31 de agosto de 2023
La actriz permaneció 80 días internada, producto una letal mala praxis médica. El peso de los ideales de belleza impuestos por los medios.
El mundo del espectáculo y toda la sociedad están conmovidos con el fallecimiento de Silvina Luna, de 43 años, quien desde el 13 de junio se encontraba internada en el Hospital Italiano de Buenos Aires. La modelo y actriz luchaba contra una infección bacteriana derivada de su deteriorado estado de salud producto de una mala praxis que tuvo lugar en 2011, cuando el cirujano Aníbal Lotocki le inyectó biopolímeros en sus glúteos.
Se trató de polimetacrilato (PMMA), que es un producto sintético compuesto por microesferas de acrílico. En medicina, la resina de este plástico se usa para la fabricación de prótesis óseas y dentales. En el país, su uso está prohibido desde 2001 en determinadas cirugías, como aumento de glúteos o pantorrillas, debido a que su utilización presenta altísimo riesgo para la salud.
El procedimiento realizado por Lotocki era parte del tratamiento que terminó generándole una hipercalcemia, un cuadro que se da cuando los niveles de calcio en sangre exceden los valores normales, y una insuficiencia renal contra la cual su cuerpo batallaba día a día. Por este motivo, Silvina debía dializarse tres veces por semana y estaba a la espera de un trasplante de riñón, algo que la mantenía ilusionada porque deseaba estar bien para, en un futuro próximo, ser madre.
Lamentablemente, nada de eso ocurrió, ya que la bacteria que la llevó a la hospitalización, más otras infecciones posteriores, la dejaron en un cuadro que, aunque con mejorías temporarias, terminó costándole la vida.
Por la mala praxis Lotocki fue condenado en febrero de 2022 por el Tribunal Oral y Correccional N°28 de la Ciudad de Buenos Aires a cuatro años de prisión –y cinco de inhabilitación para ejercer la medicina– bajo la carátula de lesiones graves, en una causa donde no solo Silvina había sido víctima sino también Stefy Xipolitakis, Gabriela Trenchi y Pamela Sosa. Sin embargo, al no ser una sentencia condenatoria firme, Lotocki pudo seguir operando hasta el 13 de julio último, cuando la sala III de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional lo inhabilitó.
Previamente a la decisión de la Cámara, el 11 de julio, según informó el sitio fiscales.gob.ar, el fiscal Sandro Abraldes consideró en su dictamen que correspondía que se ordenara la inhabilitación de forma provisoria a Lotocki. «No es para asegurar los fines de este proceso penal ni adelantar el cumplimiento de la pena impuesta, sino evitar que los actuales pacientes del acusado se vean sorprendidos en su buena fe, mientras que las distintas instancias judiciales se abocan al tratamiento de la resolución definitiva del asunto», subrayó en ese momento.
Es que, según indica el portal, en febrero de 2022, el juez Carlos Rengel Mirat –que integró unipersonalmente el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº28– no se pronunció sobre la solicitud de la fiscalía relacionada con el dictado de una medida cautelar que alcanzara la inhabilitación del cirujano acusado para el ejercicio del comercio en el ámbito estético y cosmético.
Por esto, contra la sentencia dictada por el tribunal, se presentaron recursos de la fiscalía, de la defensa y también de la querella que representa a Pamela Sosa, que además de cuestionar la falta de condena a Lotocki por el delito de estafa, insistió para que el médico no ejerza la medicina mientras Casación define si confirma la pena. Inhabilitación que finalmente llegó, aunque tarde ya para las víctimas.
Intervención de 2011
La hipercalcemia, además de producir debilitamiento óseo, también puede derivar en la formación de cálculos renales, un mal funcionamiento del corazón y el cerebro.
Según cuentan los allegados a Silvina, tras la intervención de 2011, apenas dos años después comenzaron los síntomas, que se caracterizan por la pérdida de apetito, náuseas, vómitos, cansancio, debilidad muscular, estreñimiento, dolor abdominal, dolor de cabeza, depresión y confusión, entre otros.
«Estoy shockeada. Venía siguiendo muy de cerca las noticias. Es una nena que yo conocí cuando trabajaba con Moria, de panelista. En ese momento, recuerdo que Silvina tenía que comprar un filtro de Japón, que costaba 4.000 dólares porque su cuerpo no procesaba los minerales del agua; toda su vida era en función de esto. Aun así, no era una piba que estaba todo el tiempo deprimida o lloriqueando –la recordó Carolina Papaleo–. Ella tuvo una transformación a partir de esta desgracia, empezó con una alimentación diferente, en una búsqueda de espiritualidad, teníamos muchos puntos en común; era una castañuela, buena amiga», evocó hoy la actriz en una nota a C5N.
