20 de septiembre de 2024
Tras acusar a Brasil de ser una dictadura, Musk acata a la Justicia. En tanto, radicaliza su discurso y acelera la huida de anunciantes de una red social cada vez más tóxica. Su reunión con Milei: romance sin inversiones.
Nueva York. En abril de este año, el hombre más rico del mundo recibió al presidente argentino en la sede de Tesla.
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Luego de tres semanas de iniciado el bloqueo de X en Brasil y de acusar a ese país de ser una dictadura, Elon Musk se dispuso a acatar las órdenes judiciales. La decisión sorprendió ya que la semana pasada algunos usuarios pudieron entrar a la red social debido a que había cambiado su dirección IP original a una que no estaba bloqueada. Si bien parecía una nueva provocación, ahora parece que realmente se trató de un error, como aseguró la empresa.
El viernes 20 de septiembre, X finalmente designó un representante legal, tal como exigen las normativas brasileñas, y comenzó a bloquear las cuentas denunciadas por difundir noticias falsas acerca de las elecciones. Una de ellas es nada menos que la de Fernando Cerimedo, trístemente conocido en la Argentina por traer al país su expertise desarrollada durante la campaña de Jair Bolsonaro para ponerla al servicio del presidente Javier Milei como Jefe de Estrategia Digital.
El juez Alexandre de Moraes se dio por notificado de las medidas de X y dio cinco días para terminar de presentar la documentación que respalda el cambio de postura y permite calcular las multas. La representante legal elegida es la abogada Rachel de Oliveira Villa Nova Conceição, quien ya había ocupado ese cargo hasta que se ordenó su detención por incumplimiento de las órdenes judiciales. Fue entonces que Musk decidió cerrar la empresa y comenzó el enfrentamiento total de una disputa que llevaba tiempo.
Un poco de historia
Cuando el juez Alexandre de Moraes fue elegido en el cargo por Michel Temer en 2017, ya llevaba tiempo luchando contra las campañas de desinformación. Entre 2015 y 2016 bloqueó Whatsapp en varios momentos por las negativas de la empresa a responder pedidos de la Justicia que la acusó de difundir noticias falsas. En 2022 de Moraes también pidió el cierre de Telegram, similar a Whatsapp, a donde se había mudado parte de la campaña luego de que otras plataformas comenzaran a limitar el accionar de quienes buscaban desestabilizar al país.
La tensión del juez con X en particular comenzó a crecer cuando pidió a esa red social que identificara a los dueños de ciertas cuentas que luego de las elecciones de 2022 denunciaron fraude e incentivaron un ataque a la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia. Como resultado de esa investigación, Jair Bolsonaro quedó inhibido de asumir cargos públicos por ocho años. Ante la resistencia de X a cumplir con el pedido, de Moraes ordenó cobrar una multa diaria a la empresa y finalmente la detención de su representante legal, por lo que Musk cerró las oficinas en el país para quedar fuera de su alcance. De Moraes intimó a X a elegir un nuevo representante en 24 horas y ante la falta de respuestas ordenó el bloqueo. Starlink, otra empresa de Musk proveedora de internet satelital, primero se negó a colaborar con el bloqueo, pero finalmente lo hizo.
Musk, cada vez más libertario, acusó a Brasil de ser una dictadura mientras apoya al candidato Donald Trump, el mismo que propuso cerraren EE.UU. a TikTok, de origen chino, por plantear un problema de seguridad para ese país.
Enfrentados. El gigante sudamericano y la ex-Twitter en una pelea judicial que se expande e involucra a otros actores.
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Cambio de rumbo
Parecía que el magnate sudafricano estaba dispuesto a afrontar todas las pérdidas con tal de sostener la posición política de la ultraderecha. Brasil resultaba un tubo de ensayos ideal para tensar la cuerda y ver qué pasaba, como explicó a Acción Ernesto Calvo, investigador y docente de la Universidad de Maryland donde dirige el Laboratorio interdisciplinario de Ciencias Sociales Computacionales: «En un país democrático, con reglas de independencia del Poder Judicial y con decisiones en materia pública que se toman en el Congreso, la libertad de expresión es una libertad regulada. Europa lo hace. Musk critica a Europa, pero no reaccionó como en Brasil, donde la Justicia actúa de acuerdo a lo que dicen las leyes». Para el especialista, la decisión «tiene que ver con su posicionamiento en las elecciones de los EE.UU».
El repentino cambio de rumbo parece tener una raíz económica: Brasil, con cerca de 25 millones de usuarios, es determinante para la ya golpeada economía de X. La red social nunca logro un crecimiento económico sostenido y luego de la compra de Elon Musk por un cifra que era a todas luces excesiva, las cosas solo empeoraron con cada nueva decisión del magnate. Su radicalización en los últimos tiempos aceleró aún más la huida de los anunciantes de una red cada vez más tóxica. Durante el bloque, millones de usuarios abrieron cuentas en Mastodon y Bluesky.
En Argentina, la decisión de Musk de someterse a la Justicia brasileña resuena de manera especial. El hombre más rico del mundo ya ha demostrado su desprecio por los Gobiernos que no habilitan sus negocios, como cuando tuiteó en referencia al golpe de Estado en Bolivia: «¡Haremos golpes de Estado contra quien queramos! Acéptenlo». Hace solo dos días el empresario se reunió con el presidente Javier Milei durante su visita a Wall Street y lo invitó a aprovechar las bondades del RIGI para invertir en el país. La desregulación de la economía argentina, la falta de controles más básicos, es una utopía que empresarios como Elon Musk sueñan hace tiempo.
Pese a lo que ya parece un romance y promesas de buscar posible inversiones en el país, la billetera del dueño de Tesla hasta el momento no se abrió. Aunque existe una evidente afinidad ideológica, algo no debe convencer por el momento a Musk para traer inversiones concretas. Eso sí: aprovecha la desregulación para vender servicios como el que provee Starlink, su empresa proveedora de internet satelital, y llevarse dólares sin traer ninguno.
Habrá que ver qué piensa Milei de la rendición estratégica de Musk en Brasil, mientras él sigue adelante sin que nada le importe, ni la pobreza, ni los jubilados, las universidades o, siquiera, la pérdida de apoyo creciente de parte de quienes lo votaron. ¿Será comprensivo con el magnate sudafricano o lo sumará a su extensa lista de traidores a la causa?