Opinión

Carlos Heller

Dirigente cooperativista

Una crisis en vías de retroalimentarse

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Almirante Brown. La obra pública nacional quedó virtualmente paralizada en todo el país desde la asunción de Milei.

Foto: Mauro Torres

La lógica que pretende instalar el Gobierno libertario, como si fuera una cuestión de sentido común, se asienta en la reafirmación de un concepto central de la fe neoliberal. Esto es, que el objetivo del superávit fiscal es innegociable como único camino hacia la inflación cero, o aún para llegar en algún momento a la deflación, tal como señaló días atrás el ministro de Economía, Luis Caputo.

Esa pretendida verdad irrebatible lleva a justificar el drástico perjuicio a la calidad de vida de las y los argentinos por la vía de la caída de la actividad económica, el aumento del desempleo y la consecuente reducción real de sus ingresos de la mayor parte de la población.

Tales son las consecuencias que se observan desde el inicio de la actual gestión gubernamental, obsesionada por el achique del gasto público, y dispuesta a cumplir sus promesas de reducción de distintos gravámenes. Ideas que encajan perfectamente con la idea del topo que destruye al Estado desde adentro.

El problema es que no se trata de una cuestión abstracta o solo de números volcados en planillas oficiales. Lo que se avizora con esa estrategia es una espiral descendente, mediante la cual la decisión de recortar partidas presupuestarias se retroalimentará a medida que caigan los recursos estatales.

La balanza se podría inclinar así hacia el equilibrio formal, pero con la contrapartida de un empeoramiento de los servicios estatales (de salud, educación, prestaciones básicas, promoción del desarrollo, ciencia y tecnología, y muchas otras actividades esenciales que quedarán limitadas o directamente se suprimirán).

Ese retroceso se producirá seguramente a medida que vayan cayendo dos importantes componentes de los ingresos fiscales, como son el impuesto PAIS y las retenciones sobre las exportaciones.

Impuestos
Esos dos tributos son fundamentales para el sostén de la recaudación actual: en el acumulado de los primeros siete meses del año fueron los únicos con una variación interanual real positiva. Los recursos tributarios totales disminuyeron en ese período un 7%, pero si no fuera por estos dos impuestos habrían caído algo más de un 13%.

Ahora bien, el propio presidente Javier Milei anticipó que el impuesto PAIS será «eliminado» para diciembre, fecha en la cual finaliza su vigencia según la ley en curso. Hay que recordar que el mismo Gobierno apenas asumió dispuso elevar del 7,5% al 17,5% la alícuota del este gravamen a las operaciones de importación de bienes y servicios. Adicionalmente, incorporó conceptos como el giro de utilidades y dividendos y la repatriación de inversiones.

Despidos. Protesta por cesantías en el Hospital Posadas: la atención sanitaria en jaque por los recortes presupuestarios.

Foto: Mariano Dalaison

De este modo, el tributo aportó en el primer semestre ingresos por 4,2 billones de pesos, mucho más que el superávit financiero en ese mismo lapso, que fue de 3 billones de pesos. Es decir, sin impuesto PAIS hubiese sido muy difícil alcanzar el superávit en las cuentas públicas.

En lo que respecta a las retenciones, el reclamo de los grandes productores agropecuarios se hizo público en la reciente inauguración de la Exposición rural de Palermo. El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, planteó allí que el sector otorgaba «un espacio de confianza» al Gobierno. No obstante, agregó el dirigente, «los productores necesitamos la certeza de que usted eliminará las retenciones. Si seguimos trabajando así es porque confiamos en su palabra».

La respuesta de Milei fue: «Nadie tiene tantas ganas como nosotros, y yo en particular, de salir de este modelo desastroso donde el Estado entre retenciones y cepo le expropia al campo el 70% de lo que produce (…) pero también debemos saber que quitar los parches sin antes solucionar el problema de fondo sería agravar la crisis que heredamos».

Aunque el presidente afirmó que «no vamos a apresurarnos demagógicamente. Nosotros vamos a respetar el logro del equilibrio macroeconómico», el punto está planteado y eventualmente le generaría al fisco una gran pérdida de ingresos. Lo cual obligaría a producir un recorte mucho mayor del gasto público, para cumplir con el objetivo del Gobierno de seguir mostrando equilibrio fiscal 

Milei, en otro párrafo de su discurso en la Rural, presentó como un gran logro que «este Gobierno ha hecho una reducción del 30% en términos reales del tamaño del sector público; es el ajuste fiscal más grande de la historia de la humanidad, solo comparable con los que se hicieron después de la guerra…».

Retenciones. El titular de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, planteó al presidente Milei el reclamo del sector para terminar con el gravamen.

Foto: NA

Lo que resulta evidente es que el Gobierno libertario encuentra complicaciones en el frente interno, con indicadores sociales cada vez más preocupantes y la producción que no se recupera de la gran caída producida desde diciembre, y en el frente externo, dada la escasez de divisas y crédito en moneda extranjera. Y aunque se apueste a ganar la confianza en el programa económico, esa condición no es suficiente para mantener los equilibrios macro necesarios en una economía de ajuste, que deja de lado objetivos básicos como el bienestar de la población. Es necesario un Estado presente, eficiente y transparente, garante de servicios públicos de calidad y de una política de redistribución de ingresos tendiente a la equidad social.


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