, pareció haber surtido efecto. Los rumanos tienen mayormente una percepción positiva de la integración a la UE, dado que la misma coincidió con cierto crecimiento económico y mejora en la infraestructura (en buena medida con fondos de Bruselas), aunque la contracara de esto es que Rumania viene incrementado significativamente su nivel de endeudamiento así como es el país de mayor déficit fiscal del bloque (además de continuar siendo uno de las más pobres). 

Hay que añadir también que si bien el discurso ultranacionalista de Simion le sirvió para atraer a jóvenes de la clase trabajadora (mayormente varones, migrantes o dispuestos a migrar en busca de oportunidades laborales), también le significó el rechazo de las minorías de alemanes-rumanos, y sobre todo de húngaros-rumanos, principalmente de la región de Transilvania, así como de ucranianos-rumanos y moldavos-rumanos que se encuentran en el norte y noreste del país. En ese marco, y de acuerdo con la analista Antonia Colibășanu, en un artículo que publicó en el portal del Real Instituto Elcano, «a pesar de que Simion consiguió la mayoría de los votos de la diáspora rumana –55,86%–, el apoyo a Dan en el país sirvió para contrarrestar esa ventaja». Además, entre los sectores medios urbanos no cayó nada bien la posición refractaria de Simion en materia de libertad de elección y derechos individuales, en línea con la agenda «antiwoke» de la ultraderecha internacional. 

Postulante. George Simion, uno de los referentes de la ultraderecha, en acto de campaña.

Foto: Getty Images

Un gran reto
Dan tendrá que aprovechar el impulso inicial suscitado a partir de su triunfo electoral para lograr superar una crisis política que lleva varios meses, iniciada luego de que se anularan las elecciones presidenciales del 24 de noviembre pasado. En aquella oportunidad, Călin Georgescu, un candidato de extrema derecha, terminó triunfando con apenas el 22,9% en la primera vuelta. Dos días antes del balotaje, el Tribunal Constitucional, en una decisión tan controversial como inédita, anuló los resultados y ordenó repetir el proceso electoral prohibiendo a Georgescu participar en el mismo. El motivo alegado por el Tribunal: la presunta injerencia rusa detrás de la avasallante campaña en redes sociales, sobre todo en TikTok, que instaló en el centro de la escena a la candidatura de Georgescu quien, en los últimos días previos a los comicios, pasó del 5% que le otorgaban las encuestas a resultar primero. 

Impedido de presentarse, Georgescu fue relevado por Simion, un exbarrabrava de 38 años, como el nuevo candidato de un campo reaccionario que creció en volumen a partir del descontento social que generó la intervención judicial en el proceso electoral. Finalmente, aunque derrotado en el balotaje, Simion queda perfilado como el principal líder opositor dado que con su fuerza, la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), consiguió el 40% de las bancas parlamentarias, lo que, según Colibășanu, «deja abierta la posibilidad de que se produzca un bloqueo legislativo y cunda la inestabilidad política».

Lectura en contexto
El triunfo de Dan generó un contrapeso en una coyuntura europea fuertemente tensionada por el avance de las fuerzas ultraconservadoras. El mismo día que se celebró el balotaje rumano, del otro lado del continente, el partido portugués Chega, de extrema derecha, rompió el tradicional bipartidismo característico del país lusitano, desplazando en el segundo lugar al Partido Socialista en las elecciones parlamentarias. Y mucho más cerca de Rumania, Karol Nawrocki, apoyado por el partido Ley y Justicia, también de extrema derecha, ganó la segunda vuelta presidencial que se disputó en Polonia, el pasado 2 de junio. Por último, el triunfo de Dan también supone un hecho relevante en lo que respecta a la guerra ruso-ucraniana, tanto porque Rumania comparte frontera con Ucrania, como por su rol de país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y aliado de Bruselas y Kiev. Un día después de su asunción, Dan mantuvo una primera conversación oficial con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Luego de esa charla, el nuevo mandatario afirmó: «Nos centraremos en las inversiones en defensa para fortalecer el vínculo transatlántico, vital tanto para Rumania como para la Alianza». Es de prever que esas palabras no hayan caído nada bien en el Kremlin.

Estás leyendo:

Mundo PRESIDENCIALES EN RUMANIA

Freno a la avanzada ultra