Política | REPRESAS HIDROELÉCTRICAS

Ríos de incertidumbre

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Néstor Restivo

En medio de los despidos, las obras de las centrales patagónicas siguen paralizadas, mientras el Gobierno tensiona el vínculo con China. Historia de un proyecto con tropiezos políticos y económicos.

Estratégicas. Vista de las represas sobre el río Santa Cruz, claves para inyectar energía al sistema nacional.

Foto: @Represas Patagónicas

Mientras rige la conciliación obligatoria por los obreros cesanteados, las represas hidroeléctricas sobre el río Santa Cruz siguen paralizadas. Son la mayor inversión extranjera en Argentina en curso y una de los mayores que China tiene en el mundo a través de Gezhouba, un coloso que construyó las represas más grandes del planeta.
Este miércoles 20, el ministro de Trabajo de Santa Cruz, Julio Gutiérrez, aseguró que «el dinero está» y que «Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA) debe autorizar el dinero para que la empresa vuelva a trabajar y que los trabajadores estén en el trabajo como corresponde». Como sea, hay un mar de incertidumbres.
Cuando los presidentes Cristina Fernández de Kirchner y Xi Jinping firmaron el convenio en febrero de 2015, fue un hito. Nueve años después, las obras para construir la presa más chica, la «Jorge Cepernic» (homenaje al gobernador de Santa Cruz derrocado y apresado en 1976 por la dictadura) está al 40%, y la otra, la «Néstor Kirchner», al 20%.
Gezhouba la construye con dos socios locales, la cordobesa Eling Energía (ex Electroingeniería) y la mendocina Hidrocuyo. Pero la obra, de un total de US$ 4.700 millones, ha tenido innumerables tropiezos políticos y económicos. Las alteraciones cambiarias y en el proyecto, que varían los créditos bancarios, sus primas de riesgo y de seguros, también hicieron dilatar los avances. Con el Gobierno de Milei, todo empeoró.
Durante el kirchnerismo, la obra fue la perla de la Asociación Estratégica Integral entre Argentina y el gigante asiático, que incluyó un salto colosal en el comercio, vínculos de todo tipo y el salto de China a ser el mayor proveedor de capitales de esos años en energía, transporte, telecomunicaciones, minas, bancos o agroalimentos.
El Gobierno de Macri intentó todo para frenar la obra, por la simbología «K» del proyecto (hasta le cambió el nombre), por disidencias técnicas en su propio gabinete y por presiones de EE.UU. Puso reparos ambientales, de costos, de tamaño de las turbinas. Pero China, aun siendo paciente como dicta su diplomacia, reclamó por lo firmado, tan luego por dos jefes de Estado. Por ejemplo, no avanzó con el parque de energía solar en Jujuy (Cauchari, la única inversión grande china que hubo esos años) hasta que las represas se retomaron. 
El Gobierno de Alberto Fernández no pudo, o no quiso en toda su línea ministerial –también con disidencias internas y presión de EE.UU. a funcionarios influenciables– recuperar el ritmo previsto para terminar la obra. Sin embargo, en 2023 lo apuró con intensas gestiones de la Embajada en Beijing y se firmaron adendas que habilitaron el envío de dinero y equipos. 

