29 de mayo de 2025
Misión Imposible: La sentencia final
Director: Christopher McQuarrie
Intérpretes: T. Cruise, H. Atwell, V. Rhames, S. Pegg, E. Morales, P. Klementieff
País: Estados Unidos

Sudor. Cruise ejecuta las escenas de riesgo para darle realismo a la historia.
Foto: Paramount Pictures and Skydance
Todo tiene sabor a despedida en Misión Imposible: La sentencia final. La trama busca atar todos los cabos sueltos de la producción inaugurada en 2023 con Misión Imposible: Sentencia mortal, y de toda la saga que cuenta con treinta años desde la primera película dirigida por Brian De Palma en 1996. La historia sigue el intento de detener el control nuclear de una inteligencia artificial llamada La Entidad, la cual planea dominar el mundo. El villano en disputa sigue siendo Gabriel (Esai Morales), y el artefacto clave permanece oculto bajo el océano tras la explosión del submarino en la película anterior.
A lo largo de las ocho películas hasta la fecha pasaron directores como John Woo, J. J. Abrams, Brad Bird y Christopher McQuarrie, pero el espíritu se mantiene intacto: acción y acrobacias a la antigua. Tom Cruise ha manifestado en repetidas entrevistas su amor por el cine clásico, con escenas de riesgo realizadas de forma artesanal, sin efectos digitales, al estilo de Buster Keaton, el genial actor y realizador del período mudo contemporáneo de Charles Chaplin. Es él mismo quien ejecuta sus escenas de riesgo para otorgar mayor veracidad y realismo a un espectáculo diseñado para disfrutar en las salas, con un sonido imponente y una gran pantalla.
Basta observar la secuencia submarina con traje de buzo o la toma aérea, donde Tom aparece colgado de una avioneta que gira en el aire una y otra vez, para comprender el tipo de entretenimiento que ofrece Misión Imposible. Atrás quedaron los intentos de emular la famosa serie de televisión de los años 60. Ahora prima la acción visual, que otorga supremacía a la imagen con una cámara que acompaña al héroe Ethan Hunt en cada destreza imposible, como lo indica el título.
Sin embargo, quizás esta película no sea la mejor de la franquicia. En sus casi tres horas de duración, intenta abarcar demasiados temas, lo que juega en su contra: abundan las escenas de diálogo explicativo para comprender el conflicto, hay muchos personajes que cierran el círculo de su aparición en esta y otras películas de la saga y se repiten flashbacks que restan ritmo y vorágine a la acción.
A pesar de esto, McQuarrie logra mantener el estilo de sus predecesoras, enfocándose en el sacrificio del héroe con promesas de redención y su apoyo incondicional al equipo integrado por Benji (Simon Pegg) y Luther (Ving Rhames), a quienes se suman en esta ocasión Grace (Hayley Atwell) y Paris (Pom Klementieff). Una amistad forjada a lo largo de los años, en un mundo que refuerza la necesidad de la familia para la supervivencia.
Las Misión Imposible son también una carta de amor al cine como espectáculo, una fábrica de sueños inalcanzables donde el bien triunfa sobre el mal, que aquí se manifiestan con frescura y adrenalina siempre al límite. Así lo entiende Cruise, productor y protagonista esencial de este show que, con sus sesenta y tantos años, parecería estar en retirada junto al cine que realiza. Un estilo que pierde terreno frente a los efectos digitales y las inteligencias artificiales que, no por nada, son el gran villano de la trama. Una historia sostenida con sudor y lágrimas de dolor físico, escondidas detrás de las innumerables acrobacias que los videos del backstage han mostrado en la promoción de la película.
Lo cierto es que nuestro héroe, delante y detrás de cámara, lo ha dado todo una vez más en pos del cine que celebra. Si es por última vez o no, nunca se sabe, solo el tiempo lo dirá.