9 de octubre de 2013
El inminente retorno formal de Paraguay reforzará al bloque. Más comercio intrazona, encadenamientos productivos y nuevos mecanismos apuntan a consolidar las tendencias integradoras.
Lejos de la agenda de los grandes medios, el Mercosur sigue dando pasos firmes hacia su consolidación como eje de la integración regional, aún en un proceso no exento de dificultades y vaivenes. El retorno de Paraguay y la incorporación de un nuevo socio pleno (Bolivia) y dos asociados (Surinam y Guyana) son datos alentadores, mientras que la escalada en la disputa entre Argentina y Uruguay por el accionar de una planta industrial sobre el río Uruguay puede significar un escollo, si el diferendo persiste. En tanto, avanzan mecanismos de relevancia a corto plazo, como lo será seguramente la participación popular a través del Registro de Movimientos Sociales.
La vuelta de la economía paraguaya al bloque comenzó con la asunción del nuevo presidente, Horacio Cartés. La apuesta máxima es que la reincorporación formal se produzca para la cumbre de jefes de Estado a principios de diciembre próximo. Sin embargo, las complicaciones técnicas y políticas podrían dilatar la espera hasta 2014.
Esas vicisitudes no frenan el dinamismo del comercio, el eje del acuerdo regional, que este año rondará los 65.000 millones de dólares. Es decir, 55% más que en 2008 y 13 veces por encima del nivel previo a la constitución del bloque dos decenios atrás.
Semejante dinamismo explica, se-gún el representante del Mercosur, el brasileño Iván Ramalho, que el bloque ya constituya la quinta economía del mundo, con un producto interno bruto (PIB) de más de 3 billones de dólares, en un mercado conformado por 270 millones de personas.
La vuelta
Venezuela se convirtió en miembro de pleno derecho del Mercosur en junio de 2012, durante la cumbre presidencial en Mendoza, la misma en que fue suspendido Paraguay, debido a la destitución por juicio político del entonces presidente Fernando Lugo. De ese modo el país caribeño superó el escollo que significaba la demora del aval por parte del parlamento guaraní. No obstante, aún el ingreso de Venezuela sigue sin ser aprobado por el Senado paraguayo.
El mandatario electo, Cartés, asumió el 15 de agosto y desde ese momento cesó la suspensión del Mercosur. Pero para entonces, Venezuela ya había sido nombrado como presidente pro témpore del bloque para este segundo semestre de 2013. Fue así que se conformó un «comité de alto nivel» entre los cuatro socios originales del bloque (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), en el marco del Parlamento del Mercosur, para evaluar opciones que allanen el camino hacia la normalidad. El grupo tiene hasta el próximo período de sesiones, previsto para el 11 de noviembre en Montevideo, para hacer llevar sus sugerencias sobre la resolución a la controversia legal.
La visita de Cartés a Buenos Aires, a comienzos de setiembre, fue calificada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner como una señal de «reconstitución del Mercosur». Por lo pronto,
a Paraguay le urge una regularización, tanto a nivel regional (por los perjuicios para su comercio) como bilateral (donde Asunción reclama pagos por Yacyretá y evalúa nuevos emprendimientos hidroeléctricos conjuntos sobre el río Paraná, como los de Aña Cuá y Corpus).
La diplomacia del retorno incluyó también la presencia guaraní en la última cumbre de Unasur, a fines de agosto en la capital del recién ingresado socio Surinam, Paramaribo, donde se encontraron Cartés y el presidente venezolano, Nicolás Maduro. La declaración final del grupo (del que también se había excluido a Paraguay), incluyó un párrafo en el que el país expresó su derecho a analizar todas las decisiones adoptadas durante su ausencia. El mismo criterio fue expuesto para el Mercosur por el canciller paraguayo, Eladio Loizaga.
Ampliación
La perspectiva de un moderado crecimiento de la región (3% de suba del PIB y 1,5% de las exportaciones este año, de acuerdo con estimaciones de la Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe) se refuerza, en el caso del Mercosur, con su expansión territorial. A la invitación cursada a Bolivia a fines de 2012 se sumó en la última cumbre –a comienzos de julio en Montevideo– la decisión de incorporar como Estados asociados a Surinam y Guyana. En este sentido, se sumaron a la propia Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, que ya tenían ese estatus.
