Economía | ANTICIPOS PREVIOS A LOS COMICIOS

Pronósticos en rojo

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Cristian Carrillo

El Gobierno llega a las elecciones de medio término con una recesión en progreso. Consultoras y analistas económicos advierten sobre el estancamiento de la actividad.

Producción fabril. El año pasado cayó un 10%, y en lo que va de 2025 muestra una contracción interanual del 3,3%.  

Foto: Gentileza Cubiertos París

El Gobierno llega a las elecciones de medio término con una economía con claros signos de recesión y una inflación que sigue coqueteando en el rango del 2%-3%. La promesa de la gestión libertaria fue una mejora explosiva de la actividad este año y un promedio de incremento de precios por debajo del 1% mensual. En los primeros siete meses del año la economía habría arrojado cinco caídas –con excepción de febrero y abril– si se confirma una nueva caída en julio. Si no fuese por estas interrupciones, se estaría en lo que técnicamente se denomina recesión (dos trimestres consecutivos de caída de la actividad), aun comparando con el año del ajustazo mileísta. Los anticipos difundidos por bancos y consultoras coinciden en que agosto, el mes previo de las legislativas, finalizó también en rojo.

La economía transita por un escenario recesivo que, combinado con precios en alza, implica el peor de los futuros posibles. Durante junio la caída mensual de la actividad fue del 0,7%, mientras que en mayo la merma había sido del 0,2%, de acuerdo al Indec. Las estimaciones de consultoras como Equilibra, Analytica, FIEL, Banco Provincia, Orlando Ferreres & Asociados y LCG coinciden en que julio, con una suba del dólar y tasas de interés que comprometen al crédito productivo y al consumo, volverá a registrarse una caída de la economía, enlazando un trimestre consecutivo de desplome.

Si se toma el índice del Indec punta a punta, la actividad económica no creció en todo 2025 (cinco de siete meses arrojaron caídas). Con un pronóstico sombrío para el próximo trimestre, en el que se mantendrán tasas altas –aunque se espera que sean levemente inferiores a la previa electoral–, aumenta el peligro de entrar en recesión, evidenciando que el incremento del Producto Interno Bruto (PIB) esperado para este año se debe, en buena medida, al «efecto arrastre» de 2024.

La demanda doméstica está siendo castigada: los comercios siguen reportando ventas débiles y la industria trabaja lejos del pleno uso de su capacidad. La pérdida de poder adquisitivo de los ingresos desde que asumió Milei alcanza el 9,1%. Un escenario al que se suman las recientes derrotas del oficialismo en el Congreso y el estallido de hechos de corrupción que involucran al círculo más cercano del presidente.

Consumo por el piso. Difícil de revertir con tasas de interés por las nubes y congelamiento de salarios e ingresos.

Foto: NA


Augurios sombríos
La economía registró una contracción del 1% en julio con respecto a mayo y se confirman señales de estancamiento, según el último reporte del Índice General de Actividad (IGA-OJF). En la medición interanual se registró una variación del 3,6%, y en el acumulado de siete meses el avance es del 6%. «De esta forma, el nivel actual de actividad es apenas un 0,3% superior al de diciembre del año pasado, lo que evidencia las dificultades que enfrenta la economía para lograr una expansión sostenida durante 2025», señala el informe de la consultora.

Los últimos datos vinculados al comercio y la industria no lucen favorables para la administración Milei, de ahí las previsiones de distintas consultoras sobre el resultado para el mes de julio. Desde Equilibra anticipan que el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) rasguñará un alza de 3% interanual (el Gobierno prometió un 5%). «En el séptimo mes del año, el EMAE caería por tercer mes consecutivo en su medición desestacionalizada: -0,3% mensual versos junio», señala la consultora. Una parte de la baja se explica por el estancamiento del sector agropecuario, que registra en julio una caída de 2,3% en su medición desestacionalizada contra junio, tras demorarse la cosecha de maíz por la alta humedad.

Según esta estimación, el nivel de actividad crecería 5,7% en los primeros siete meses del año en comparación con el mismo período de 2024, año de desplome de la actividad. Pero el promedio de los últimos tres meses (mayo, junio y julio) de la serie desestacionalizada arroja una caída de 0,4% si se compara con los tres meses previos. A esto se le suma una perspectiva más negativa desde agosto tras el endurecimiento de la política monetaria (fuerte suba de tasas), lo cual hace prever una caída desestacionalizada en la actividad en lo que resta del año: se espera para 2025 una expansión del PIB que ronde el 4,5% (-1,2 puntos versus el acumulado anual hasta julio).

Según las previsiones de la consultora Analytica, la economía podría caer 0,1% durante el séptimo mes del año, casi un estancamiento. De confirmarse este guarismo por la medición que realiza el Indec, ya serían tres meses consecutivos con un nivel de la actividad en rojo. «Los determinantes del crecimiento económico cambiaron producto de un nuevo régimen macroeconómico», destacaron desde Analytica. Como consecuencia de este clima de inestabilidad macro, la consultora comenzó a desarrollar una suerte de termómetro de la evolución mensual de la actividad para anticiparse al EMAE del Indec.
Desde el centro de estudios económicos del Banco Provincia, para las últimas dos semanas de julio y las primeras dos de agosto se refleja una baja del 0,4% mensual del nivel de actividad.  A su vez, la consultora LCG señala que con altas y bajas, la economía acumula una caída de 1,3% en los últimos cuatro meses. «Podría pensarse que el “crecimiento rebote” terminó y la economía empieza a amesetarse en niveles más bajos que los de mediados de 2022 (último pico). El arrastre estadístico para lo que queda del año deja un crecimiento del 4% anual», afirman desde LCG. Para la consultora, los primeros datos adelantados de julio muestran casi la misma cantidad de verdes que rojos en términos mensuales: caídas en ventas minoristas y recaudación de IVA, y subas en recaudación del impuesto al cheque, en consumo de durables (motos y autos) y en préstamos personales, entre los más relevantes. Además, indicadores de avance de la construcción y la industria (sectores relevantes por su ponderación) siguieron mostrando disparidades en julio.

«Acelerar la desinflación en la previa a las elecciones (o evitar una aceleración desmedida) tendrá costos en términos de actividad. La sensible suba de tasas que, más temprano que tarde, terminará de restringir el crédito, principal driver de la recuperación de los últimos meses de 2024, y el congelamiento de los salarios (con el Gobierno evitando homologar paritarias con aumentos superiores al 1% mensual) impedirá revertir la caída del consumo», advierte la consultora.

Por su parte, la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) señala que la actividad industrial registró una caída del 1,4% en julio respecto al mes anterior y una contracción interanual de 3,3%. De esta manera, el sector borró buena parte de la mejora que había acumulado a lo largo del primer semestre de 2025 luego de desplomarse casi 10% en 2024. Según este trabajo, el séptimo mes del año marcó un quiebre en la trayectoria de la actividad industrial. Tras siete meses de expansión interanual, la producción fabril mostró la primera caída en comparación con el mismo mes del año anterior. ¿Todo marcha acorde al plan?

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