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Claroscuros de selección

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Alejandro Duchini

Dirigido por Diego Placente, el juvenil argentino logró la clasificación al mundial de Chile aunque dejó dudas en el juego y en tramos clave del torneo. El futuro, en Europa.

Modelo para armar. La formación del equipo albiceleste, antes de la goleada contra Brasil en el debut, en el estadio Polideportivo Misael Delgado, en Valencia, Venezuela.

Foto: NA


En la última fecha, y tras ganarle 3 a 0 a Chile, Brasil se coronó campeón del Sudamericano Sub 20 que se disputó en Venezuela. Había llegado al hexagonal definitorio con 10 unidades, la misma cantidad que Argentina, que en el turno siguiente no pudo contra Paraguay, con el que perdió 3 a 2. El seleccionado de Diego Placente estaba obligado a ganar por 4 goles para alcanzar la diferencia de gol en favor de los brasileños.

No es común que el campeón de un torneo sea un equipo que haya arrancado con una goleada tan abultada en su contra, como le pasó a Brasil, que perdió 6 a 0 contra Argentina en la jornada inicial de la fase de grupos. 

Si se compara con las expectativas, el seleccionado argentino terminó el campeonato con un sabor agridulce, porque si bien empezó con el pie derecho y a puro fútbol, gracias a un plantel tremendamente competitivo, terminó desdibujado en la fase final. Sobre todo, en el último partido, ante un Paraguay que le perdonó la vida y que erigió al arquero Jeremías Martinet como una de las figuras de la noche.

Hace diez años que el juvenil argentino no gana un Sudamericano. El último fue en 2015, en Uruguay. En total ganó 5 (1967, 1997, 1999, 2003 y el mencionado 2015), pero está lejos de los 13 de Brasil y los 8 de los uruguayos.

La despedida del seleccionado abre dudas de cara al futuro de los juveniles, más allá de que haya clasificado al mundial de la categoría, a jugarse en Chile del 27 de septiembre al 19 de octubre de este año. Se pensaba que con la llegada de Diego Placente se iba a mejorar en comparación con lo producido durante la era de Javier Mascherano. Y en parte lo logró, pero subsisten problemas en el funcionamiento del equipo que, por el momento, no le permiten dar un salto de calidad para volver a coronarse en el ámbito sudamericano.

El Sub 20 jugó muy bien sus primeros encuentros, los de la fase de grupos (6 a 0 a Brasil; 1 a 1 con Colombia, 1 a 0 a Bolivia y 0 a 0 con Ecuador). En la ronda final, y más allá de empezar con una clara victoria por 2-1 ante Chile, bajó el acelerador contra Uruguay, al que le ganó con total justicia 4 a 3 pero con susto, porque estaba 4 a 1 y en los minutos finales aflojó bastante. Se levantó con Colombia (1 a 0) y tuvo un empate amargo ante Brasil, por 1 a 1, en un partido en el que los de Placente pudieron ampliar la ventaja. Pero, al igual que con los uruguayos, no supieron sostener el resultado. Y lo de los paraguayos fue un cachetazo.

Jugar ante Paraguay sabiendo que Brasil venía de golear en el turno anterior a Chile y que había que hacer cuatro goles era mucho más que una prueba de carácter. Porque el rival también juega y los paraguayos mostraron garra y una suspicacia enorme para contraatacar a un equipo necesitado de goles.

Echeverri. El ex River Plate, gran figura, celebra uno de sus goles en el sudamericano.

Foto: NA

Roce internacional
Más allá del resultado final y las dudas respecto del juego, Argentina tiene un plantel de roce internacional. Lesionado y en consecuencia alejado de su mejor rendimiento, el Diablito Claudio Echeverri se convirtió en una de las bases del equipo. Lo que le faltó para explotar del todo en la Primera de River, lo sigue aplicando en las juveniles. Pero las expectativas a su alrededor ahora giran en torno a cómo le irá en el Manchester City. Otro riverplatense a destacar fue Franco Mastantuono, quien se convirtió en la columna del seleccionado. Y tuvo gran nivel Ian Subiabre, el delantero de 18 años que hizo 3 goles. Y también el arquero, el ya mencionado Martinet.

El plantel argentino del Sub 20 se compuso por estos futbolistas: Arqueros: Jeremías Martinet (River), Santino Barbi (Talleres) y Agustín Chávez (Unión). Defensores: Dylan Gorosito (Boca), Juan Giménez (Rosario Central), Thiago Silvero (Vélez), Tobías Ramírez (Argentinos Juniors), Juan Villalba (Gimnasia de La Plata), Julio Soler (Lanús) y Teo Rodríguez (San Lorenzo). Volantes: Mariano Gerez (Lanús), Milton Delgado (Boca), Ignacio Perruzzi (San Lorenzo), Valentino Acuña (Newell’s), Agustín Obregón (River), Claudio Echeverri (Manchester City) y Franco Mastantuono (River). Delanteros: Agustín Ruberto (River), Alexander Woiski (Mallorca), Santiago Hidalgo (Independiente), Santino Andino (Godoy Cruz), Ian Subiabre (River) y Maher Carrizo (Vélez).

En el fútbol actual, en este tipo de campeonatos se juega mucho más que un título. Los clubes que ceden jugadores aprovechan para poner en la vidriera a sus promesas con el fin de una operación comercial millonaria. El Diablito Echeverri, cuya ficha pertenece al Manchester City, es apenas un ejemplo. 

Brasil también tiene lo suyo: Deivid Washington (Chelsea), Pedro Henrique (Pedrinho, Zenit) y Gabriel Moscardo (PSG). Pero lo llamativo es que aquello que antes parecía privilegio de argentinos y brasileños incluye ahora a todos los países. Ahí van ejemplos: Óscar Perea (Colombia, Estrasburgo), Kendry Páez (Ecuador, Chelsea), Damián Pizarro (Chile, Udinese) o Alfonso Montero (Uruguay, Juventus).

Si algo se revalidó en este torneo, fueron las broncas entre argentinos y brasileños. Se enfrentaron dos veces en menos de un mes en partidos picantes, con discusiones y juego fuerte. Eso, en los 90 minutos. Pero no deja de sorprender la actitud de los chicos de Brasil y de su entrenador, el experimentado Ramón Menezes, que apelaron a acciones extradeportivas. Sobre todo en sus encuentros finales, ante Argentina y Chile. Esas mismas actitudes las continuaron más allá de los partidos en sí, cuando burlaron incluso a hinchas rivales. Pero, aunque campeones, no tuvieron la caballerosidad necesaria cuando, desde la platea y a la espera del resultado final, se burlaban de los jugadores argentinos mientras Paraguay los ponía contra un arco.

Así como Argentina fue de mayor a menor, Brasil hizo el camino inverso: de seis goles en contra en su debut saltó al primer lugar del podio. Sin brillar. Los de Placente, en cambio, deberán reencontrar el rumbo para ratificar las expectativas que hay a su alrededor. Cuenta con jugadores de nivel y una propuesta futbolística ofensiva que seduce a los hinchas. El objetivo es ser constante en el juego y no caer en la irregularidad, la gran asignatura pendiente para volver a tiempos venturosos.

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