10 de marzo de 2025
El 8M fue multitudinario en todo el país y se plantó frente al odio, la violencia machista y el empobrecimiento de las vidas de mujeres y disidencias, agravado en el último año.

Avenida de Mayo. En la Ciudad de Buenos Aires se movilizaron decenas de miles de personas.
Foto: Getty Images
Sucedió en la Ciudad de Buenos Aires, pero también en Córdoba, Rosario, Bariloche, Jujuy, Salta, Entre Ríos, Formosa, Catamarca, La Pampa, y la lista podría seguir. La marea verde, violeta, coloreada con glitter, con pelucas, con carteles de puño y letra y sobre todo hermanada y abrazada se hizo sentir en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora con su paso firme bajo una misma causa: la lucha por los derechos de las mujeres y disidencias y contra el odio y la violencia patriarcal. Un odio que no solo se traduce en su extremo más siniestro, como el femicidio, sino también en las condiciones precarias de vida, agudizadas, no es novedad, durante el primer año del Gobierno de Javier Milei. No es ideología, son datos: el último informe del Observatorio de Género del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) advierte sobre una clara desigualdad económica entre varones y mujeres en el país. Prueba de ello es que la tasa de actividad de las mujeres en el tercer trimestre de 2024 se ubicó en 52,1%, en contraste con el 70,5% de los varones, lo que marca una brecha de 18,4 puntos porcentuales. Además, la desocupación femenina alcanzó el 7,9%, superando en 1,7 puntos a la de los varones. La situación se agrava en la población joven, donde la tasa de desocupación en mujeres de entre 14 y 29 años llegó al 16,1%, mientras que en varones fue del 13,6%.
Es por esto que este año el lema fue «Paro internacional transfeminista, antirracista, antifascista, antipatriarcal y anticapitalista». Al igual que en otras marchas, como la ocurrida el 1º de febrero, convocada por la comunidad LGBTQ+, se pudo observar mujeres de distintas generaciones congregadas de forma independiente, pero también hubo organizaciones sociales, sindicales y políticas como ATE, Pan y Rosas, Movimiento Evita, AMMAR y la CTA, entre otras, que avanzaron firmes entre carteles y pancartas que expresaban con claridad las demandas: «Las infancias trans existen»; «Marcho con mi hija para mañana no marchar por ella»; «No sea cobarde, luche como una Abuela» o «La profe ESI te cree».
Y es que el daño sufrido por las mujeres y las disidencias en el último año es enorme y requiere una respuesta colectiva para advertir el empobrecimiento de las mujeres, resultado de, por ejemplo, el fin de la moratoria previsional, la eliminación o subejecución de políticas de cuidado materno-infantil, el desarme de las políticas de protección de niñas, adolescentes y mujeres con embarazos forzados y el desmantelamiento de la política de prevención de embarazo no intencional en la adolescencia (Plan ENIA), recortes en salud y despidos en hospitales públicos, la complejización de los requerimientos para otorgar pensiones por discapacidad, la eliminación de las políticas de género, del Ministerio de las Mujeres y la línea 144, la ignorancia del cupo laboral trans con casi 200 despidos en diversas áreas del Estado, por nombrar solo algunas de las maniobras que arrasaron, en pos de la llamada «batalla cultural» mileísta, con los derechos más básicos de las personas, y en especial de las mujeres y diversidades.

Transfeminista y antirracista. Performance colectiva contra la violencia de género frente al Congreso Nacional.
Foto: Getty Images
Tal es el ensañamiento del Gobierno libertario contra este sector de la población, acaso por ser el más combativo y movilizante de los últimos tiempos, que con toda desvergüenza se animó a publicar en las primeras horas del 8M un video en sus redes sociales contra la «ideología woke». En el spot resaltan dos datos que el oficialismo quiso instalar como verdaderos: «Solo en 2023 se gastaron $4 billones» en políticas con perspectiva de género; que «en 2023 se llegó a un récord de homicidios de mujeres» y que «los homicidios de mujeres cayeron un 20% en 2024, rompiendo una tendencia de años».
La realidad es que el antiguo Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad contó en 2023 con un presupuesto de $77.171 millones, de los cuales hasta el 17 de octubre de ese año había ejecutado el 69,8%.
Por otra parte, si bien se cita a la Defensoría del Pueblo de la Nación como fuente para hablar de los datos de femicidio, esta no es la única con datos oficiales. Las cifras de la Corte Suprema de la Nación permiten advertir que la cantidad de femicidios disminuyó entre 2020 y 2023 y que el récord ocurrió en 2019 con 260 femicidios registrados. El informe se realiza de manera anual y todavía no están publicados los datos de 2024, tal como informa el portal chequado.com.
Con todo, la lucha de las mujeres y diversidades sigue y seguirá en las calles, habrá muchos otros 8M, porque tal como afirmaron desde el colectivo Ni Una Menos, «las políticas de género no son privilegios ni ideología, son derechos humanos básicos. La historia nos ha demostrado que cuando nos organizamos, somos imparables. Nos quieren calladas, nos tendrán en las calles. Nos quieren sumisas, nos encontrarán movilizando».