Opinión

Carlos Heller

Dirigente cooperativista

El mega ajuste y las cuatro M

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Finalmente, el proyecto de la llamada ley ómnibus obtuvo en la Cámara de Diputados el voto favorable en general de la mayoría conformada por los legisladores oficialistas y miembros de otros bloques que acompañaron la iniciativa. La bancada de Unión por la Patria, que integro, rechazó la iniciativa por múltiples razones.
Como advertí durante mi intervención en el Parlamento, el contenido del proyecto gubernamental, más allá de las reformas que se le hicieron y de su tratamiento irregular, «es contrario al interés de las argentinas y los argentinos». Las consecuencias del rumbo que se pretende profundizar ya están a la vista, a partir de las medidas que se vienen tomando desde la Casa Rosada y, en particular, con las disposiciones del decreto de necesidad y urgencia (DNU) 70/23.
La cuestión de fondo es que el ideal libertario o neoliberal es falso, cuando postula que eliminando las restricciones y abriendo los mercados va a llegar la prosperidad. No es así, lo que vendrá es mayor ganancia para un grupo reducido de grandes corporaciones y enormes pérdidas para sectores populares, para la producción y el trabajo nacional, especialmente de las empresas pequeñas y medianas.
Al hablar en el recinto, dije que el proyecto de ley ómnibus podría describirse como el Proyecto 4 M, por las iniciales de Martínez de Hoz, Menem, Macri y Milei. Los cuatro impulsaron, cada uno a su turno, modelos similares, caracterizados por brutales y regresivas reformas del sistema económico, político y social en un marco ideológico que podríamos rotular como «neoliberal».
Pronto se cumplirán 50 años desde que José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de la dictadura cívico militar, postulara que «achicar el Estado es agrandar la Nación». Para Carlos Menem, en los años 90 del siglo pasado, rigió la máxima de que «todo lo que sea estatal será privatizado». Mauricio Macri en 2015 elogió la gestión de Menem e intentó un camino similar de desregulación y reducción del patrimonio estatal. El presidente Javier Milei, en tanto, ya avisó: «Todo lo que podamos pasar al sector privado lo vamos a hacer. No sé si genera ganancias o valor».

La recesión
Dado el sesgo ideológico que guía al Gobierno nacional, y la determinación favorable a imponer un súper ajuste de las cuentas públicas, no son extrañas las coincidencias con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la sobre aceptación de sus demandas. Aun cuando su impacto en la economía argentina sea proyectado por el propio FMI, que estimó para este año una caída de 2,8% del PBI, cuando en su cálculo anterior esperaba un crecimiento de 2,8%.
La receta libertaria derivará así en una situación recesiva que empeorará los ingresos fiscales y llevará a un mayor recorte del gasto y la inversión. En ese contexto, y teniendo en cuenta que la producción agropecuaria se va a recuperar luego de la sequía del año pasado, ¿hasta qué niveles llegará el retroceso de la industria, la construcción y los servicios para que se produzca esa caída del PBI?
La visión del FMI, frente a este curso fue de un claro respaldo: la directora ejecutiva Kristalina Georgieva elogió al «buen equipo económico» y a «un presidente muy pragmático, no limitado ideológicamente». Los técnicos del organismo, sin embargo, alertaron que «el programa continúa sujeto a niveles muy altos de incertidumbre», con los riesgos aún inclinados al desmejoramiento, mientras que «los riesgos de agitación social no pueden ser subestimados».
Los resultados de las anteriores experiencias neoliberales son conocidos: empeoramiento de la distribución del ingreso, concentración y extranjerización económica, y enajenación de bienes estatales. No parece que el actual intento vaya a tener diferentes consecuencias.

Antecedentes. El modelo libertario es similar al esquema impuesto por la dictadura cívico militar, el menemismo y el macrismo.

Foto: NA

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