Pero no fue la única en manifestar su tristeza por la muerte de esta rosarina nacida el 21 de junio de 1980 que saltó a la fama en 2001 en la segunda edición del reality show Gran Hermano. Desde la Asociación Argentina de Actores difundieron a través de Twitter un sentido mensaje apenas conocida la noticia: «Con profunda tristeza despedimos a nuestra afiliada Silvina Luna. Durante 25 años llevó adelante una activa labor como actriz, modelo y conductora. Abrazamos a sus familiares y seres queridos en este momento de gran dolor».
Otros y otras integrantes de la comunidad artística también hicieron lo propio, como Flor de la V, quien en su red social dijo: «Siento una profunda tristeza con tu partida querida Moon. El único consuelo es saber que estás en paz. ¡Buen viaje fabulosa!». En tanto, otro de sus amigos, el conductor Ángel de Brito se limitó a decir en la red X «Qué tristeza enorme».
Precisamente, con él fue la última entrevista dada por la modelo y actriz que participó en programas como Son de Fierro, La pelu, Las estrellas y Flor de equipo. En esa nota a LAM, ella había manifestado que «estoy atravesando un momento crítico, un proceso bastante profundo donde intento estar bien, pero son muchas las cosas que me están pasando, y las transito como puedo».
En otro pasaje de la nota, Silvina relataba que «después de muchos estudios, me hice una biopsia, y me salió que mis riñones estaban calcificados, y que tenía que entrar en diálisis. No voy a llorar. Primero peleaba mucho con la situación; cuando iba a diálisis salía muy triste, después uno se va acostumbrando, y ves en ese lugar que muchos están en la misma».
No solo fue el dolor físico, el colapso de sus riñones y el agotamiento que sufría todo su cuerpo, su estado anímico seguramente también se había visto diezmado por la imposibilidad de trabajar, ya que en 2022 tuvo que abandonar la primera temporada de El hotel de los famosos, debido a su estado de salud.
«Hay momentos de aceptación, y hay momentos en que me despierto y digo, estoy viviendo una pesadilla», comentaba también Silvina en su última entrevista, como retrato fiel de lo inimaginable de esta situación.
No es la primera vez
En una reciente charla con Acción, Juan Eduardo Tesone, médico y psicoanalista, integrante de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y psiquiatra de la Universidad de París XII, señalaba, en referencia al caso de la actriz, que «muchas veces la gente no mide el riesgo de lo que implican las cirugías. Por otro lado, es probable que haya cirujanos que no asuman del todo su responsabilidad. No digo que sea el caso, pero no es la primera vez que ocurren este tipo de cosas».
Más allá de las decisiones de las personas respecto de la modificación de su cuerpo, no se puede soslayar la existencia de una exigencia social y cultural que endiosa la belleza hegemónica y la perfección que muchas veces deriva en intervenciones hechas por las peores manos.
«La noción de belleza es muy variable, fuertemente cultural y epocal. No es la misma para la cultura de nuestros pueblos originarios que para los inmigrantes europeos. Por ejemplo, las bellezas del Renacimiento eran redondeadas, con formas. No es lo mismo que actualmente. Esto creo que impulsa a muchas chicas, a muchas mujeres jóvenes a la anorexia. Hoy los algoritmos determinan lo que se supone que es la belleza», advertía a Acción Tesone.
El médico además hacía foco en la cuestión laboral, que se ve impactada con el envejecimiento: «Ahora la vejez no se valora y esto genera una situación laboral muy angustiante para la gente que trabaja con su imagen porque teme, a partir de cierta edad, quedarse sin trabajo. Entonces hay una presión social y laboral para mantenerse supuestamente joven. Esto lleva a intentar ciertos procedimientos que no siempre están comprobados científicamente o incluso, si lo están, a veces no salen bien».
Lo cierto es que ahora solo queda la tristeza para la familia y amigos de Silvina, sobre todo para su hermano Ezequiel, compañero incansable que nunca la abandonó durante los más de 80 días que estuvo internada y quien tuvo que tomar la dolorosa decisión de desconectarla del respirador artificial ante un cuadro irreversible. De momento, muchos y muchas solo esperan que llegue la justicia frente a lo irremediable, para esta joven mujer y para el resto de las víctimas.