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Tiempo de siembra

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La ley sancionada a fines de marzo permite la utilización medicinal del aceite, pero no autoriza el autocultivo de la planta. Organizaciones de usuarios y familiares de pacientes reclaman la regulación de la norma y la libertad de los productores detenidos.

Remedio. Los efectos paliativos de los cannabinoides impulsaron su legalización. (Robayo/AFP/Dachary)

Sin dudas el 29 de marzo marcó un hito para quienes desde hace un tiempo venían bregando para que el uso medicinal del cannabis pudiera formar parte de una política de Estado. Ese día, el Congreso Nacional sancionó la Ley 27.350, de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados, luego promulgada por el Poder Ejecutivo y publicada en el Boletín oficial el 19 de abril.
Organizaciones como Mamá Cultiva, que agrupa a usuarios y familiares de pacientes en su mayoría con epilepsia refractaria, es decir que no responden a los fármacos convencionales, estuvieron entre sus impulsores, además de un sector, aunque minoritario, de médicos e investigadores. En ocasión de la Marcha Mundial de la Marihuana, miles de personas se manifestaron en Buenos Aires y en otras ciudades del país para que la ley finalmente sea reglamentada, para que cesen las detenciones a quienes llevan adelante el autocultivo y por la incorporación del “cultivo solidario y colectivo”.
La ley permite el uso medicinal del aceite de cannabis, aunque no su autocultivo. Por eso si alguien decide sembrar plantas de cannabis en su casa puede ser detenido. Tal fue el caso de Adriana Funaro, liberada recientemente luego de permanecer dos meses con prisión domiciliaria al ser denunciada por un vecino que advirtió que ella tenía 36 plantas de marihuana en su casa, de las cuales extraía aceite de cannabis para paliar los dolores de su artrosis de rodilla, además de compartir solidariamente su gotero con pacientes con otras patologías. Otro caso es el de Lautaro Ferraro, estudiante de Economía que permanece detenido desde el 6 de marzo en la unidad penitenciara 48 de José León Suárez, también por cultivar una planta de marihuana.
«Yo a esta planta le debo todo, estaré acá hasta que su cultivo deje de ser ilegal», sostuvo durante la Marcha de la Marihuana Valeria Salech, referente de Mamá Cultiva, a la agencia internacional AFP. Valeria, que como tantas otras madres produce cannabis medicinal para su pequeño hijo que padece epilepsia refractaria, explicaba además lo que ocurría con el chico antes del aceite de cannabis: «Con la medicación alopática estabamuy dopado, convertido en un zombi, siempre con la mirada perdida, la boca abierta, ni siquiera respondía a su nombre, usaba pañales y babero».

45 aplicaciones
Durante las Jornadas Cannabis Sapiens realizadas en el Centro Cultural de la Ciencia, que reunieron recientemente a médicos e investigadores, Carlos Magdalena, neurólogo infantil y jefe de Neurofisiología y Epilepsia del Hospital Ricardo Gutiérrez, señaló que «el cannabis medicinal no sólo sirve para patologías neurológicas, sino para cuidados paliativos, patología inmunológica y dolor, hay 45 aplicaciones demostradas fehacientemente del cannabis medicinal».
El cannabis sativa tiene más de 700 compuestos, entre ellos el THC y el CBD, de propiedades psicoactivas el primero y ansiolíticas el segundo. El cerebro humano está inundado de endocannabinoides, que se producen en sitios que están muy activos: el de la memoria cuando se trata de recordar algo o en zonas que controlan tareas motoras como tocar el piano. Es decir que las sustancias activas del cannabis se asemejan a los neurotransmisores –biomoléculas– presentes en el cerebro.
Actualmente, países como Canadá o Uruguay poseen regulación del cannabis desde la perspectiva de la salud pública. En 2013 el país vecino aprobó la ley 19.172 que establece el control por parte del Estado no sólo de la producción de cannabis, sino también de su comercialización, tenencia y uso recreativo.
Según señaló recientemente en su paso por Buenos Aires Martín Collazo Maceira, sociólogo y referente de la organización uruguaya Monitor Cannabis, «en Uruguay existen 38 clubes cannábicos registrados que pueden tener hasta 45 socios y 99 plantas. La policía interpreta que hay un tipo de expendio, que es el que vende cocaína, prensado paraguayo y pasta base, que empieza a desaparecer de la costa montevideana, lo cual podría tener que ver con el autocultivo».

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