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Grok: el nuevo juguete de Elon Musk

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Esteban Magnani

Para captar suscriptores, el empresario lanzó una inteligencia artificial que procesa posteos de X en tiempo real y ofrece respuestas. Dudas sobre la calidad de la información.

Doble sentido. Grok tiene humor, pero apela a la grosería de las redes, que muchos no encuentran graciosas.

Foto: Getty Images

¿Cómo obtener información permanentemente actualizada en los vertiginosos tiempos actuales? Hace tiempo que el periodismo debe competir con la velocidad de las redes sociales donde se puede encontrar un gol o un video de un evento segundos después de que ocurre. Ese es el nicho en el que busca desplegarse Grok, la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) que presentó hace pocos días Elon Musk para su red social X y que ya está disponible en su versión Beta para los suscriptores.

Desde que Musk compró Twitter en noviembre de 2022 y lo rebautizó «X» busca alguna forma de hacerla rentable. Como cuenta Walter Isaacson en la biografía del magnate sudafricano todos sus amigos y familiares le recomendaron que no cerrara la adquisición, pero no les hizo caso y pagó un precio excesivo por una red que no da ganancias.

Desde entonces él empeoró la situación con una seguidilla de errores no forzados que redujeron aún más los ingresos por publicidad. Ahora cree que el deterioro financiero podrá revertirse incentivando a que más usuarios se suscriban a las cuentas pagas que oscilan entre los 2,67 y los 7 dólares mensuales. Por eso decidió desarrollar Grok, una IA a la que se le pueda hacer preguntas. La apuesta tiene su riesgo porque para subirse al costoso tren de las IAG busca conseguir 1.000 millones de dólares de inversión.

Grok tiene sus particularidades. En primer lugar, como está pensada para responder sobre novedades, no solo utiliza fuentes periodísticas sino que también se alimenta de posteos recientes. De esa manera podría ofrecer respuestas en tiempo real y mantenerse actualizada. Otras IAG, como ChatGPT, por ejemplo, solo pueden brindar información sobre eventos anteriores a la fecha de los contenidos utilizados para entrenarla. 

Otra característica de Grok es que tiene, supuestamente, sentido del humor y es capaz de ironizar, aunque en las redes muchos cuestionan cuánta chispa realmente tiene. La gracia de un chiste suele depender del contexto y de quién es el interlocutor que los recibe: Grok apela a los mismos recursos que se ven en las redes sociales como la grosería y el doble sentido que otros no encuentran gracioso. Sin embargo, esto que podría verse como una limitación puede ser una preferencia ya que coincide con el tono que utiliza Elon Musk en su propia red social.

¿Qué puede salir mal?
«El punto fundamental para cualquier desarrollo de IA es cuál es su base de datos de entrenamiento, cuál es su fuente de información», explica el doctor en Comunicación y docente Martín Becerra. «En este sentido, que Grok tome como base a Twitter da cuenta de un conjunto más estrecho y sesgado de fuentes de información que Chat GPT o Gemini». 

Twitter siempre fue una red social azotada por contenidos tóxicos y campañas de desinformación, algo que Musk empeoró con recortes de trabajadores en sectores clave de moderación de contenidos. Alimentar una IAG con posteos basura no parece una forma razonable de mejorar el problema sino, incluso, de incentivar aún más los esfuerzos de los troll centers para inundar a X con sus campañas. Su uso puede ser razonable para saber quién hizo un gol, pero si la consulta es sobre un político o un ataque israelí en Gaza el resultado añadirá más nafta al fuego.

Para Becerra el potencial de la herramienta está dado por su «tono sarcástico y cínico que posiblemente la distinga de otras tecnologías de IA, pero en el resto de las funcionalidades no sé qué valor puede tener». De hecho, una lectura posible sobre este rasgo de Grok es que a Musk siempre lo tentó la incorrección política; hacer una herramienta que priorice el humor y las malas palabras puede ser visto como una respuesta a un exceso de celo en otras IAG como Bard, ChatGPT o Copilot.

Otro debate importante es acerca de si se puede considerar a este reciclado estadístico de datos como periodismo: «Yo sigo pensando que el mejor periodismo se hace en el lugar de los hechos», explica Diego Rosemberg, editor en numerosos medios y docente universitario (UBA). «Todas estas tecnologías son cada vez más mediadas, más alejadas. No creo que produzcan un periodismo de calidad. Siempre me acuerdo de una frase que García Márquez decía de los grabadores: que son un “invento luciferino” porque no escuchan los latidos del corazón». 

Cuentas pagas. Musk cree poder revertir el deterioro financiero de X incentivando con la AI a los usuarios.

Foto: Getty Images

Nico Russo, jefe de Producto Digital para redacciones periodísticas, considera que pese a algunos temores, la IAG resulta útil en las redacciones a la hora de investigar para una nota. Sin embargo, aclara que no tiene mucha expectativa en Grok si «va a ser entrenado con el mismo contenido de Twitter, lleno de noticias falsas y posteos que se han vuelto mucho más virulentos desde que Musk es el dueño de la plataforma. Hay una frase gringa que es clara al respecto: “Shit in, shit out”, referida a que no importa cuál sea el proceso del medio. Si entra mierda de un lado, sale mierda del otro».

Por otro lado, utilizar posteos como insumo de entrenamiento para Grok le permitiría a Musk ahorrarse los reclamos de miles de empresas y creadores, como le está ocurriendo a otros desarrolladores de IAG. Es que, cabe repetir, la IA no es «inteligente» sino el resultado estadísticamente verosímil de contenidos que sí son producto de la creatividad y la inteligencia humanas. Este debate se ha abierto hace un tiempo y está llegando ahora a los tribunales.

¿Final feliz?
Todo indica que Musk parece más comprometido con encontrar una salida del laberinto económico que le plantea X que con aportar al periodismo de calidad. Atrás quedó su principal argumento para adquirir Twitter al que veía como una arena pública para reforzar a la democracia. Russo retoma la biografía del sudafricano a quien el autor presenta como «un jovencito muy perturbado por sus experiencias en el colegio de Sudáfrica». Allí estaba «institucionalizado que a los pibitos los “fajen” en el recreo para que se “curtan”». Que Musk haya comprado Twitter parece la forma que encontró de ser el dueño del patio donde todos se dan trompadas. Elon Musk actúa por medio de impulsos y eso alimentó su aura de genialidad. Pero esa metodología ahora le pasa factura, incluso en sus empresas más consolidadas. A este rasgo se le suma una falta de empatía y comprensión de la complejidad de la comunicación humana que no es reductible a soluciones ingenieriles, como él intenta hacer una y otra vez. La experiencia reciente con las decisiones del CEO de X no invita a creer que esta nueva herramienta le servirá como negocio ni que incrementará los intercambios de calidad en las redes sociales.

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