13 de abril de 2015
Tras fracasar en el impulso de una alianza partidaria en Moldavia que proteja sus intereses, representantes de la Unión Europea están instalando la idea de la «inacción» del nuevo gobierno de Chiril Gaburici frente a la creciente influencia rusa. Con Alemania y Rumania a la cabeza, apuntan la mira hacia los territorios secesionistas de Gagauzia y Transinitria. La renovada presión europea se monta sobre las advertencias de funcionarios de la OTAN, que aseguran que la presencia militar del Kremlin en territorio trasinitrio podría convertir a Moldavia en la próxima Ucrania. Las más recientes votaciones, sin embargo, muestran que la población moldava rechaza el alineamiento con la UE y las reformas de libre mercado implantadas en los últimos años.