25 de septiembre de 2019
Desde el golpe de Estado de Augusto Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende en 1973, el 11 de septiembre ha adquirido dimensiones históricas para la memoria latinoamericana. Sin embargo, Estados Unidos sufrió el gran ataque a las Torres Gemelas también un 11 de septiembre, pero de 2001, y la potencia cultural mediática norteamericana eclipsó en cierta medida la marca dejada en Chile. Es así como hoy numerosos medios de comunicación regionales y figuras de la política recuerdan lo sucedido en Estados Unidos más que el golpe en Chile.
Pero llamó la atención que no hubiera actos oficiales del gobierno de Sebastián Piñera para recordar el golpe de Estado y el comienzo de la dictadura que encarceló, torturó y asesinó a miles de personas. Apenas brindó un discurso de poco más de cinco minutos, no habló de dictadura, ni de golpe, sino de «quiebre de la democracia» y le dedicó más tiempo a denostar al breve gobierno de apenas tres años de Allende que a la larga dictadura que se extendió por 17 años. Por eso no extrañó que en el diario El Mercurio, uno de los artífices de la demonización del gobierno de Allende, se publicara una solicitada con el título «Chile se salvó de ser como Venezuela hoy», lo que motivó una protesta pública de sus periodistas al estilo de lo sucedido en la Argentina en 2015 cuando el diario La Nación publicó el editorial «No más venganza» en defensa de los militares condenados por sus crímenes durante la dictadura, y sus periodistas rechazaron su contenido.
Paradojas de la historia. El 11 de septiembre de 2019, en la Organización de Estados Americanos varios países reactivaron el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca para impulsar una posible intervención militar en Venezuela. Justo un 11 de septiembre. Y Chile votó a favor.
