Cultura | SERIE DOCUMENTAL SOBRE MALVINAS

La guerra en primera persona

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Georgina Dritsos

La lograda producción de la Televisión Pública pone el foco en un conjunto de historias de vida que quedaron marcadas a fuego por el conflicto bélico.

Protagonistas. El veterano de guerra Jorge Navarro, el reconocido cantante Darío Volonté y la conductora Julieta Ortega.

Realizado íntegramente por la Televisión Pública, Malvinas y yo es un testimonio coral que da voz a una variedad de personas que participaron de la guerra de Malvinas y cuyas vidas fueron alteradas de una u otra forma por el conflicto bélico. Con la impecable conducción de Julieta Ortega, se trata de una serie documental que consta de seis capítulos de breve duración que ponen el acento en la mirada subjetiva de los protagonistas, con el agregado de imágenes televisivas y fotos de archivo. Y es allí, tanto en su formato como en su enfoque, donde reside la originalidad del programa.
Una vez que se emite al aire los miércoles a las 23, el contenido también se puede ver en la web del canal estatal. Malvinas y yo forma parte de la programación especial que la señal viene presentando sobre el tema. Próximamente se estrenará una coproducción con la Agencia Télam que buscará reflejar el rol del periodismo durante la guerra, tanto en Argentina como en Gran Bretaña. El envío aún no tiene título, pero se transmitirá por la misma pantalla.
En el primer capítulo de Malvinas y yo se reconstruyeron, a través del testimonio actual de dos sobrevivientes, las instancias del hundimiento del Crucero General Belgrano, ocurrido el 2 de mayo de 1982, donde fallecieron un total de 323 personas y se salvaron 770. Los que tomaron la posta fueron el reconocido cantante lírico Darío Volonté y el también veterano de guerra Jorge Navarro, que era cabo segundo de la embarcación y trabajaba allí como radiotelegrafista.
«El día del bombardeo, un compañero me había pedido que le cambiara el turno en la radio, y accedí», cuenta Navarro. «Recuerdo que pasé por la sala de recreación, donde había muchachos tocando la guitarra, charlando, escribiendo cartas. En un momento se escuchaba un partido de futbol, jugaban Boca contra Estudiantes. Le pregunté a un compañero cómo iba el partido, terminó de decirme “1 a 0”, y hubo un gran sacudón, seguido de una explosión», agrega. Dos de sus compañeros de sector murieron tras el bombardeo. «Si no hubiera sido porque mi compañero me había pedido de cambiar el turno de la guardia, el destino habría sido otro», concluye.
El primer torpedo impactó a la embarcación a las 16:01, y en el acto fallecieron 274 tripulantes argentinos. Volonté asegura que les fue de gran utilidad haber hecho antes simulacros de abandono del barco, para aprenderse de memoria las salidas a cubiertas y también para poder asistir a compañeros heridos. «Una vez que estuvimos en las balsas, fueron 29 horas y media en total, de las cuales 20 fueron de tormenta. Era como estar en un freezer con temperaturas de veinte grados bajo cero y todos mojados en una balsa que se movía para todos lados. El techo no paraba de ser golpeado por el agua», rememora.

Censura previa
El segundo capítulo de esta serie documental echa luz sobre los trabajadores del entonces canal ATC, que fueron designados para cubrir el conflicto bélico. Las voces de varios de ellos aportan luz sobre cómo fue trabajar en una época donde gran parte de lo que hacían era censurado por las autoridades de la dictadura cívico-militar. «En las islas controlaban qué imágenes tomábamos, dónde poníamos la cámara, qué planos hacíamos, etcétera», describe Marcos Novo, asistente de cámara que cubrió toda la guerra desde las islas Malvinas, como parte del equipo que contaba con el corresponsal Nicolás Kasanzew.
En el canal el encargado de la coordinación era Carlos Clavel, subgerente de Noticias. «En ATC nos hacían ir a una sala de edición a puertas cerradas y atrás se sentaba un oficial del servicio de inteligencia militar que nos decía qué imágenes se podrían mostrar y cuáles no», recuerda Abel Picallo, que por entonces trabajaba como editor del noticiero. «La situación de los soldados no era la mejor», continúa, mientras en pantalla aparecen imágenes de soldados muertos de frío que dicen: «Llegamos acá hace horas y todavía no recibimos ninguna orden de nadie».
Malvinas y yo es ágil, enseña, muestra aspectos no tan conocidos de la guerra y da cuenta del clima de época, del triunfalismo que se quería imponer desde el Gobierno militar, al recrear los comunicados oficiales e intercalar la programación del canal, en particular del noticiero 60 minutos conducido por José Gómez Fuentes.
El mayor aporte que realiza este trabajo, su principal «materia prima» son los testimonios actuales, realizados en primera persona, así como las imágenes del archivo, principalmente de ATC. Fotos de los tripulantes del Crucero General Belgrano, fragmentos del programa especial 24 horas por Malvinas realizado en teoría para recaudar fondos para los combatientes. Se suman reportes enviados por Kazansew desde las islas; se ven algunas tomas de bombardeos y al general Galtieri hablando frente a una multitud en Plaza de Mayo; junto con fragmentos de cómo relataban la guerra canales como la CNN, la BBC y la televisión francesa.
El tratamiento es el habitual para este tipo de narración audiovisual: las tomas de los entrevistados hablando sobre su paso por Malvinas se van ilustrando con videos y fotos de los tempranos 80. Y en ese contrapunto entre presente y pasado, el relato de Julieta Ortega une de forma precisa y sin desbordes cada pieza de la historia que se cuenta. El conjunto sirve para resumir el clima de época y observar dichas escenas desde una perspectiva actual, crítica, en una lograda síntesis de unos treinta minutos por entrega. Sin duda, una mirada imperdible sobre hechos que es importante seguir difundiendo, sobre todo para que las nuevas generaciones conozcan esta parte de la historia de nuestro país.

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