23 de junio de 2015
«Cuando Alemania atravesó dificultades en 2011 y 2012, Brasil bombeó la producción de vehículos y las remesas de utilidades ayudaron a que se mantuvieran empleos en ese país. Ahora, el tratamiento no puede ser diferente con nosotros», exigió el líder metalúrgico de la zona industrial de San Pablo, Rafael Maques. La filial brasileña de Mercedes Benz mantiene su postura de no reincorporar a los 500 trabajadores que desvinculó en mayo y parece dispuesta a implementar un plan que contempla 1.400 despidos, adelanto de vacaciones y suspensión de la producción. Esto sucede poco después de que Brasil cayera al octavo lugar de los productores mundiales de vehículos. «Esta no es una pequeña compañía, es una marca importante en el mundo y podría buscar apoyo externo para mantener los puestos de trabajo», puntualizó Marques durante un acampe frente a la planta automotriz. La lucha, encabezada por la Central Única de los Trabajadores (CUT), está recibiendo apoyos de todo el país y permitió la convergencia de gremios de distintas pertenencias políticas.