Política | CIERRE DE LISTAS

Rumbo a las PASO

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Alberto López Girondo

19 fórmulas de 14 espacios políticos competirán en las primarias del 13 de agosto. Cómo se gestaron las candidaturas del oficialismo y cuál es su impacto en la oposición.

Fue un cierre de listas como no se había vivido en estos 40 años de democracia. En los dos espacios mayoritarios, corriendo contrarreloj en los últimos ajustes y en un sábado a «toda rosca», se terminaron de definir las precandidaturas que competirán en las PASO nacionales del 13 de agosto y el reparto de cargos electivos en la provincia y en la Ciudad de Buenos Aires, los más redituables políticamente y esenciales para cualquier aspiración. Finalmente, se anotaron en este primer escalón 19 fórmulas en 14 espacios políticos, aunque todo indica que tres de ellos concentrarán, según las encuestas, la mayoría de los votos para la presidencia: el oficialismo y aliados filoperonistas, el PRO-UCR y el sector ultraliberal de Javier Milei.
La gran sorpresa había explotado el viernes, cuando Unión por la Patria (UxP), la nueva marca del Frente de Todos, anunció una fórmula de consenso con el ministro de Economía, Sergio Massa, a la cabeza de la lista, y el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, como vice. Esto descolocó a Juntos por el Cambio (JxC), que si bien ya tenía decidida la confrontación Patricia Bullrich-Luis Petri contra Horacio Rodríguez Larreta-Gerardo Morales, esperaba que el oficialismo se desangrara en una pelea entre el «cristinismo» y el «albertismo» que le despejara el camino hacia el 22 de octubre.

Fórmula de consenso
En los días previos, el ala kirchnerista y La Cámpora habían mostrado al ministro del Interior, Wado de Pedro, con el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, como síntesis del deseo de Cristina Fernández de Kirchner de que un «hijo de la generación diezmada» compitiera junto a un representante de las provincias. Todo indicaba que habría un choque con el embajador en Brasil, Daniel Scioli, quien insistía en que los electores definieran al postulante en las primarias.
Pero un grupo de gobernadores logró convencer tanto a Cristina Fernández como a los articuladores de esa vertiente de que De Pedro no resultaría el más adecuado y que incluso Manzur se las iba a ver complicadas, habida cuenta de que la Corte Suprema lo había vetado para presentarse como vicegobernador en Tucumán, lo que podría ser un argumento de campaña en su contra a futuro. Además, desde el otro lado de la avenida General Paz siempre se sostuvo que lo ideal sería acordar una fórmula de consenso.
Ese acuerdo se logró tras convencer al presidente Alberto Fernández de las ventajas de una fórmula en común, contra su idea de que una PASO serviría para ordenar la interna, aun a sabiendas de que Cristina Fernández concentra una base electoral propia que es ineludible. Así, seguiría vigente aquello de que «con Cristina no alcanza y sin ella no se puede».
El acuerdo resultó factible subiendo al exintendente de Tigre al ring junto a Rossi, un combatiente de otras lides que a pesar de que alguna vez enfrentó decisiones de la vicepresidenta en Santa Fe, siempre le fue leal. Solo entonces Scioli dio un paso al costado y con él también quedó libre el camino en la provincia de Buenos Aires, donde sobre el filo del cierre de las listas Axel Kicillof pudo anotar nuevamente a su actual vice, Verónica Magario. Queda en carrera en la primaria de UP el militante social Juan Grabois con Paula Abal Medina.
El impacto sobre la oposición se reveló enseguida. Si bien Massa arrastra una situación económica que le puede jugar en contra, también esgrime buenas relaciones con el establishment empresario y con Estados Unidos –que le podrían facilitar las negociaciones aún trabadas con el FMI– y también tiene la suficiente ductilidad como para recurrir a China llegado el caso, como ya lo demostró, para reforzar reservas y cambiar el paradigma del comercio exterior. Si es por hablar con el «círculo rojo», él también tiene con qué.