Estado de parálisis
Llegado Milei y su alineamiento incondicional «con EE.UU., Israel y el “mundo libre”», se frenó toda inversión china en el país, que la hay en casi todas las provincias. Eling Energía no pudo seguir con la termoeléctrica Manuel Belgrano II en Campana, de inversión china, tras haber terminado la primera. Igual sucede con el Belgrano Cargas (financiado por la china CMEC), la extensión de Cauchari (a cargo de Power China) o la más difícil (por costo y por presiones externas) y ni siquiera iniciada construcción de una nueva central nuclear, como la que negociaron por años Nucleoeléctrica y la china CNNC. Tampoco suma al buen vínculo con Beijing la opción por aviones de EE.UU. para la Fuerza Aérea, tras años de negociarlos con China. Mucho menos, el coqueteo con Taiwán.
En el caso de las represas de Santa Cruz, está trabada la llamada Adenda 12 del contrato, agregada por una alteración geológica. A fines del Gobierno de Fernández se avanzó; China giró US$ 500 millones y debió haber otro tramo que ahora se estancó y genera el parate de la obra y la cesantía de 1.800 de los 2.700 trabajadores involucrados. (Cabe aclarar que Gezhouba desmintió que se va del país, como especularon ciertos medios; quiere terminar la obra y tienen otros activos en el país, dijeron a Acción en la UTE sino-argentina).
¿Es desidia o es una decisión geopolítica? El Ggobierno de Milei arruinó capacidades del Estado. Es deliberado: ha dicho que busca dinamitarlo. No hay firmas ni autoridades en varios organismos, varios ministros ya renunciaron, hay áreas vaciadas y un supuesto interés en revisar la documentación que maneja ENARSA, controladora argentina de la obra por Argentina, que llevará muchísimo tiempo para que eventualmente, en el mejor escenario, se habilite y se retome el crédito. También del lado chino cada cambio al contrato debe recorrer todo un itinerario burocrático. 

Presiones y preguntas sin respuesta
Las represas Kirchner y Cepernic iban a inyectar energía al sistema nacional –y a un estimado millón de hogares– en 2020. Macri mediante, el Gobierno de Fernández estiró los plazos a 2027. Ahora, todo está de nuevo en veremos. China ya lleva invertidos miles de millones de dólares.
En Santa Cruz, analistas creen que el impacto positivo que tendrían estas represas sería mayor al que hace varias décadas tuvo la de Futaleufú sobre Puerto Madryn, que despegó hasta ser el polo productivo que es hoy para Chubut. Si se caen, ocurrirá todo lo contrario.
A nivel geopolítico, la presión del Norte es ostensible. Hace unos días, el embajador Mark Stanley fue a Santa Cruz por primera vez. Lo recibió el gobernador Claudio Vidal, quien sobre el impacto del freno en las obras dijo: «El Gobierno nacional dice que afirma que esos fondos no fueron utilizados correctamente en la obra, la verdad es que esta situación es muy, pero muy preocupante tanto para Represas como YCRT (yacimientos carboníferos de RíoTurbio). Nosotros desde el Gobierno provincial entendemos que tienen que continuar. Las represas son clave para el desarrollo industrial que proponemos para la provincia, la generación de energía es clave».
La diputada nacional por el PJ Santa Cruz Ana María Ianni dijo a Acción que «tanto económica como políticamente nos preocupa mucho esta paralización. Era una obra para de 5 años y estamos en el año 9 con ni siquiera la mitad terminada. Se frena un proyecto de desarrollo productivo y energético para la provincia con proyección nacional y se afecta a miles de trabajadores y trabajadores directa o indirectamente, así como a pymes y mipymes asociadas a esta iniciativa. Y en lo político, en el Congreso pudimos preguntar al secretario de Energía, pero no tuvimos respuestas. Quisiéramos interpelar a la canciller Mondino sobre las relaciones con China que está destruyendo este Gobierno. Son temas de años y avalados por ambos Gobiernos, y el actual los rompe, los desecha, los quiebra, eso traerá consecuencias políticas con China».
A la militancia de Stanley se suman las permanentes observaciones del Departamento de Estado y las provocaciones de la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur, advirtiendo sobre la presencia de China en el país, y la región, y hablando del litio, del gas, del agua o de los alimentos argentinos como si fueran la mina de cobre de Bingham, el petróleo de Texas o el valle del Misisipi. 
Volviendo a las represas patagónicas, son lo que algunos llaman «proyecto tapón», con cláusulas cruzadas explícitas o no, que pueden condicionar todo el vínculo con China. Una prueba de fuego puede ser junio, cuando venza el swap entre bancos centrales y debería renovarse o pagarse a China en los tramos que fue usado cuando se canceló deuda con el FMI con yuanes o se financiaron importaciones.

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