A su vez, la comisión de Relaciones Exteriores del Senado argentino votó a comienzos de setiembre a favor de la incorporación de Bolivia como socio pleno del Mercado Común. La adhesión del país del altiplano será efectiva una vez que los Parlamentos de los cinco países miembro ratifiquen su incorporación. Venezuela ya lo hizo.
A medida que se concreta la ampliación se van dando pasos –si bien a distinto ritmo– en la armonización de la normativa en cada una de las áreas del esquema de integración. Un primer resultado es el sostenido nivel de intercambio intraregional. Un progreso que en buena medida permite compensar la debilitada demanda de Estados Unidos y Europa, hoy inmersos en distintos grados de crisis.
Sin embargo, no todo es un lecho de rosas en el mercado del sur. Uruguay pretende sumarse al TISA (Trade In Services Agreement), el acuerdo que lidera Estados Unidos para liberalizar de manera más acelerada el comercio global de servicios, del que ya participa otro socio del bloque: Paraguay.
Estudios recientes, por otra parte, confirman un alcance «acotado pero prometedor» en materia de integración productiva. En efecto, se registra una mayor participación del comercio intraindustrial, dentro del intercambio entre regiones en bienes intermedios. Lo cual indicaría un mayor grado de complementariedad y una mejor inserción dentro de las cadenas regionales de valor entre los socios del Mercosur.
Para afinar el proceso integrador, en los últimos contactos cuatripartitos (sin la presencia aún de Paraguay) se evaluaron los programas de trabajo en áreas tales como: defensa de la competencia; aranceles, nomenclatura y clasificación de mercaderías; ajustes al Arancel Externo Común; garantías de operaciones de tránsito aduanero internacional; y régimen de origen. Se aprobaron también normas de derecho aplicable en materia de contratos internacionales de consumo, lo cual regula actividades como viajes y turismo, además de otros bienes y servicios, y acciones puntuales por razones de abastecimiento (algunos productos lácteos, siderúrgicos, químicos y textiles, en el caso brasileño, y petroquímicos, en el caso argentino).
Trabajadores
Otro punto relevante, con miras al mediano plazo, es el plan para facilitar la circulación de trabajadores en el Mercosur. La iniciativa fue aprobada en julio por el Grupo Mercado Común y no requiere su incorporación al ordenamiento jurídico de los socios.
El objetivo general es desarrollar acciones de aplicación progresiva, tendientes a la inserción formal de esos trabajadores en las estructuras laborales de los Estados Parte, como una estrategia para mejorar la calidad del empleo. Se prevé que sus efectos se adviertan particularmente en las distintas zonas de frontera. En ese sentido, se realizarán estudios con la participación de universidades locales, sindicatos, cámaras empresarias u otros actores clave, a fin de detectar necesidades productivas específicas y realizar propuestas de acción.
De manera inicial los gobiernos del área priorizarán las adecuaciones normativas, así como las tareas específicas relativas a la certificación y formación profesional (para reconocer calificaciones), y la información sobre los servicios públicos de promoción del empleo (programas y ofertas laborales). Luego, se promoverán acciones tendientes a facilitar la circulación de trabajadores para actividades laborales de corta duración en otro Estado Parte, lo cual requerirá fortalecer las medidas de protección de sus derechos. Se proyecta, al respecto, incorporar cláusulas de negociación colectiva en cada país. Se relevarán también las dificultades que encuentran las empresas radicadas en más de un socio del Mercosur para trasladar a sus trabajadores. Y se impulsará, asimismo, la implementación del Acuerdo Multilateral de Seguridad Social, todo lo cual contemplará diversas formas de participación de los distintos actores sociales.
Por último, ya se trabaja en el desarrollo y ejecución de estrategias comunicacionales para difundir los derechos de los trabajadores del Mercosur, así como las políticas de trabajo decente aplicadas por organismos gubernamentales, en todos sus niveles de gobierno.
—Daniel Víctor Sosa