3 de enero de 2025
La presión sobre el mercado laboral y las disparidades por segmento se suman a la caída de ingresos de los hogares desde la asunción del Gobierno libertario.
En búsqueda. Empleos inestables y precarios y salarios atrasados ejercen presión sobre un mercado de trabajo heterogéneo.
Foto: NA
Las políticas económicas aplicadas por el Gobierno de Javier Milei provocaron un mercado laboral frágil, fragmentado y mayoritariamente informal. Mientras avanza la idea de aplicar una nueva reforma laboral, los cambios que se hicieron de hecho con la devaluación, paritarias pisadas y la desregulación de varios sectores derivó en una pauperización del empleo, especialmente entre jóvenes y, sobre todo, mujeres. De acuerdo con el último informe elaborado por CITRA-UMET, el 40% de la población del país se encuentra en situación de fragilidad laboral, es decir, afectada por problemas de falta de puestos de trabajo, precarización y/o ingresos insuficientes. Esta realidad se agrava en algunas regiones del país donde llega a superar el 45%.
Por su parte, la pérdida de poder adquisitivo por rama y segmento laboral también es sumamente heterogénea. «La caída de los ingresos de las familias que dependen del Estado es una de las características salientes de los primeros meses de gobierno. Jubilaciones, salarios públicos y programas sociales representan prácticamente el 50% del ajuste histórico que llevó adelante este Gobierno. El ajuste fiscal tiene también otra consecuencia importante: refuerza la caída de la actividad y el empleo», señala un informe de Fundar. La elección de un plan antiinflacionario basado en un ajuste ortodoxo tiene elevados costos sociales. Los principales son los ingresos de los hogares. «Por su parte, un contexto macroeconómico recesivo y los recortes en el Estado fueron complementados por ciertas reformas estructurales, que atacaron las instituciones laborales que regían hasta el cambio de Gobierno», señala el trabajo.
El poder adquisitivo de los salarios sufrió una fuerte caída en diciembre pasado con la aceleración inflacionaria. «A partir de allí, el comportamiento se fragmenta: mientras que los registrados privados lograron recuperar parte de lo perdido (se ubican 1,5% por debajo del poder adquisitivo de noviembre 2023), los públicos y los no registrados se estancaron, registrando una pérdida a septiembre de 16,1% y 20,1% respectivamente respecto del inicio del gobierno», explica un documento del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). El promedio ponderado de los salarios medido por el INDEC arroja un descenso del poder de compra de 9,6%.
Heterogeneidad del ajuste
La comparación punta a punta desde la asunción de Milei en diciembre 2023 a septiembre de 2024 da cuenta también de una alta heterogeneidad, aunque con matices diferentes. Esa diversidad va desde los asalariados registrados privados que perdieron 9% interanual del ingreso promedio diciembre-septiembre a retrocesos de «entre un cuarto y un tercio del ingreso», como el caso de los docentes universitarios, el salario mínimo, la Paritaria Nacional Docente o las jubilaciones medias.
Jubilados. Uno de los principales ingresos afectados por el ajuste histórico que lleva adelante el Gobierno.
Foto: Jorge Aloy
De acuerdo con los registros administrativos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en diciembre de 2023, el salario promedio registrado se redujo un 11,4% en solo un mes. Para septiembre (último dato formal de la cartera laboral), la caída se había reducido al 8,4% interanual en el poder adquisitivo, situándose en niveles similares a los de 2007. La leve recuperación –o amortiguación del desplome– se dio por la rápida respuesta de las negociaciones paritarias y, luego del shock, por el progresivo descenso de la inflación mensual.
En un contexto de alta inflación, la existencia de instancias de negociación colectiva de las que disponen los trabajadores asalariados registrados genera una ventaja frente a los asalariados no registrados y a los no asalariados (principalmente cuentapropistas informales, trabajadores independientes de ocios y profesionales independientes). En este sentido, ambos grupos de trabajadores mostraron un desempeño inferior en comparación con los asalariados registrados.
La caída informada por el INDEC sobre la actividad económica en un 4%, el aumento del 22% anual en la tasa de desempleo (pasando del 6,2% al 7,6%) y del subempleo demandante explican la mayor presión sobre el mercado de trabajo. Las estadísticas del empleo registrado del sector privado muestran una destrucción de más de 170.000 puestos asalariados en agosto de 2024 en comparación con el mismo mes del año anterior. Si analizamos la masa salarial real de los trabajadores registrados privados (salario ajustado por cantidad de trabajadores), el nivel respecto a noviembre de 2023 exhibe una caída de 3,7%.
El gasto operativo en salarios del sector público fue objeto de un importante recorte explicado tanto por la importante cantidad de despidos, como por una negociación salarial que no se ajustó a la nueva nominalidad de la inflación. Esto implicó que la caída de los salarios del sector público, según el Índice de salarios del INDEC, fuera del 22,1% entre noviembre y enero, mucho mayor que la del sector privado (12%). «Incluso hacia adentro del sector público encontramos mayores disparidades. El salario de los docentes universitarios sufrió un recorte aún mayor que el promedio. La caída del poder adquisitivo entre noviembre y enero para este segmento de trabajadores fue del 30,3% y, si bien tuvo una leve recuperación a posterior, fue tan débil como en el promedio del sector público (21,9%)», señala el informe de Fundar.