20 de febrero de 2022
Catar era mala palabra una década atrás en Francia. Parte del establishment parisino lo acusaba de financiar al terrorismo islámico. Hasta que comenzaron los negocios: gas, petróleo, aviones, hoteles, automotrices, TV y bancos. Y la gran vidriera del PSG. El voto al Mundial 2022 formó parte del nuevo vínculo. Francia dio un apoyo pionero en Europa a la polémica Copa que se jugará en Catar en noviembre y diciembre próximos. Hay, eso sí, una voz que se opone. Es la de Eric Cantona, exjugador de Manchester United. Rebelde en las canchas, «Eric le rouge» («El rojo»), considera «horrible que el Mundial se juegue en Catar».
Retirado del fútbol en 1997, con apenas 30 años, y todavía en la cima, Cantona no integró la selección francesa campeona en el Mundial 98. Ese equipo fue liderado por Zinedine Zidane, a quien Catar contrató como promotor de su candidatura. La FIFA de Joseph Blatter votó por Catar en 2010 (14-8 contra Estados Unidos). Y la FIFA del sucesor Gianni Infantino mantuvo la sede aun tras el escándalo de corrupción y votos comprados que destapó el FBI en 2015 (el célebre FIFAgate). Infantino reacercó a la FIFA con Estados Unidos dándole el Mundial 2026 (junto con México y Canadá). Y hace unos meses se mudó de Zurich a Doha. Cambió hotel suizo por residencia catarí. La FIFA aclaró que lo hizo para estar cerca del Mundial. Algunos sospechan que, en realidad, Infantino se ataja ante eventuales complicaciones con la Justicia suiza, que está investigando su gestión.
Cantona se equivoca cuando habla de «miles de obreros muertos en la construcción de estadios». Las muertes no llegan al medio centenar. Sí murieron miles en construcción de rutas y obras. Sucede en muchos otros lados. Lo peor en Catar es el trato esclavizado, que la monarquía autocrática suavizó ante las presiones, pero la protesta de Cantona es ante todo un símbolo. ¿Un Mundial en Catar? Hoy actor, Cantona dedica buena parte de su tiempo a los «sin techo». En 2012 se postuló como presidente de Francia solo para exponer la crisis de quienes no tenían vivienda. Integra la Fundación Abate Pierre, para los homeless y donó su pequeña casa en Marsella para albergar a familias de refugiados. En Netflix lo vemos calvo, bigotudo, patillas y tatuajes. Es Alain Delambre, un desempleado crónico, encarcelado por secuestro de personas. La serie se llama Recursos inhumanos. Nike, hábil, lo contrató para liderar un equipo de jugadores-gladiadores en el comercial de «El bien vs. el mal”. Y Cantona, claro, representa el bien.
Protagonista. El astro futbolero, emblema del Manchester United inglés, trabaja hoy como actor.
HACHE/AFP/DACHARY