Política | DESPUÉS DE LA MARCHA DEL 23 DE ABRIL

Olla a presión

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Alberto López Girondo

Tras la movilización por la educación pública, el Gobierno busca despegarse del creciente malestar social por el ajuste. La Ley Bases, otro golpe a los trabajadores. Reaparición de Cristina Fernández.

Stand up. La participación del presidente en la cena de la Fundación Libertad incluyó insultos, burlas e imitaciones.

Foto: NA

Es difícil prever el impacto de la multitudinaria marcha del martes 23 de abril en la vida política nacional, pero que removió el avispero fue algo muy evidente. Y en el entorno del presidente Javier Milei lo sospechaban desde antes. Por eso tuvo tres intervenciones públicas casi al hilo para tratar de sostener su imagen ante lo que imaginó, con razón, una tormenta en contra en vista del malestar de gran parte de la sociedad por las medidas económicas que puso en marcha desde el 10 de diciembre.
En el discurso del viernes en el hotel Llao Llao ante los empresarios más beneficiados por su plan económico, el presidente dijo que el que fuga dólares «es un héroe, (porque) logró escaparse de las garras del Estado». Un argumento que combina perfectamente con el de Mauricio Macri, cuando afirmó que «en este país para ganar plata hay que evadir impuestos» y el del actual inquilino de la Casa Rosada llamando a no pagar impuestos en la provincia de Buenos Aires.
El lunes 22, horas antes de la marcha en defensa de la universidad pública, Milei celebró desde un mensaje en cadena nacional de 16 minutos haber «logrado alcanzar el superávit financiero en tan solo un mes de gobierno». El miércoles, en la más histriónica de sus presentaciones, en el foro de la Fundación Libertad en Parque Norte, luego de burlarse de economistas de su propio palo que cuestionan el rumbo de sus medidas, y en lo que se pareció a una clase de economía para principiantes, aleccionó que entre las primeras monedas de intercambio en la historia de la humanidad estuvo la sal, valiosa porque «permitía que tenga gusto a algo la comida», que de otro modo sería «una cosa horrible».
En todas estas apariciones el primer mandatario se enorgulleció del brutal recorte de presupuesto y ninguneó a quienes avizoran no solo que no hay un plan de estabilización detrás de esas jugadas, sino que el superávit que muestra no es sostenible en el tiempo ya que se basa en licuación de haberes de jubilados, postergación de pagos de importaciones y de ajustes que no podrán persistir sin que las protestas populares se incrementen.
Algo de eso habían detectado desde el Ministerio de Economía, que insólitamente, tras percibir el enojo por los escandalosos aumentos en las cuotas de las prepagas, ordenó retrotraer los valores a diciembre, devolver lo supuestamente cobrado de más y actualizar solo por el índice de precios. Por si fuera poco, presentó un amparo judicial al que las empresas proveedoras respondieron: «Lo que está intentando obtener de la Justicia no es una decisión que involucre un conflicto entre partes adversas –caso judicial– sino la derogación judicial de lo dispuesto por el DNU 70/2023 y su reglamentario 171/2024». O sea, que la Justicia vaya contra una medida que dictó el propio Gobierno que hace el reclamo.
Solo en ese escenario enrarecido se explica el discurso en cadena nacional, pero también el intento posterior de minimizar el mazazo que significó la marcha de estudiantes, dirigentes sindicales y políticos que contó con la convocatoria de los rectores de todas las universidades públicas y que movilizó a seguramente un millón de personas en todo el país. Tan importante fue y tan revelador, cuando la narrativa libertaria parecería haber calado hondo en la sociedad argentina como para haberle dado la mayoría en balotaje a Milei, que hasta la dirigencia más amigable y comunicadores aliados del Gobierno salieron de inmediato a dar un giro en el aire.

