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Un debate áspero con final abierto

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Telma Luzzani

Kamala Harris logró marcar diferencias con Trump en un duelo tenso y con exabruptos. Economía, migración y aborto, las agendas contrapuestas de demócratas y republicanos.

Filadelfia. Los candidatos protagonizaron fuertes cruces en el National Constitution, sede del encuentro organizado por la cadena ABC, el 10 de septiembre.

Foto: Getty Images

Los ojos del planeta estaban ayer clavados en Filadelfia. El debate entre los dos principales postulantes a la Casa Blanca era una prueba de fuego para el Partido Demócrata y para su candidata, la actual vicepresidenta Kamala Harris, no solo porque era el primer encuentro desde que el presidente Joseph Biden se bajara de su reelección, sino porque ella se enfrentaba a un rival popular, difícil y agresivo.

Harris salió de la prueba indemne y hasta con cierto éxito. Su gesto inicial de atravesar todo el escenario para tenderle la mano a su contrincante, Donald Trump (el primer apretón de manos en un debate presidencial en 8 años), selló las características del encuentro: fue una pelea de igual a igual entre un político veterano y una aspirante 20 años menor a la que se le presentó, de imprevisto, la oportunidad de su vida.

Trump, siempre mirando a la cámara, fue perdiendo la calma a medida que avanzaba la noche. Su estrategia fue colocar a Harris como una continuidad de Biden; enumerar los fracasos del actual gobierno demócrata con frases hiperbólicas («Este ha sido el peor gobierno de la historia de Estados Unidos») y autoelogiarse subrayando los logros de su pasada gestión al tiempo que descalificaba al actual mandatario: «Yo construí la mejor economía del mundo y lo voy a volver a hacer» o «Si yo hubiera sido presidente, en 2022, la guerra en Ucrania no hubiera sucedido. Conozco a Putin y sé cómo negociar».

Round a round
El republicano fue claramente más hábil y propositivo cuando las preguntas giraban en torno a la política exterior –aranceles a China, paz en Ucrania, replanteo de la relación con Europa y la OTAN-, pero se lo vio trastabillar feo cuando Harris le enrostró la desastrosa política de salud que adoptó durante la pandemia de covid-19; sus juicios penales y, por supuesto, la arenga a sus seguidores durante el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. «El peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil», le recriminó Harris.

«La culpa fue de Nancy Pelosi (presidenta de la Cámara Baja) porque no hizo su trabajo como encargada del recinto», amagó Trump. En varias ocasiones, al ser atacado, el expresidente cambió rápidamente de tema (generalmente se ponía a despotricar contra los inmigrantes) o apelaba al discurso «sarasa». Sin dudas, el republicano es mejor atacando que defendiéndose.

La estrategia de Harris fue atacar a su rival y destacar las diferencias entre ambos. Acusó a Trump de no tener planes concretos, de defender a los ricos, de ser «el pasado» y, sobre todo, de mentir. En este punto fue interesante la función de los periodistas de la empresa ABC Noticias que coordinaban el evento, porque mientras los candidatos discutían, ellos chequeaban la veracidad de la información. 

Un ejemplo muy significativo que dejó a Trump totalmente descolocado fue cuando el periodista le repreguntó sobre una de sus afirmaciones más bizarras. El republicano aseguró que «los inmigrantes se comen los perros y los gatos de los vecindarios». En las últimas semanas, se viralizaron, en las redes, mensajes xenófobos que acusaban a un grupo de haitianos que vive en Springfield (Ohio) de robar mascotas y comérselas. Trump, que hizo del tema migratorio su principal caballito de batalla, usó esto como argumento. Cuando el periodista le dijo que estaba confirmado que la noticia era falsa, Trump reaccionó: «¡Vamos a terminar como Venezuela!» y habló de «una nueva forma de crimen, el crimen inmigrante».

Frente a esto, Harris –que en todo momento representó el personaje de la dirigente mesurada y serena– recalcó que ella «no quiere fomentar el odio sino alentar sueños, porque lo que necesita el país es la unión».

Otro tema de gran relevancia durante el debate fue el aborto. Fue uno de los momentos de mayor tensión entre ambos. Harris, bien colocada desde la perspectiva de la mujer, hizo una defensa firme sobre el derecho femenino a decidir sobre el propio cuerpo. 

Trump, por su parte, dio rienda suelta a su estrategia de sembrar el pánico y apeló a uno de sus recursos favoritos: las imágenes macabras. «Los demócratas quieren permitir el aborto al noveno mes. O el bebé nacerá y entonces decidiremos qué hacer con él. En otras palabras, lo ejecutaremos», acuso el republicano. «Decir eso es faltarle el respeto a la mujer estadounidense», respondió Harris. Luego, la periodista de ABC Noticias que coordinaba el debate agregó: «No hay ningún estado en el país donde sea legal matar a un bebé después del nacimiento».

Nueva York. Ciudadanos siguen con interés el debate en el tradicional Bar Tabac.

Foto: Getty Images

Puntos fuertes y débiles
El tema en el que menos confrontaron los candidatos fue Israel, aunque Trump la acusó a ella de «odiar» a ese país. Se sabe que el lobby israelí en Estados Unidos es clave y Harris fue diplomática: «Israel tiene derecho a defenderse, pero la guerra tiene que terminar. La solución es que haya dos Estados».

En el cierre, la demócrata volvió a dirigirse a la clase media y a resaltar los puntos fuertes de su propuesta: ayudar a las pymes, mejorar las condiciones de vida y abandonar las polarizaciones entre los estadounidenses en favor de los «sueños en común». Sutilmente llamó a su rival viejo. «Hoy se escucharon dos versiones: el futuro y el pasado. No vamos a volver al pasado».

Trump, quien tuvo la última palabra, descalificó las promesas de su contrincante con una simple pregunta: «¿Por qué no lo hizo antes? Hace tres años y medio que están en la Casa Blanca». Volvió entonces a pintar un país fracasado («Somos el hazmerreír del mundo») y a asustar con una posible Tercera Guerra Mundial.

Antes de comenzar el debate, los sondeos indicaban un empate técnico. Según la encuesta nacional previa del New York Times/Siena College, Trump aventajaba a la vicepresidenta 48% a 47%. Todo indica que la disputa cabeza a cabeza seguirá hasta el día la elección, el 5 de noviembre.

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