19 de febrero de 2025
El escándalo $LIBRA, que involucra directamente al presidente argentino, abre interrogantes acerca de un universo que año a año incrementa su volumen. Altcoins y memecoins.

Activos digitales. En 2024 Argentina fue el país con mayor cantidad de usuarios. Las descargas de apps aumentaron un 93%
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En 1948, siendo presidente de la Nación, Juan Domingo Perón −ante una nueva crisis de la balanza de pagos, la invariable falta de divisas y el lobby de la oposición− dijo: «Yo les pregunto a ustedes, ¿han visto alguna vez un dólar?». Bueno, algo así se podría preguntar hoy, 77 años después, acerca de las criptomonedas.
A raíz del escándalo que involucra al primer Gobierno libertario del mundo, el denominado «universo cripto» ocupa minutos, horas y caracteres en los medios de comunicación y redes sociales. Sin embargo, no es erróneo señalar que, en verdad, dicha constelación de usuarios activos y volumen cripto es bastante reducido en el país aunque, según representantes locales del sector, está en continuo crecimiento.
Las criptomonedas fueron creadas hace poco más de tres lustros, a horcajadas de un discurso político de extrema derecha que se hizo más fuerte a partir de la pandemia de 2020, de la mano de la nueva etapa del sistema, el denominado «capitalismo digital». Desde su origen como monedas privadas, sin ningún lugar para la intervención estatal «opresora» ni de los bancos, a la actualidad, corrió mucha agua bajo el puente. Sin embargo, y de acuerdo a empresas del sector, hasta el momento su uso se reduce a moneda de reserva. Si bien su impacto en la política económica aún parece no ser relevante, encuestas e informes de plataformas del sector señalan que, en 2024, América Latina fue una de las principales regiones del mundo que se inclinó por la adopción generalizada de criptomonedas. Se ubicó en segundo lugar, luego del África subsahariana. Argentina, Brasil, México y Venezuela fueron los países con mayor protagonismo. En tanto, las descargas de las aplicaciones para adquirir criptomonedas se multiplicaron el año pasado, a la vez que la proporción del volumen cripto recibido en relación al resto del mundo pasó del 7,3% en 2023 al 9,1% en 2024, alcanzando más de US$ 415.000 millones.
Argentina el año pasado fue el país con mayor cantidad de usuarios activos y donde las descargas de app crecieron un 93% respecto a 2023. Un informe reciente de una de las plataformas utilizadas para comprar criptomonedas en el país indica que cuatro de cada diez personas que abren una app cripto en Latinoamérica lo hacen desde Argentina. Incluso, según el ranking mundial de compañías como Chainanalysis, nuestro país figura entre el top 15 de países en uso cripto. Y datos de la Comisión Nacional de Valores (CNV) ratifican este crecimiento. Para la CNV, hay en la actualidad más de 10 millones de cuentas de criptoactivos en el país. De ese universo, el 11% de las personas utiliza criptodivisas con más frecuencia que en 2023 para cualquier pago online, aunque –y aquí deben prenderse algunas alarmas− las categorías principales son apuestas y juegos online. A su vez, otro relevamiento de una plataforma señala que un 10% posee ahorros en criptomonedas. Los activos digitales con mayor presencia en el público nacional son Bitcoin (50%), stablecoins (22%) y ether (13%). El Bitcoin, además de ser la primera criptomoneda, es sin dudas la más importante a nivel mundial. En los últimos meses del año pasado alcanzó sus máximos históricos impulsada por el contexto político internacional, específicamente, el triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos. El precio de la criptomoneda aumentó un 122% a lo largo de 2024, superando la barrera de los US$100.000. Por su parte, las stablecoins −criptos vinculadas a un activo en particular, es decir, por cada criptomoneda emitida existe su equivalente en dólares, materias primas, etcétera− fueron, en Argentina, los activos digitales elegidos durante la etapa de alta inflación en detrimento del resto de las altcoin (criptomonedas que no son Bitcoin) y perdieron terreno a partir de 2024, con el descenso de la inflación a nivel nacional.
Ahora bien, en esta transacción entre privados, sin ningún tipo de control estatal, las operaciones se validan a través de un sistema de registro −que nació de la mano de Bitcoin− llamado blockchain. Las transacciones se validan así públicamente por toda la comunidad de usuarios. Puede pensarse como una base de datos donde la información está almacenada en bloques; estos bloques se pueden copiar y replicar en computadoras individuales, lo que permite que todas las operaciones sean públicas y verificables sin ningún tipo de control estatal.
Hagamos como que
«Si vos vas al casino y perdés plata, ¿cuál es el reclamo, si vos sabías que tenía esas características?», dijo Javier Milei, suelto de cuerpo, en una entrevista con el canal de noticias TN. Flaco favor le hizo el mandatario con estas declaraciones al mundo cripto, cuyos más respetados especialistas se apresuraron en aclarar la situación que propició Milei con su posteo en las redes sociales.
