Opinión

Juan Carlos Junio

Dirigente cooperativista

YPF y su valor estratégico

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En los últimos días se advierte un renovado ataque de la derecha ortodoxa contra la empresa nacional YPF. Es un nuevo brote ya que el embate contra YPF ha sido constante por parte de estos núcleos, fundamentalmente vinculados a grandes transnacionales petroleras. En 2012, durante la presidencia de Cristina Fernández, el Estado recuperó la mayoría accionaria de la empresa y desde entonces no cesaron las críticas sobre el resultado de su gestión en los más diversos aspectos. Ahora, incluso, se agregó que tendría que enfrentar juicios y fallos internacionales que la dejarían en una situación de descalabro.
Frente a esta fuerte ofensiva vale la pena recuperar un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) que revela los resultados de la gestión de la empresa estatal petrolera argentina, que tiene más de un siglo de vida desde su fundación en 1922 por Enrique Mosconi.
Según el informe, el estado de la compañía es muy bueno, lo contrario de lo que suele decirse en ámbitos privados. Por ejemplo, hay un fuerte crecimiento de la producción pospandemia, que alcanzó los 503.000 barriles diarios, es casi un 8% de incremento entre 2020 y 2022, el mayor crecimiento orgánico en un cuarto de siglo.
Otra cuestión muy discutida por los escribas neoliberales es que YPF registra una ganancia récord, cuando suele decirse con liviandad en los medios que pierde plata. La empresa superó el indicador conocido como «ebitda», es decir, la ganancia antes de intereses, impuestos y amortizaciones. Se incrementó lo logrado en 2021 en un 29% y un 37% con respecto al 2019.
También es récord el volumen de inversiones de YPF, que alcanza niveles históricos y cuenta con mayores reservas comprobadas de hidrocarburos, que aumentaron en 114 millones de barriles, equivalente, entre 2019 y 2022, a un 11%.
Asimismo, hay un desendeudamiento sustancial, de alrededor de 1.000 millones de dólares entre 2019 y 2022. El precio de la acción de la compañía se incrementó, lo cual expresa la valorización de la empresa. Y, además, un factor fundamental: está avanzando a buen ritmo el gasoducto Néstor Kirchner que, cuando se ponga en funcionamiento, instalará la producción de YPF en un rango muy superior, y también está latente la posibilidad del acuerdo con la empresa Petronas, de Malasia, para participar asociada a YPF en la explotación off shore en el Mar Argentino. Finalmente, hay que mencionar la posibilidad que representan las nuevas energías, por caso, el desarrollo y la industrialización del litio.

El rol del Estado
La defensa de YPF es imprescindible porque se trata de la empresa más grande del país y quizás la más estratégica para el desarrollo nacional, ya que tiene a su cargo la producción de energía. Por eso también resulta lógico que existan opiniones descalificantes de sectores privatistas que quieren que la empresa deje de ser estatal.
Además, la política de desarrollo de YPF tiene que ver con un punto crítico de la economía argentina que son las reservas y las divisas. En ese sentido, no se puede dejar de mencionar el inminente decreto del Poder Ejecutivo, que establecerá sanciones para quienes no liquidan las divisas de las exportaciones. La cifra de 3.769 millones de dólares que no se liquidaron entre 2019 y 202 (es decir, se generaron las exportaciones pero no ingresaron las divisas) muestra una situación muy grave de permeabilidad en el control y fundamentalmente la actitud aviesa de estas grandes corporaciones que no trepidan en generar estas situaciones lindantes con lo delictual.
El Gobierno, mediante este decreto, estaría planteando sanciones muy graves para estas empresas. No se conoce el listado, serían un centenar, pero trascendió que la que está en la cima retuvo 692 millones de dólares. Son en general compañías de alimentos, energéticas, pesqueras, ganaderas, entre otras.
Por otra parte, en los próximos días se va a publicar el índice de inflación de marzo, que volverá a ser malo. No hay dudas de que entre el 6% y el 7% es un rango inflacionario que desarticula el sistema económico y que perjudica muchísimo la vida cotidiana de la sociedad, no solo de los sectores más humildes, sino también de las clases medias.
Es de esperar que en los próximos meses las políticas oficiales logren mejores resultados. A mi juicio, eso está ligado a que el Estado Nacional tenga posiciones mucho más severas frente a los formadores de precios, que son los que en definitiva resuelven los aumentos. Los precios los modifican quienes tienen el poder para hacerlo, es decir, las grandes corporaciones monopólicas, no las pymes, y son esas empresas las que se benefician con ese modo de aumentar los precios. Es decir, quien puede y quien gana. Esos núcleos súper concentrados son los responsables de este grave problema, de allí que resulta vital para la vida de las grandes mayorías que el Gobierno tenga mayor eficiencia y mejores resultados en este plano.

Soberanía. La gestión de la petrolera de bandera resulta clave para los intereses nacionales en el sector energético. 

Foto: NA

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