Opinión

Ezequiel Fernández Moores

Periodista

Ellos juegan, nosotros apostamos

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«¡Llegamos para encender el juego!». Hay que abrir la página de bplay, la casa de apuestas oficial de la Liga Profesional del Fútbol Argentino (LPFA). «Ahora, el protagonista sos vos», dice bplay. Fútbol, tenis, béisbol, boxeo, el deporte que quieras. Y también el rubro que quieras: tiros libres, saques laterales, tarjetas amarillas, rojas, dobles faltas, rounds. Ni qué decir si la competencia trascurre en ese momento. Ahí sí que es adrenalina pura. Pero nosotros no hacemos goles, no metemos una buena volea y tampoco lanzamos un buen gancho. Nosotros apostamos.
«Comenzó siendo algo entretenido y una manera de “acompañar” la pasión», pero «comencé a arruinar mi vida». Las apuestas «son una mierda». Lo escribió hace unos meses en sus redes Bautista Letanú, periodista y videoanalista del club Villa Dálmine. Tan valiente como lo fue años atrás Cayetano Cajg. Periodista, Cajg sintió que tenía más información que los demás. Con el juego online, tuvo «el casino en casa». Llegó a encerrarse en el baño para apostar con el celular en pleno cumpleaños de sus tías. Hasta que perdió el departamento. Cajg se sintió «muy triste» cuando se enteró que se habilitaban las apuestas y, más aún, cuando vio el bombardeo publicitario en plena trasmisión de partido. Periodistas, camisetas de equipos. En charla radial meses atrás, me dijo que estaba «convencido de que esto traerá muchísimo quilombo. Mucha gente se irá a la ruina», más aún en un momento, como el actual, de desesperación económica (se estima que siete de cada cien personas son ludópatas en Argentina).
 El fútbol de España e Italia prohibió las apuestas, no solo porque creció la ludopatía, sino también porque hubo denuncias de partidos arreglados, de jugadores conectados con casas de apuestas ilegales que (ya ha sucedido) hasta inventan competencias para mantener la adicción. Así como se lee. Partidos inventados en una página web para que alguien apueste. Declan Hill, uno de los máximos investigadores sobre apuestas y corrupción (muy carismático, compartí paneles con él en congresos internacionales) dijo al diario Tiempo Argentino que la situación en el fútbol argentino era una «mierda total». Efectivamente, ya hubo denuncias formales por arreglos. Como las que sufren desde hace años los deportes individuales, que son más fáciles para la trampa. El tenis es un ejemplo. El más reciente sucedió en el boxeo: el colombiano John Teherán cayendo al minuto de pelea en el Luna Park tras un jab de compromiso de Maravilla Martínez, su rival de 48 años. Fue un golpe bajo. No al boxeo. Sino al deporte todo.

Foto: Shutterstock

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