Dureza electoral
Lo que resulta muy evidente es que en JxC la real competencia interna es por quién es más duro, promete más firmeza y defiende mejor los intereses concentrados de la sociedad. La prueba estuvo en Jujuy, donde la población se levantó contra la reforma constitucional de Morales y en reclamo de mejoras salariales. Ya el gobernador y titular de la UCR a nivel nacional había mostrado las cartas cuando a poco de asumir, en 2015, armó una Corte Suprema adicta, detuvo de manera ilegal a la dirigente social Milagro Sala e impulso leyes para reforzar la función represiva del Estado y facilitar las inversiones sin control en recursos mineros, como el litio.
El alcalde porteño ya había postulado a Gerardo Rubén Morales como su coequiper, pero el anuncio oficial se hizo esperar. La brutal represión del martes –cuando de manera casi subrepticia fue aprobada la reforma constitucional, con el apoyo del peronismo local, hay que decirlo– puso a Morales en los titulares y él se las rebuscó para culpar al presidente de la Nación y a la vicepresidenta de haber fogoneado las protestas. El discurso de los medios está tan inclinado a la derecha –gracias sin dudas a Javier Milei– que hasta esos hechos aparecen como una virtud y Horacio Rodríguez Larreta los ostenta como carta de presentación.
Bajo esa misma bandera, la exministra de Seguridad primereó desde Mendoza anunciando como compañero de fórmula al exdiputado radical Luis Alfonso Petri. Abogado y promotor de la mano dura, Petri es el autor de una ley que niega la libertad condicional a detenidos por homicidios o violaciones. Es difícil encontrar en la UCR a alguien ubicado tan a la derecha: los que estaban tuvieron que irse. A Bullrich Luro Pueyrredón esa permanencia le sirvió para tejer alianza con alguien del más que centenario partido.
En el radicalismo se venía haciendo alarde de un renacimiento luego de las elecciones de medio término en la provincia de Buenos Aires, donde Facundo Manes había descollado. Si el neurólogo pensaba que ese lauro le daría el apoyo de sus correligionarios, se equivocó. Y el mismo sábado registró su error al bajar su postulación a la presidencia. JxC se presenta entonces con dos espacios que no tienen mayores diferencias: Rodríguez Larreta-Morales contra Bullrich-Petri.

Otros sectores
Los otros espacios a nivel nacional son, por la ultraderecha, un ahora devaluado Javier Milei con la negacionista Victoria Villaruel en La Libertad Avanza. Por el peronismo más cercano al macrismo se presenta el cordobés Juan Schiaretti –quien se uniría a Rodríguez Larreta tras las PASO– con el exministro del Interior Florencio Randazzo en Hacemos por Nuestro País. En la izquierda, se medirán Myriam Bregman y Nicolás del Caño contra Gabriel Solano y Vilma Ripoll dentro del FIT-Unidad; pero también se presenta Manuela Castañeira por el Nuevo Mas y Marcelo Ramal en Política Obrera.
Hay otro sector en el que compiten candidatos que en los papeles tienen como primer desafío superar el piso mínimo del 1,5% de los votos válidos para mantenerse en la lona. Por Libres del Sur van Jesús Escobar-Marianella Lezama Hid; por Paz, Democracia y Soberanía el escritor Mempo Giardinelli y la militante gremial Bárbara Solemou.
Hay dos ultraliberales que fungen como desprendimientos o descontentos de Milei: el Frente Liber.Ar de Pablo Gobbi-Julio Archet, y por otro lado el libertario no «mileísta» Nazareno Etchepare con Fernando Lorenzo, que disputa una interna con el exdirigente peronista Julio Bárbaro, quien al cierre no había presentado precandidato a vice.
Hay además un aspirante enrolado en el neofascismo, como César Biondini, con María Eugenia Avendaño por el Frente Patriota Federal; y otro que se presenta como peronista tradicional, como el exsecretario de Comercio Guillermo Moreno, con el sindicalista Leonardo Fabre, en Principios y Valores. Dividirán votos en una interna el dirigente Raúl Castells con el conductor televisivo Santiago Cúneo, en el Movimiento Izquierda Juventud Dignidad.

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