Sociedad | NI UNA MENOS

Vivas, libres y desendeudadas

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María Carolina Stegman

Desde Jujuy a Tierra del Fuego, mujeres, lesbianas, trans y travestis se movilizaron a 7 años de la primera marcha masiva contra los crímenes de género.

NA

«El Estado es responsable.¡Vivas, libres y desendeudadas nos queremos!»: tal es la consigna bajo la cual miles de mujeres y diversidades, desde Jujuy a Tierra del Fuego, salieron a las calles un año más para exigir el cese de la violencia machista, el acompañamiento de las víctimas y de niñes y adolescentes que quedan huérfanxs tras el femicidio de sus madres, además de recordar a las mujeres asesinadas a través de diversas actividades artísticas.
En la Ciudad de Buenos Aires, una de la obras que estuvo visible acompañando la manifestación callejera de este 3 de junio es el proyecto de investigación en fotografía realizado por Eleonora Ghioldi denominada ATRAVESADXS que se exhibe sobre la Avenida Corrientes, en la fachada del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. La intervención pone la mirada en los testimonios de familiares de víctimas de femicidios, travesticidios y transfemicidios en Argentina.
Definida como el testimonio de experiencias colectivas, la iniciativa artística, organizada por el Espacio de Géneros y el Departamento de Ideas Visuales del CCC, es resultado de la organización política de estas familias que siguen en la lucha por el pedido de justicia, en nombre de estas mujeres y todas las personas que ellas dejan detrás.
«La muestra busca por un lado estar en la calle y ocupar el espacio público, poder estar como movimiento cooperativo que somos, como feministas y como parte del Centro Cultural; es una forma de estar en la calle acompañando y siendo parte de la movilización –señala en diálogo con Acción Gabriela Nacht, docente, investigadora y coordinadora del Espacio de Géneros del CCC–. Por otro lado, son retratos en primerísima persona y en primer plano de familiares de víctimas de femicidios, de travesticidios y transfemicidios, la idea es dejarnos conmover y atravesar por la imagen porque hay algo que nos atraviesa del hecho, de la violencia extrema que ni siquiera se puede nombrar. Además, todo esto bajo una perspectiva transfeminista, no es violencia sólo contra las mujeres sino también contra las lesbianas, trans y travestis, la perspectiva de género es de diversidad, no binaria, esto nos parece fundamental, porque las violencias de género son múltiples, diversas, y requieren de abordajes específicos».
Las fotos, a su vez, forman parte de un proyecto de investigación más amplio. De hecho, el afiche colgado en el CCC tiene un código QR a través del cual se puede acceder a una página web con los testimonios en primera persona de las personas fotografiadas.
«Lo que se desprende de estos testimonios es que la violencia no termina en el femicidio o en el transfemicidio, sino que continúa en los procesos de búsqueda de justicia, de hecho una de las consignas en este nuevo aniversario del Ni Una Menos tiene que ver con la necesidad de la reforma judicial feminista que no revictimice a las víctimas al culpabilizarlas o al no darles justicia, con una justicia que no sea punitiva sino reparadora, porque si es punitiva no repara el daño, es clasista y ejerce más violencia; queremos más procesos judiciales que tengan que ver con la escucha y con la oralidad que con lo escrito», subraya Nacht.
Según informaron desde el Observatorio Nacional de la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumala), a 7 años del primer #NiUnaMenos en la Argentina se perpetraron 1.956 femicidios desde el 2015 a mayo 2022, lo que equivale a un femicidio cada 33 horas. De estos crímenes, unos 1.685 fueron femicidios directos, 92 vinculados de niñas y mujeres, 131 vinculados de niños y varones y unos 48 trans / travesticidios.
En tanto, durante 2021 se cometieron un total de 251 femicidios, entre ellos 20 vinculados y 5 trans-travesticidios, de acuerdo al relevamiento del Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina realizado por la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Por su parte, la Oficina de Violencia Doméstica atendió, para ese mismo año, 8.741 denuncias por violencia doméstica, mostrando un incremento del 18% respecto de 2020, y recibió 7.339 consultas, un 36% más que el año anterior.
Siete años pasaron desde que una convocatoria lanzada en las redes sociales el 3 de junio de 2015 bajo la consigna «Ni Una Menos» se transformó en uno de los momentos parteaguas de la historia de la lucha de las mujeres frente a la violencia machista. Fue una voz que sonó al unísono en todo el territorio nacional frente a la indignación que causo el femicidio de la adolescente Chiara Paéz, de tan solo 14 años, quien estaba embarazada y fue asesinada por su novio, Manuel Mansilla, en la localidad santafesina de Rufino.

Atravesadxs. En la fachada del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, la intervención pone la mirada en los testimonios de familiares de víctimas de femicidios.

GUADALUPE LOMBARDO

Desde entonces, el reclamo no se detuvo y se convirtió en el faro de todas las luchas ciudadanas. Ningún movimiento ha tenido tanta fuerza como la de miles de mujeres y disidencias movilizadas por una causa común: dejar de ser asesinadas por su género.
Muchas afianzaron además el hecho de que la lucha debe ser interseccional, frente a las opresiones de género, de etnia y de clase social. «El movimiento Ni Una Menos no surge de la nada, lo hace de un movimiento largamente organizado como son los Encuentros Plurinacionales de Mujeres, que tienen formas de construcción horizontales, de participación democráticas, formas de construcción de agenda a partir de la circulación horizontal de la palabra, donde todas las voces pueden emerger, esto hace que nuestro movimiento levanten las agendas de todos los sectores subalternizados: mujeres originarias, LGBT, afrodescendientes, sectores de clases populares», refiere Nacht.
Por esto, en este aniversario también las mujeres vulnerables hicieron oír su voz una vez más, como la integrantes de la Red de Géneros Oculta, que recorrerán los pasillos del asentamiento Ciudad Oculta, de la Ciudad de Buenos Aires, interviniendo paredes y en representación de otras que no pueden salir a marchar.
«Cocinar, gestionar los merenderos, son tareas que recaen sobre nosotros; ocupamos los pasillos, intervenimos las paredes, todo eso deja impacto y muchas vecinas se asoman a las ventanas a ver qué está pasando», relató al matutino Página 12 Polla Ferreyra, de Villeres Disidentes en Ciudad Oculta, quien acotó además que «de repente en ese recorrido nos miran con una sonrisa, de complicidad cuando decimos: mujer que se organiza, no plancha más camisa».
Quienes también estarán presentes en esta nueva marcha del Ni Una Menos son las referentes del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir y lo harán bajo la consigna «abolición del chineo ya», en alusión a la práctica sistemática de abuso de niñas y adolescentes indígenas.
«Creo que el Ni Una Menos y la Marea Verde está integrado por una juventud que creció al calor de un gobierno con políticas públicas progresivas, que creció educada en un gobierno, una Argentina y una América que crecía bajo la ampliación de derechos, entonces tenemos dos pilares: un movimiento social que se articula y crece desde abajo y un gobierno y un Estado comprometido con la ampliación de derechos; esa combinación es explosiva y la fuerza del movimiento Ni Una Menos en la Argentina también se explica por esto», afirma Nacht.
Consultada respecto de los intentos de la derecha por menoscabar los logros y el trabajo de los feminismos, la investigadora indica que «frente a ciertos discursos es importante que desde los sectores progresistas y populares nos comprometamos desde la práctica con nuestra propia agenda, que no la traicionemos para que la derecha no avance y esto incluye por supuesto la agenda feminista».

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