Opinión

Carlos Heller

Dirigente cooperativista

Lejos de la reactivación

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A media máquina. La producción de automóviles cayó un 9,8% interanual en el mes de julio.

Foto: NA

Es cada día más inocultable la profundización de la crisis económica y su correlato de consecuencias para la mayor parte de la población. El presunto repunte de la actividad que el Gobierno graficó con la letra V, imagen de una abrupta caída hasta llegar al punto más bajo, seguida por una súbita recuperación, no se ve por ningún lado.

La industria, un sector cuyo dinamismo es sinónimo de avance en cualquier país, mostró en junio una caída de nada menos que del 20,1% frente a doce meses atrás. El retroceso frente a mayo fue de un 1,6%, según el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI) que elabora el INDEC.

Para el conjunto de las ramas fabriles de la Argentina, junio fue el peor mes registrado, al situarse en niveles productivos incluso por debajo del mismo mes de 2020, en plena pandemia.

Solo el crecimiento significativo del rubro «Molienda de oleaginosas» –luego de la sequía del ciclo anterior– mejoró en algo el valor del nivel general de la producción manufacturera.

Para tener un punto más de referencia, la baja desestacionalizada de la industria fue del 12,9% si se la compara con el momento previo a la asunción del Gobierno (noviembre de 2023).

A partir de entonces, todos los meses, con excepción de febrero, se anotaron caídas en la producción fabril respecto al mes anterior.

Otra forma de justipreciar la crisis sectorial es evaluar el comportamiento de sus distintos componentes. Concretamente, sobre 68 subdivisiones relevadas, 20 mostraron retrocesos entre diciembre y febrero pasados.

Luego, a partir de marzo, es ínfima la cantidad de subsectores industriales con registros positivos, con un promedio de 8, lo que deja en claro que la caída es virtualmente general. No hace tanto tiempo atrás, entre enero y noviembre de 2023, el total de subdivisiones fabriles con variación positiva fue de 32.

Un caso paradigmático es el que exhibe la producción automotriz, que cayó en julio un 9,8% interanual. En ese mismo mes se redujeron en un 24,7%, frente a un año atrás, las ventas al mercado interno de vehículos de manufactura nacional.

Otro rubro significativo de la actividad nacional, la construcción, mostró cierto crecimiento mes a mes desde abril. No obstante, entre este último mes y junio se registraron valores de caída interanual superiores al 32%. Por eso, más que un cambio de tendencia, a lo sumo, se advierte un rebote en la actividad partiendo de niveles extremadamente bajos.

Las dificultades se observan también en materia financiera, ya que no está claro aún cómo se afrontarán los vencimientos de deuda que se avecinan, mientras las tensiones recientes en los mercados globales podrían derivar en una desmejora de las condiciones que debe enfrentar el país para lograr las buscadas refinanciaciones.

El Gobierno sigue aspirando a la llegada de dólares del exterior y para ello entrega señales a «los mercados», que terminan redundando en más desregulación, más ajuste, mayores daños sobre el mercado interno, en especial para las pymes, y fuertes recortes en los ingresos populares.

En suma, estamos frente a un conjunto de políticas que contraen la economía, destruyen empleos, y dejan a los argentinos y las argentinas librados a su suerte, con un Estado que ya no garantiza los derechos más básicos. La intención es seguir recortando el gasto para intentar continuar con uno de los principales objetivos económicos de la gestión libertaria: el equilibrio fiscal.

Riesgos
Lo más preocupante es que la experiencia de anteriores proyectos neoliberales enseña que no hay ajuste que pueda sostenerse en el tiempo sin represión. La resistencia de la gente en algún momento, tarde o temprano, va a generar conflictos. Y son abundantes las señales de disposición oficial a utilizar recursos represivos para disciplinar a la ciudadanía y mantener planes económicos regresivos.

Antecedente. Cuando el Senado debatió el proyecto de Ley Bases, se montó un amplio esquema de represión frente al Congreso. 

Foto: NA

Algunos voceros del oficialismo minimizan los estragos del Terrorismo de Estado; un grupo de legisladores visita las cárceles donde están alojados algunos de los genocidas más feroces; el ministro de Defensa propone redefinir el rol de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el terrorismo; se reconfiguran los servicios de inteligencia y hasta se recupera su anterior denominación (SIDE); y se busca circunscribir y minimizar el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner. No se trata el financiamiento que recibieron, tampoco el borrado de celulares de presuntos implicados en la planificación del atentado. Puede considerarse como un mensaje para disciplinar a la clase política: si hacen tal o cual cosa, aténganse a las consecuencias. Trama que tendrá un importante capítulo el miércoles próximo, cuando la expresidenta declare en el juicio.

En este contexto, no debe pasar desapercibido el llamado del papa Francisco a «cuidar la democracia», luego de afirmar ante una hija y nieta de víctimas de la dictadura: «No aflojen, conserven la memoria de lo que han recibido. No solo de las ideas sino de los testimonios».

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