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El ajedrez de Macri

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Alberto López Girondo

El expresidente juega fuerte para influir en el futuro Gobierno de Milei, pero genera rechazos en su propia alianza. Fallos judiciales favorables y el intento a todo o nada de regresar a Boca.

Tensiones y rupturas. El líder del PRO mueve las fichas en varios tableros en busca de acumular poder.

Foto: NA

El expresidente Mauricio Macri volvió a mostrar que a pesar de no haberse podido presentar como candidato a presidente por falta de apoyo interno y una gran imagen negativa, nunca quiere estar alejado de los focos. Como quien dice, si no la gana, la empata. Y por eso pretende colar a los suyos en el entorno del futuro Gobierno de Javier Milei. Por lo pronto, si bien no pudo poner a su pollo en el Ministerio de Justicia, tres fallos judiciales volvieron a dejar en claro que mantiene su poder residual en los ámbitos tribunalicios y aspira a renacer como el ave Fénix desde la vicepresidencia de Boca Juniors, a como dé lugar. Sin embargo, la alianza que a las apuradas estableció en el llamado «Pacto de Acassuso» continúa haciendo crujir al espacio político conformado por su partido junto con el radicalismo y la Coalición Cívica. Los chispazos en el encuentro de gobernadores de Juntos por el Cambio (JXC) que se desarrolló en el Club Alemán de Equitación de la Ciudad de Buenos Aires lo manifiestan.
El armado del gabinete de Milei es, a días de la asunción presidencial, escenario de fuertes disputas por sectores de poder dentro del Gobierno del líder de La Libertad Avanza. Allí, el tema judicial fue uno de los primeros en los que Macri quiso meter baza. Autopercibido como el real ganador de la segunda vuelta al haber abrazado la causa Milei al final de la primera vuelta de forma abierta y presumiblemente antes tras las sombras, una de sus principales preocupaciones era cuidarse las espaldas con el cambio de Gobierno, para lo cual pugnaba porque el futuro ministro de Justicia fuera Germán Garavano, el articulador del sistema judicial que armó entre 2015 y 2019.
Pero Milei se decidió por Mariano Cúneo Libarona, a quien conoce de su paso por la Corporación América. Es interesante ver cómo se fueron desplegando las fichas desde que trascendió ese nombre, el mismo 20 de noviembre. El penalista, hábil conocedor del entramado judicial, se apuró a conseguir una reunión con los cuatro integrantes de la Suprema Corte y sacarse una foto «de familia» junto con Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti. Proeza importante habida cuenta del encono que hay entre los miembros del cuarteto que forma el más alto tribunal de justicia argentino. Y toda una señal del calibre de Cúneo Libarona. Quería evitar zancadillas como las que se vieron en los primeros días en el mundo Milei por el reparto de cargos en el gabinete entre leales de LLA y los nuevos mejores amigos de JxC y el PJ cordobés, que dejó en el camino a Carolina Píparo, solo por mencionar un caso.

Casualidades permanentes
Hubo tres fallos que por simultáneos no habilitan a creer en casualidades. Uno es el de la Cámara que integran Mariano Llorens y Pablo Bertuzzi, con la disidencia de Eduardo Farah, que revocó el sobreseimiento de Cristina Fernández de Kirchner en la causa que para los medios es de la «ruta del dinero K». Otro el de Casación que con la firma de Guillermo Yacobucci y Mariano Borinsky y la disidencia de Ángela Ledesma, confirmó los sobreseimientos de Macri y de la cúpula de la Agencia de Inteligencia durante su mandato, Gustavo Arribas, Silvia Majdalani y otros miembros de la AFI, en la causa por el espionaje a los familiares de los marinos muertos con el hundimiento del submarino ARA San Juan.
La frutilla del postre sería la decisión de la titular del Juzgado Civil Nº11 Alejandra Abrevaya de suspender las elecciones en Boca Juniors. En un principio programadas para el sábado 2 de diciembre, ya habían sido pasadas al domingo 3 por una presentación de la DAIA que sostenía que los boquenses de fe judía no podrían ir a votar por el shabat. Una catarata de fallos en contra de la actual gestión del club habían irritado al candidato a presidente, Juan Román Riquelme, que se presenta acompañado por el actual mandatario del club, Jorge Amor Ameal. Desde una orden para revisar las estructuras del estadio de la Bombonera por supuestas deficiencias a la clausura temporal luego del partido que perdió el seleccionado argentino contra Uruguay el 17 de noviembre.
Esta vez, Abrevaya, cercana al PRO, tomó le denuncia de la oposición –el exministro de Cambiemos Andrés Ibarra, quien tiene a Macri como candidato a vice– sobre irregularidades en la inscripción de socios con derecho a voto. Entre las razones que esgrime la magistrada, señala que hubo inscripción de socios en varios sábados y domingos, lo que de por si indicaría alguna maniobra sospechosa. Pero como los abogados del club aclararon, esos días eran fines de semana este año, pero no el 2021, cuando ocurrieron esos hechos. Una gaffe increíble.