En primer lugar, aclararon que el activo digital $LIBRA es un token (una unidad de valor) basado en un proyecto y no una criptomoneda convencional. Se vincula más a lo que se denomina memecoin, monedas digitales basadas en memes, un fenómeno altamente especulativo y carente de funcionalidades concretas. «Lo que se conoce es una memecoin que se recrea en el blockchain de Solana (destinado a especuladores), un sistema que permite intercambiar monedas a costos muy bajos», afirmó Santiago Siri, especialista en criptomonedas. Estas monedas meméticas siempre dependen de un influencer y suelen operar como un «casino digital», donde los inversores apuestan sin garantías claras.

Usos. Las criptodivisas se utilizan para pagos online, en especial apuestas y juegos, y como refugio para ahorro.
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Para intentar comprender un poco más del universo de activos digitales Acción conversó con el economista Martín Burgos, coautor junto con Sofía Scasserra, del libro Criptomonedas: un desafío al Estado y a los bancos.
−Hay que separar lo que son las criptomonedas como Bitcoin o Ethereum que nacieron de la crisis global de 2008, como una comunidad que quería transar dinero por fuera de los esquemas estatales y bancarios. Esto tuvo su camino y hoy está mucho más consolidado. Y otra cosa son las memecoins, que es una moneda «en joda».
−En el libro ustedes vinculan directamente al libertarismo, o mejor dicho a la ultraderecha, con el mundo cripto. ¿Los sorprendió esta acción de Milei?
−Cuando pensamos el libro nosotros veíamos que la idea de las criptomonedas, que desde su nacimiento tienen que ver con el libertarismo, con estar fuera del control estatal, podía ser pensada como un esquema posible de política monetaria. Una manera de que las cripto tengan vía libre en una especie de competencia de monedas. Pero en alguna medida nos sorprendió, porque las cripto aparecieron en este Gobierno libertario, pero por el lado de una estafa. Lo pensábamos más como proyecto en un Gobierno libertario.
−¿Al estilo de lo que hizo el presidente Nayib Bukele en El Salvador?
−No, es algo distinto. Porque Bukele utilizó las criptomonedas para incrementar reservas. Creo, claro, sin ningún tipo de pruebas, que Milei lo que quería hacer es que esa memecoin ($LIBRA) empezara a competir contra el peso argentino en la competencia de monedas. Su proyecto era que cuatro tipos que manejan esta cripto manejen la economía argentina. Quiso armar una criptocolonia. Porque como se dice: «Quien maneja tu moneda, maneja tu economía».
F B I
La palabra clave es FBI. En este caso, se trata de unas siglas. Cuando, de repente y al unísono, los canales cipallos se ponen de acuerdo para no defender al Presidente, algo huele muy mal en Palacio, donde afilan la guillotina. No cuento al nuevo A 24 como Canal, por cuestiones obvias.
Cuando se instala la emergencia de un día para otro, y se mantiene durante un tiempo, después de haber dormitado el periodismo vergonzosamente durante 14 meses a pesar de que la política presidencialista ha sido pésima, y salen a hablar unos y otros, saliendo del subsuelo, es que algo huele muy mal en Diputados, en el Senado y en las Organizaciones Sociales.
Porque lo de la Cripto es insignificante, comparado con lo que viene pasando desde que asumió el Presidente y, sin embargo, ahora se rasgan las vestiduras porque hay una criptoestafa presidencial. Algo huele muy mal en la ¿Oposición? No es ella, desde luego, la que puede llegar a salvar a la República. Siga la Oposición bulineando al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Lo están haciendo muy bien, y montarazmente. El Presidente sabrá recompensar.
Pero la clave está en las Siglas: FBI. Rapidez y eficacia. Si se me permitiera hacer política-ficción, diría que solo la Casa Blanca es capaz de disciplinar a los cipallos y a los otros, solo ella es capaz de obligarlos en un segundo a recuperar, provisionalmente, un asomo de la Ética Profesional que nunca conocieron. Y solo desde fuera se arma un asunto tan burdo y tan rápidamente con pruebas fehacientes por todos lados y, con la amenaza, de que pueden ser muchas más. Es obvio que el objetivo estaba marcado: muy bajo C.I., nula cultura, historial oscuro y Poder repentino no asimilado. El conjunto, llamado “Presidente y club de fans”, es todo un caramelo para intervenir primero y enderezar luego el rumbo de una nave desquiciada.
Siguiendo, pues, con la Política-Ficción, diría que huele a pequeño y sutil golpe-cripto-de-estado, por dos razones básicas. La primera, porque en La Argentina todos los Poderes no solo duermen cuando hay un caso de corrupción, sino que lo sustentan y apoyan. Una especie de cajoneo universal y argénteo. La segunda, porque el Presidente no es conveniente, no es apto, no es eficaz en un sistema, en un engranaje capitalista; lo mismo que, por cierto, dejará de serlo Trump, si sigue haciendo y diciendo tantas estupideces.
VTPFTLP. No, no es un Colectivo más. Aunque sí podrían ser las siglas que circularon no hace mucho tiempo, y que vivieron menos que una mariposa, pues el mandato fue desoído por los involucrados, que siguen siendo los mismos de siempre, a uno y otro lado: Váyanse Todos Por Favor Te Lo Pido.