A dos bandas en el Congreso
Desde los medios hegemónicos –muchos de ellos conducidos en programas centrales por egresados de instituciones públicas– recomendaron entonces a Milei que bajara un cambio y escuchara lo que dijeron las calles. Que, por otro lado, no es que se hayan expresado en un mensaje coincidente sobre el estado de cosas que se vive. Muchos habrán votado seguramente por La Libertad Avanza y a Juntos por el Cambio y acuerdan en la necesidad de bajar la inflación. Pero no sería osado decir que entienden a la educación pública, gratuita y de calidad como parte del ADN argentino desde muchas generaciones y que ahí hay un límite.
Buscar reducir la cifra de manifestantes –un negacionismo propio de esos espacios reaccionarios– o pretender caratularlo como golpista o kirchnerista, o como hizo la vicepresidenta burlándose en un tuit de la fallecida Hebe de Bonafini, fue una reacción destemplada y de poco vuelo que duró poco. Lo concreto es que radicales y peronistas no K mostraron su adhesión –hasta Horacio Rodríguez Larreta se mostró en las redes– porque olfatearon que algo se estaba cocinando en esa olla a presión en la que el ajuste del Gobierno somete a la población.
Percibieron con razón que hay un caldo de cultivo para algo que no saben qué es, entre gente que le había dado su apoyo a Milei para tener un horizonte creíble en el futuro y que ahora va viendo que por ahí tampoco era. El caso sería quién interpreta esa melodía y con quienes están dispuestos a ir de la mano quienes se pretendan protagonistas de lo que venga.

Diputados. El oficialismo logró aprobar en comisiones los proyectos de la Ley Bases y el denominado paquete fiscal.

Foto: NA

Había ocasión de dar muestras del nuevo registro el pasado miércoles, cuando algunos de los que habían marchado en favor de mayor presupuesto para la educación superior –el titular del bloque radical, Rodrigo de Loredo, fue el más notorio en su ambivalencia– no bajaron para dar quórum en el pleno de la Cámara Baja para tratar una iniciativa de Unión por la Patria acerca de dicho presupuesto. Ahí quedó expuesta la fractura en la UCR en algo que también forma parte de su ADN como es la educación pública, ya que solo faltaron cinco para abrir la sesión. En el Senado, Martín Lousteau, el presidente del partido, presentó en consecuencia su propio pedido para tratar una norma similar.
Los diputados rosqueaban en otro estadio. Y el jueves aprobaron en comisión el renovado proyecto de la Ley Bases del oficialismo y, como cuestionaron desde UxP, metieron bajo cuerda una reforma laboral. En esta jugada participaron, además de la UCR, el PRO y Hacemos Coalición Federal, el bloque liderado por Miguel Ángel Pichetto.
La nueva ya no tan megaley autoriza a privatizar Aerolíneas Argentinas, Aysa, Correo Argentino y Radio y Televisión Argentina, entre otras empresas púbicas, y deja afuera al Banco Nación. Le da facultades especiales al presidente para eliminar organismos públicos y en el plano laboral, la iniciativa que saldrá este lunes al plenario, plantea aumentar el período de prueba a seis meses, elimina las multas por mala registración y proyecta crear un fondo de cese laboral en lugar de las indemnizaciones. El llamado «sistema UOCRA», por el que se utiliza en el gremio de la construcción.
Por otro lado, de aprobarse la normativa, los trabajadores de la cuarta categoría volverán a pagar impuesto a las ganancias desde 1,8 millones de pesos. Ellos no será los héroes de esta historia, ya que no están en condiciones de evadir o fugar divisas. Mala de ellos.

El regreso
En el principal armado opositor, envuelto aun en la crisis posderrota electoral, la reaparición pública de Cristina Fernández es un dato relevante. Por un lado, instó a superar las discusiones internas. Invitó a sus compañeros a no ir a estudios de tevé «a putear a otro compañero», en lugar de hablar, por ejemplo, del golpe al bolsillo popular que significan los brutales aumentos tarifarios de las últimas semanas. La expresidenta fustigó al modelo en marcha por sus graves consecuencias sociales. «En el discurso del lunes en Cadena Nacional, el presidente dijo que la recuperación y el crecimiento van a venir de cuatro lugares. Petróleo, gas, minería y el campo. Nos preanuncia una economía de carácter extractivista, precapitalista. Me hace acordar a la argentina del virreinato del Río de la Plata. Más que anarcocapitalismo, me suena a anarcocolonialismo, en eso no estamos de acuerdo», manifestó.
Fernández analizó en detalle la situación de la energía y la educación y llamó a discutir estos temas en la agenda política, vinculándola a las necesidades de la gente. Y brindó algunos datos muy interesantes. Por caso, dijo, solo con los beneficios fiscales que se otorgan a Mercado Libre se cubrirían las necesidades presupuestarias de las universidades públicas.
En resumen, queda por ver en las próximas semanas el impacto de esta intervención en el plano nacional y, fundamentalmente, en Unión por la Patria.

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