Ja Morant, de Memphis Grizzlies, se erige como el mejor debutante de la temporada en virtud de sus recursos de juego y de su carisma. El golpe de suerte en Carolina del Sur y los lazos con las estrellas que lo perfilan en el camino de los grandes.
28 de mayo de 2020
Madison Square Garden. Figura de los Grizzlies, Morant encesta ante New York Knicks. (Elsa/Gina/AFP/Dachary)A mediados de 2016, Ja Morant fue descubierto casi de casualidad en un gimnasio auxiliar de una secundaria de Carolina del Sur, Estados Unidos. Cuatro años después, el base de Memphis Grizzlies es una de las apariciones más promisorias de la NBA y casi todos los especialistas coinciden en que hubiese sido elegido el debutante del año en caso de que la temporada no se hubiese interrumpido por la pandemia de COVID-19.
El ascenso de Morant, de 20 años, se apoya en el amplio repertorio de recursos que exhibe. Basta con mencionar que completa todos los requisitos que se necesitan para brillar en la NBA: es rápido, atrevido, inteligente y tiene unas piernas prodigiosas que le permiten despegarse del suelo como pocos para volcar la pelota en el aro. Con un plus: impone su estilo sin importarle la jerarquía del oponente. Por eso lo comparan con Russell Westbrook, un jugador que sobresale por su explosión ofensiva, y con Allen Iverson, un basquetbolista ya retirado que se destacaba por su cambio de ritmo.
Pero también muestra otras virtudes: entrega bien el balón y mejora a sus compañeros, un combo que combina efectividad con espectáculo y que lo llevó a liderar a Memphis en una temporada que tenía un sorprendente destino de play offs (la instancia decisiva del torneo, con los mejores del campeonato). Fruto de sus condiciones, esta temporada tuvo intervenciones decisivas tanto para definir partidos en la última jugada como para enfrentarse a estrellas como James Harden o Stephen Curry
–referentes de Houston Rockets y Golden State Warriors–, dentro y fuera del campo. Muestras claras de que a los 20 años no le tiene miedo a nadie. Y de que le sobra carisma.
Guiños reveladores
Para llegar a este presente, Morant tuvo un golpe de suerte. Su padre, Tee, había filmado sus movimientos para postularlo a lograr una beca universitaria, aunque las chances eran escasas. Sin embargo, en el verano de 2016, Ja Morant disputaba un torneo 3×3 (una modalidad en la que se enfrentan tres jugadores por equipo) en una cancha auxiliar de un campus en el que los jugadores más destacados de Carolina del Sur iban a mostrar sus habilidades frente a reclutadores de talentos. Entre ellos estaba James Kane, entrenador asistente de la Universidad de Murray State, que había recorrido más de 700 kilómetros desde Kentucky para ver a Tevin Brown, una gran promesa en ese entonces que luego también terminaría en esa institución. Kane, en un rato de descanso, se sorprendió por los piques de una pelota en otro gimnasio. Así descubrió a una joya llamada Temetrius Jamel Morant y al que todos le decían Ja.
Deslumbrado por los movimientos del chico, Kane se comunicó con el entrenador Matt McMahon, que le ofreció sumarse al programa de los Racers en 2017. En Murray State, Morant tuvo una temporada de adaptación en la que mostró su potencial y al año siguiente brilló con 24,5 puntos, 5,7 rebotes y 10 asistencias para convertirse en el primer jugador de la NCAA en promediar al menos 20 puntos y 10 asistencias en una campaña. Ya no necesitó nada más para convencer de que estaba listo para la NBA, donde los Grizzlies lo eligieron en el segundo lugar del draft –proceso de selección de jóvenes talentos– de 2019.
Por más que necesita sumar músculos –pesa solo 79 kilos en su 1,90 metros– y mejorar su tiro de tres puntos –acierta el 36,7% de sus intentos–, Morant dejó su huella desde el debut, con tres premios consecutivos al mejor rookie (debutante) y un promedio de 20 puntos en 25 partidos. Conocido por su devoción a los entrenamientos y su evolución constante, nadie duda de que está en camino de cumplir la máxima que le legó su madre Jamie y que lleva tatuada en su brazo izquierdo: «Beneath no one» (Debajo de nadie).