Choques en el Club Hípico
Ese mismo día, los gobernadores cambiemitas –son cinco de la Unión Cívica Radical, tres del PRO y otros dos de aliados provinciales– se juntaban en el exclusivo club hípico porteño para debatir su rol en esta nueva etapa. Si Macri quiere lucir como el poder detrás de Milei, los gobernadores navegan en una coalición en la que muchos dirigentes aspiran a cogobernar mientras que otros se aferran a que la ciudadanía los puso en la oposición. Y habida cuenta de que Milei no tiene espalda en el Congreso para aplicar sus medidas más disruptivas y desagradables, quieren hacer valer esa necesidad a la hora de negociar con el Gobierno central.
Ahora la disputa es por los fondos que el actual Gobierno les sacó al reformar la ley de impuesto a las ganancias, pero si los recortes avanzan hacia la obra pública, como prometió el presidente electo, temen perder la fuente de las ofertas electorales a sus votantes: agua, cloacas, pavimento, servicios. En ese encuentro se tiraron con de todo y cuando arreciaban las reyertas, los legisladores radicales Facundo Manes, Jorge Rizzotti y Fernando Carbajal dejaron el recinto en protesta cuando la diputada electa Silvana GIudici, cercana a Patricia Bullrich, reclamó «cogobioerno ya». Se entiende, su jefa aceptó sin chistar –y sin consultar con Macri– su probable regreso al Ministerio de Seguridad.
Los mandatarios provinciales pretenden que quien acepta un cargo lo haga a titulo personal, sin comprometer al conjunto. Saben que los efectos de un programa económico tan drástico como el anunciado los termine por afectar en sus votantes, pero básicamente, en sus finanzas. Milei también había prometido poner fin a la coparticipación federal.
«Nosotros no cogobernamos. Pero es bueno que algunos dirigentes que quieran ayudar lo hagan, porque es mejor un Gobierno sólido con buenos dirigentes, que un Gobierno débil. Pero eso no nos compromete ni obliga como garantes», dice el comunicado que firmaron Jorge Macri (CABA), Alfredo Cornejo (Mendoza), Leandro Zdero (Chaco), Ignacio Torres (Chubut), Gustavo Valdés (Corrientes), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Carlos Sadir (Jujuy), Claudio Poggi (San Luis), Marcelo Orrego (San Juan) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe). Es un texto que trabajosamente intenta un camino intermedio entre todas las aspiraciones de JxC. Un espacio que ya perdió al partido de Elisa Carrió y que da la impresión de estar pegado con alfileres. Seguramente a la espera de como se desenvuelvan los acontecimientos.

En la Boca del lobo
La candidatura de Macri en Boca Juniors puede ser interpretada como una estrategia para regresar al lugar desde donde construyó su imagen política, entre 1995 y 2007. Pero también desde donde articuló el frente judicial. En el club de la ribera dejó como presidente a Daniel Angelici, uno de sus más destacados operadores en los tribunales. Allí tuvieron su lugar bajo el sol los fiscales Carlos Stornelli y Raúl Plee, entre otros miembros destacados de un sistema que lo liberó de inconvenientes por actos realizados durante su gestión y en cambio se encarnizó sobre la expresidenta y varios de los integrantes de su Gobierno, como Cristina Fernández volvió a denunciar en sus redes sociales.
Riquelme, de hablar más bien parco toda su vida, dio una extensa conferencia de prensa tras la suspensión de los comicios en la que desnudó la relación hostil que tiene con Macri desde que él fue jugador del equipo –recuérdese el gesto de las manos haciendo de Topo Gigio– y que se continúa en veredas enfrentadas por presidir el club. «Hace 23 años que nada me sorprende de esta gente (…) Hace 23 años que hay una persecución a mi familia. No pasa nada, ya se acostumbraron (pero) da un poquito de tristeza porque amo a mi país, nací en Don Torcuato y voy a morir en Don Torcuato, pero da tristeza que tus hijos cada vez que salgan les digas: “Tené cuidado que no te paren, que no te pongan algo en el auto”», dijo el excapitán del equipo que ganó la final de la Copa Intercontinental al Real Madrid en el estadio Bernabeu, el 28 de noviembre de 2000.
«Cuando ellos gobiernan tienen un poder para comunicar muy grande y les hacen creer al país que son perfectos. Si ellos gobiernan las cosas están bien y si no gobiernan está mal», concluyó Riquelme, tras definirse como apolítico. Su campaña se basa en oponer su propuesta a la de un grupo que solo pretende privatizar al club y utilizarlo para su carrera política.

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