13 de febrero de 2025
La otra cara del ajuste que el Gobierno presenta como exitoso: en 2024 se registraron índices récord de retroceso en las ventas internas de productos básicos: carne vacuna, leche y yerba.
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Rito identitario. Más yerba de exportación, menos para el mercado interno.
Foto: Shutterstock
El consumo de leche, carne vacuna y yerba mate registró en el último año valles históricos en Argentina, con los niveles de demanda interna más bajos en más de un siglo. Son productos emblema de los hogares, por consumo cultural y por escala de producción local. Sin embargo, su destino actualmente está orientado a la exportación y su baja en el comercio interno parece ser un signo de época. Un informe realizado entre dos fundaciones, Encuentro e Innovación con Inclusión, sobre el consumo de leche, carne y yerba mate en el país durante 2024 arrojó indicadores alarmantes en materia alimenticia.
«En relación al consumo de leche per cápita fue el más bajo de los últimos 34 años; asimismo, el dato de la carne vacuna por habitante es más desalentador aún: los números del 2024 indicaron que fue el segundo más bajo que existe registro (1914). También, las ventas de yerba mate en el mercado interno cayeron 9,2% y fue el más bajo desde 2016», señala el documento.
Tanto en los lácteos como en la yerba mate y en la carne encontramos que la producción bajó, pero el consumo cayó mucho más. «Cómo se explica que la producción cayó menos que la caída del consumo bueno porque parte de la caída de la demanda fue compensada por las ventas al exterior. Sí, de nuevo, las carnes, los productos lácteos y la yerba tuvieron un crecimiento bastante importante de las exportaciones en torno al 8%, 9% y 10%, según el caso», explica Gastón Alonso, economista jefe de la fundación Innovación con inclusión.
Cadena láctea
El consumo de lácteos cayó un 9,7% en 2024 y se derrumbó 18,8 litros per cápita, según el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA). Los flanes, la leche en polvo y las saborizadas fueron los productos más afectados y el nivel de compra de ciertos segmentos se asemeja al registrado durante la pandemia de covid. La comparación interanual indicó un incremento del 3,3% en volumen de productos y una suba del 7,7% en litros de leche equivalentes, debido al fuerte comienzo de caída de diciembre 2023 por los efectos inflacionarios. El acumulado de 2024 arrojó una caída del 9,7% en volumen de productos y del 9% en litros de leche equivalentes (-9,2% en el promedio diario). De esta manera, el consumo de leche per cápita fue el más bajo desde 1990.
Los productos con mayor valor agregado y unitario como quesos de pasta muy blanda, quesos rallados, leches saborizadas, yogures, flanes y postres presentaron una gran caída «asociada a las subas de precios y al retraso en el poder adquisitivo del sector medio de la población que demanda en mayor cuantía estos productos, caída que se ha desacelerado en forma significativa en los últimos meses», según apuntó el informe de OCLA.
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Cambio de hábito. El año pasado se vendió más pollo que cortes vacunos.
Foto: Horacio Paone
La pechuga avanza
Aunque el país sostiene un alto nivel de consumo de carnes en la comparación global, se evidencia una tendencia que parece irreversible en la dieta nacional: se elige más pollo y cerdo que vaca. Las estimaciones provienen del cruce de datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Bolsa de Comercio de Rosario (BCRA), que revelan que por primera vez en la historia de la Argentina se consumió más pollo que carne vacuna: en 2024 se demandaron 49,3 kilogramos por habitante promedio de productos avícolas, contra 48,5 kilos de alimentos bovinos.
Este índice representa el nivel más bajo de consumo de carne de vaca en los últimos 28 años según las estadísticas de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra). La brecha de la cifra se expresa si se lo compara con el consumo promedio del país entre 1950 y 1980, cuando alcanzaba los 84 kilos por persona.
«Esto es alarmante. Fue el segundo registro más bajo desde que se inició su relevamiento, en 1914; apenas superado por el consumo per cápita registrado en 1920. De acuerdo con Ciccra, el consumo per cápita de carne rondó en 2024 los 47,7 kilos», calculó Alonso.
De exportación
De acuerdo con las estadísticas difundidas por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym), en el sector yerbatero la actividad a lo largo de 2024 marcó una tendencia a la baja en el consumo, en la comparativa con 2023.
En una recopilación que arranca desde 2020 hasta este año, en la sumatoria de cada año se observa que en 2020 hubo un flujo de 268.826.525 kilos de yerba hacia los centros de distribución. En los años siguientes se observó que en 2021 la cuenta arrojó 282.989.915 kilos, en 2022 fueron 275.807.989 kilogramos, y en 2023 la sumatoria de enero a diciembre fue de 285.300.595 kilogramos. De ese nivel bajó a 258.813.653 kilos el año pasado.
De ese modo, el consumo de yerba en el mercado interno presentó en 2024 una baja de 9,2% en relación al 2023 y fue el más bajo desde 2016: -6,8% de producción; –9,2% de consumo interno; con un 10,9% más de exportaciones de yerba mate.
Cabe recordar que el movimiento de yerba mate a salida de molino es el indicador más cercano al comportamiento de la yerba mate en góndola, ya que incluye tanto el volumen que se envía a los centros de distribución de las firmas yerbateras como las compras efectuadas por los mayoristas, hipermercados y supermercados. «En este contexto –agregó Alonso– la novedad fue que las exportaciones de yerba mate en 2024 alcanzaron un récord histórico». La paradoja del mate argentino, crece en el exterior y cae tierra adentro.