El inglés Fury, nuevo campeón de los pesos pesados, logró reposicionar a la categoría más emblemática de la disciplina con un estilo que cautiva al público. Las adversidades en su carrera, su reinvención y el reto de mantenerse en la cima.
28 de mayo de 2020
Las Vegas. Asedio de Fury sobre Wilder en su combate consagratorio, este año. (Gurzinski/AFP/Dachary)Muhammad Ali, Mike Tyson, Rocky Marciano, George Foreman. La categoría de los pesos pesado, la más popular del boxeo, ha tenido grandes exponentes a lo largo de la historia. Sin embargo, en los últimos años la especialidad quedó relegada, sin grandes nombres o duelos. Hasta que aparecieron Deontay Wilder y, sobre todo, Tyson Fury, el inglés que en este 2020 logró un nocaut de altísimo impacto que lo ubica a la altura de los mejores.
De 31 años, con una altura de 2,06 metros y un peso de 124 kilos, Fury –que se llama Tyson por Mike– mostró en Las Vegas un nutrido repertorio de golpes que acabó con el reinado de Wilder, quien llegaba al combate invicto con 42 triunfos (41 por KO) y un empate, justamente ante el propio Fury en 2018. Dueño de un estilo potente, muy atractivo para el público, Fury se perfilaba desde su debut en 2008 como un gran proyecto. Invicto en 31 peleas, con 20 triunfos por KO y un único empate –aquel ante Wilder–, el inglés ya había sacudido el ámbito del boxeo en 2015 cuando destronó a Wladimir Klitschko y le arrebató las coronas pesadas de tres asociaciones (AMB, OIB y FIB) que el ucraniano poseía desde hacía más de nueve años.
Caída y resurgimiento
No obstante, aquel triunfo no lo llevó a sobresalir en las grandes carteleras por dos razones: el poco cuidado de su cuerpo y su fragilidad mental. Luego de vencer a Klitschko, Fury entró en una profunda depresión que lo llevó a anunciar su retiro al año siguiente, entre otras causas, por su adicción a las drogas. Lejos del cuadrilátero, Fury llegó a pesar 180 kilos y hasta pensó en suicidarse: «Solo espero que alguien me mate antes de que me mate yo». Las cosas poco a poco comenzaron a mejorar gracias al apoyo de su esposa y de sus cinco hijos. Renovado y con una preparación exigente, Tyson volvió a la actividad en 2018 y rápidamente consiguió una chance ante Wilder, donde no falló.
Más allá de sus altibajos, Fury exhibe atributos de un púgil de leyenda. Un boxeador que volvió a situar a los pesados en el tope de la cartelera mundial. En el futuro asoma el reto de pelear con Anthony Joshua, campeón en cuatro entidades, aunque con una merma en su nivel. Parece, en realidad, un desafío de Fury consigo mismo. Como otras veces en su carrera.